Capítulo 14: El nacimiento

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Me tiré en la cama y tapé mi cara con mi cómoda almohada de plumas. La escena en donde Sebastián me besaba se repetía una y otra vez en mi mente.  Mi primer beso fue arrebatado por ese chico, debería sentirme molesta, pero por alguna razón no podía. “¿Cómo es posible que me haya gustado?”

—¡Ah!—ahogué un grito en la almohada.

“¿Habría sentido lo mismo si Benjamín me hubiese besado?” Estaba más confundida que nunca. Sebastián no es mi tipo.  Es escuálido, con rostro de bebé, casi de mi misma estatura, ingenuo y aniñado. Pero también, tiene unos ojos expresivos, es atento, alegre, divertido y lindo…“¡Maldición! ¿Cuándo me comenzó a gustar el renacuajo ese?”

Volví a hundir mi rostro en la almohada y comencé a rodar en la cama de un lado a otro. No tenía remedio, en algún momento bajé la guardia con ese chico.  Debo reconocer que es más astuto de lo que pensaba y ha logrado  confundirme, pero que ni piense que voy a aceptar mi derrota tan fácilmente. Puede ser que haya sucumbido a sus tretas, pero lo haré sufrir un poco más. “Yo Naira, como  una domadora de bestias; venceré a ese chico en su juego y se arrepentirá de haberme engatusado.”  Una sonrisa macabra se formó en mis labios y Hati se escondió asustada.  

Estaba pensando en las posibles torturas que podría hacerle a Sebastián, cuando sentí que mi hermano menor se agitó.  Lo había colocado en una canasta y lo  envolví en algunas mantas gruesas para que estuviera caliente.  Me arrastré en la cama hasta la mesa de noche donde había dejado la canasta.  El huevo se movía ligeramente.  “¿Estás bien?” Le pregunté a mi hermano dentro del huevo, todavía no había logrado que se comunicara conmigo, pero estoy segura que era capaz de oír mis pensamientos al igual que Rumba y Hati. 

Era curioso que sintiera una conexión con esta bestia pues no había realizado con ella ningún tipo de pacto.  Pero desde que mi tío la colocó en mi mano sentí como crecía.  Incluso se ha hecho más cercano a mí que mis otros hermanos. Puedo sentir su desarrollo y sé que me entiende perfectamente. A veces percibo que es una niña,  lo que me desconcierta, porque la bestia de mi padre fue macho, por lo que al tratarse de la misma bestia el género no debe cambiar…eso creo. Pero, no importa si es un hermano o una hermana estoy ansiosa por ver como es.  Tomé la cesta y la coloqué sobre mi cama y me quedé observando cómo se agitaba mi hermana o hermano, cada vez con mayor intensidad.  “Hati, Rumba, vengan la bebé está por nacer.”  Los llamé para que no se perdieran este momento tan especial. 

No podía contener mi emoción ante la idea de su nacimiento. Rumba llegó soñoliento y se acurrucó cerca de la cesta a observar.  El pobre se veía mal trecho, dudo mucho que vuelva a probar otra cerveza en su vida.  Hati recostó su cabeza de la cama y comenzó a aullar de preocupación. La pobre se pone muy ansiosa  con todo lo relacionado a ese bebé. Cualquiera diría que es su hijo.

El proceso fue muy largo, pasaron las horas y aún no nacía. No sé en qué momento me quedé dormida. Pero desperté gracias a Hati, quien comenzó a lamer mi cara para avisarme que ya había nacido mi hermanito. Busqué con la mirada la canasta y ahí estaba.  Era la cosita más linda que había visto en mi vida. Una bolita de pelo blanco con finas rayas negras envuelto en unas alas de plumas blancas como el algodón. Tenía sus ojitos cerrados y maullaba débilmente. 

Si no la tuviera ante mí, no creería  lo que ven mis ojos. Mi tío me había descrito algo muy diferente. “Se supone que la bestia de papá  fue un reptil… un ¡reptil!” Pero esa bolita de pelos y plumas era un felino.  Parecía un gatito alado y  era una niña como lo había percibido.  La tomé en mis brazos y la acuné  con ternura. 

