Partí a mi alcoba, donde finjo permanecer la mayor parte del día. Para ser más preciso, me dirigí a un antiguo cuarto oculto entre los pasadizos secretos del castillo. Es a través de la chimenea de mi habitación donde gano acceso a estos pasadizos, algo que descubrí en una visión que tuve cuando niño. Desde entonces, he convertido este lugar en mi escondrijo y es ahí donde me he entrenado en secreto. Tan pronto abrí la puerta y entré, pude respirar con libertad.Di una mirada a la gran habitación dejando escapar un suspiro de alivio. El oscuro salón era una especie de biblioteca: con las paredes recubiertas de tablillas llenas de polvorientos libros y un tapiz colorido con imágenes de lo que alguna vez fuera la realeza zetlyc. Parecía haber sido empleada como un salón de estudio, con un modesto escritorio en madera de cedro al fondo del salón; y un cómodo sillón forrado de terciopelo rojo tras él. Frente al escritorio había dos polvorientas y deslustradas butacas también forradas de terciopelo rojo. Al lado contrario del salón, había una mesa: con vasos, probetas, entre otras herramientas; que me servía como laboratorio improvisado en donde he estado experimentando con diferentes venenos. El suelo era en piedra gris, al igual que las paredes. Para mí no era necesario encender los candelabros que están colocados en diferentes puntos de la alcoba; los zetlyc eran seres más nocturnos que diurnos, así que la falta de luz es algo que sólo incomodaría a un humano y yo como hibrido puedo adaptarme tanto a la luz como a la oscuridad. Observé el centro del salón, un gran espacio vacío en donde el suelo muestra un mosaico en oro y plata formando un gran circulo con un ojo plateado en su interior.
Este símbolo siempre me ha dado curiosidad. Busqué su significado en cada uno de los libros aquí ocultos; pero no encontré nada. Mi búsqueda fue en vano, hasta que encontré el diario, un cuaderno de cuero con este mismo símbolo en su portada. Éste perteneció a Edahim y contiene la respuesta a muchas de las dudas que he tenido desde que comencé a experimentar estas visiones. El diario se ha vuelto mi tesoro, junto a la espada y el reloj de Edahim.
Curiosamente este símbolo aparece grabado en estos tres tesoros; y representa a los Baluartes, una guardia secreta compuesta por seis de los zetlyc más poderosos. Al parecer Edahim fue uno de ellos. Según leí en el diario, cada miembro representaba a un clan y servían a el Rey o la Reina en mando, quien era siempre un miembro del clan Regium.
Me apresuré al cofre donde oculto mis tres tesoros. Abrí el candado con una pequeña llave de hierro con cabeza de anilla que llevo conmigo todo el tiempo. Tomé mi espada. Un mandoble con empuñadura dorada que perteneció al fundador de este reino. Desde que la hallé, he practicado con ella todos los días diligentemente. Ya han pasado ocho años desde que la sostuve por primera vez. Al principio no podía mantener su peso, pero luego de ejercitar rigurosamente gané la fuerza necesaria para usarla. Nunca he practicado con nadie más. En mis clases de esgrima siempre fingí ser muy débil como para poder llevarle el paso al maestre de armas. Luego de varios accidentes que involucraron al maestre y su trasero… de los que prefiero no acordarme, éste se negó a enseñarme. Así que he tenido que aprender por mi cuenta. Para esto he leído cada libro de esgrima que he podido encontrar en la biblioteca del palacio y este cuarto. Además, observo cuidadosamente los movimientos de las prácticas de la guardia real. Nunca se me ha hecho difícil imitarlas o incluso mejorarlas.
Tomé mi espada desenvainada y dirigiéndome con ella al centro de la habitación, comencé a repasar cada técnica y movimiento que he leído y observado en todos estos años. Comencé a danzar con mi mandoble: atacando, bloqueando, agachándome, saltando, girando y retrocediendo; sin perder en ningún momento el balance y la concentración. He incorporado a mi técnica una serie de movimientos acróbatas que he copiado de los bufones del Rey. La verdad, tengo una gran capacidad para moverme con agilidad; y ya que la fuerza física no es lo mío, dirigí mi entrenamiento a hacia esta dirección. Ya he logrado dar volteretas en el aire y rodar en el suelo para levantarme sólo con la fuerza de mis pies. Además puedo impulsarme con las paredes para dar volteretas que me permitan caer detrás de mí oponente. En un principio esto no me salió con facilidad, pero luego de largas horas de incesantes prácticas he logrado hacerlo. Puedo decir que he alcanzado un nivel de maestría que rivaliza con los mejores guerreros de mi padre.
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Los Zetlyc: Primavera Muerta
FantasíaEn el fantástico y remoto mundo de Edelia, la paz ha reinado por más de quinientos años; luego de la Gran Guerra contra los sangrientos varformos. Guerra que concluyó cuando, los poderosos zetlyc, aprisionaron a los temibles varformos en el remoto...