—¿Cómo te llamaré? ¿Te gusta Katya? Si… —A mi nueva hermanita parece gustarle el nombre que elegí para ella, pues acurrucó su cabecita en mi pecho y abrió sus grandes ojos de un azul intenso—.Entonces Katya será tu nombre, eres hermosa—dije besando su cabecita. 

Estaba feliz, acunando a mi nueva hermanita, cuando Hati me avisó que algo no estaba bien. La emoción del nacimiento de Katya me distrajo tanto que no me percaté que mis pantalones se sentían algo húmidos y mi sabana tenía unos pequeños rastros de sangre.  A primera instancia me asusté, pero luego de unos segundos caí en cuenta. “Ya soy mujer…”

Lo había esperado por tanto tiempo;  el día en que dejaría de ser una niña y me convertiría en mujer. Ahora mis poderes como domadora se incrementarían.  Levanté a mi hermanita para obsérvarla con curiosidad. ¿Sería casualidad que ella naciera justamente este día? Tenía tantas dudas y quería preguntarle tantas cosas a tío, pero él me ha dejado sola por todo un mes. Ya lo comenzaba a extrañar.   Yo soy independiente y estoy acostumbrada a cuidar de mí,  sé que tío tiene negocios que atender. Aun así, en este momento extraño su compañía.  

Coloqué a mi pequeña hermanita en la canasta y la movía al suelo. Hati la lamió repetidas veces  y Rumba se quedó jugando con ella.  Yo aproveché para bañarme y cambiar mis ropas. Mi tío había hecho que unas mujeres en Thalaj me ayudaran a crear  un bulto de emergencias femeninas, como él le llamaba.  Amo a mi tío, pero él no tiene ni idea de cómo educar a una jovencita  y a veces hace cosas muy  excéntricas; como contratar mujeres desconocidas para que me hablaran  de mi crecimiento, mi primer periodo y… prefiero no acordarme. Busqué  el bulto y dentro de él estaba unas compresas femeninas que supuestamente me sería útiles en estos días. 

Me la coloqué, pero era horrible.  Me quedaba como un pañal gigante.  Con esto puesto jamás podría usar mis pantalones.  Tenía dos opciones: no volver a salir hasta que estos días terminaran o usar esas aterradoras compresas.  La verdad no quería salir con eso puesto, pero quería presentarle a Sebastián mi nueva hermanita. Además, le prometí que le ayudaría con el mapa y aún tenía que  enfrentarlo por lo del beso.

Busqué y rebusqué en mi armario hasta dar  con un vestido que me hiciera lucir bien, sin que se notara que llevo puesto un pañal para mujer.   Me lo coloqué con dificultad, ya que el mismo se ajusta en la espalda con unas cintas que no encontraba como atar.  El vestido era verde oscuro con encajes blancos en las mangas largas, unas cintas también blancas en la espalda y una falda ancha que no estaba acostumbrada a manejar.  “Siempre preferiré los pantalones a las faldas.” Me coloqué unas botas y un bulto de cuero donde coloqué a Katya. Me quedé unos segundos frente al espejo arreglando mi indomable cabello rizado. Aunque se me hacía difícil aceptarlo, hoy quería lucir linda para él.    

Tomé las sabanas de mi cama y las coloqué a un lado para lavarlas luego, estaba ya muy retrasada, de seguro Sebastián se cansará de esperarme.  Salí con mis tres hermanos y corría hasta la playa, donde siempre me encuentro con el chico.  Él estaba sentado en la orilla  algo cabizbajo.  Me acerqué silenciosamente, con la intención de sorprenderlo por la espalda.  Entre más me acercaba, más rápido latia mi corazón. Me arrepentí de venir a verlo,   aún no estoy preparada para encontrarme con Sebastián. Giré en mis talones con la intención de irme.

—¿Naira?

“¡Maldición! Me vio…” 

—Si…—“enserio, ¿esto es lo mejor que puedo decir…?”

—Pensé que no vendrías, estaba realmente asustado…creí que me odiarías por lo del…lo siento—terminó diciendo apesadumbrado, con su mirada fija al suelo—. Pero, realmente me gustas mucho…eres tan bonita y esa noche no pude controlarme…soy un tonto…lo siento…realmente lo siento, no quiero que me dejes de hablar.  Sé que no tengo ninguna oportunidad contigo, eres muy buena para mí, pero no dejes de ser mi amiga por favor…

—¡Detente!—Si no lo paro, continuará diciendo sandeces—. Sebastián podrías mírarme, no estoy molesta—le aclaré y al fin levantó su cara—, aunque no me gustó que huyeras de mí, luego de besarme. Si vuelves a huir de mi de esa manera tendré que golpearte y sabes que mi puño es fuerte—dije mostrándole mi puño cerrado.

—Hoy no venías y pensé…

—Deja de pensar, ese no es tu fuerte—reí—. Olvida por ahora lo del beso, llegué tarde porque hoy nació mi hermanita, mira.

Abrí el bolso y unos ojos azul metálicos me miraron. Mi hermanita es la criatura más linda en toda Edelia, y no exagero, es bella.  La ayudé a salir y la coloqué en la arena para que jugara.  Dio dos pasitos torpes y extendió sus alas, agitándolas para despegar, pero no lo logró.  “Tranquila, cógelo suave, ¿aún no sabes caminar y ya quieres volar…?” Le dije, al notar su frustración.  Ella caminó  dando unos pequeños brinquitos hasta mis pies. “Ves, primero debes caminar un poco más.”

—¿Puedo cogerla? ¿Cómo se llama?—el chico no había acabado de hablar cuando intentó tomar a Katya y ésta le mordió el dedo—. ¡Me mordió!

—Jajaja, eso te pasa por acercarte más de lo debido a una chica. Así se hace Katya, demuéstrale que eres una mujer con carácter, no como la vendida de Hati.  

La loba me miró triste. “No vengas a poner carita, tu sabes a lo que me refiero” Hati aulló  débilmente mostrándome una cara ofendida.  “Me vas a negar que desde que conocimos a Sebastián no has ignorado.”  Ella no lo negó, incluso se acurrucó en sus pies. “Recuerda él es mío.” Me burlé, mientras le dedico mi sonrisa macabra.   Sebastián nos mira confundido, “si supiera...”    

—¿De qué hablan?

Sebastián siempre pone esa carita de confusión total, cuando se da cuenta que estoy hablando con mis hermanos.  Se nota que desea saber de qué hablamos, por eso me gusta hacer que se muera de la curiosidad.  Cuando hablo con ellos no es una conversación común, como la tendría con una persona.  La realidad es que ellos no hablan mi idioma, pues son bestias. Nuestras charlas se basan en sus emociones.  Puedo entender sus deseos.  Además, como nuestras mentes están unidas, puedo ver las cosas desde su punto de vista.  Si tienen hambre, si están cansados e incluso si están molestos,  yo lo sé porque lo siento. Por otro lado, todo lo que yo les digo, ellos son capaz de comprenderlo.  La conexión es más fuerte porque tenemos un contrato de sangre. Con Katya es diferente. Ella me eligió  al igual que Drakón eligió a mi padre.   Tengo muchas dudas al respecto que me gustaría aclarar con mi tío, todavía no entiendo cómo es posible que ella naciera de un huevo que se formó cuando la bestia reliquia de papá murió.  Yo esperaba que fuera la misma bestia de mi padre, no una totalmente diferente.   

—De nada importante, algo entre chicas.  Y bien, ¿qué te parece mi nueva hermana? —respondí, esperando su opinión.

—Nunca había visto una criatura como ella, es muy bonita—al decir esto, Katya extendió sus alas orgullosa.

—Jajaja, mírala como te modela sus alas, creo que le agradas. 

—Pero me mordió…

—Fue sólo porque la asustaste, no debiste tocarla sin presentarte.  

—Tiene sentido, perdóname Katya—se disculpó y mi hermana se le acercó para dejarse acariciar. 

—Ves, le agradas. 

Nos quedamos en la orilla a divertirnos  un rato con mis hermanos.  Rumba parece estar comenzando a llevarse bien con el muchacho. Estábamos corriendo en la orilla, salpicando agua y buscando caracoles.  Es cómico ver a mi hermano hacerse el difícil, cuando sé que desea integrarse a nuestros juegos. Con toda esta ropa y los dolores abdominales que estaba experimentando, tal vez por mi primer periodo, comencé a sentirme incomoda. Así que decidí tomar el tema del mapa, ya que Sebastián parecía haberlo olvidado.

—Me vas a mostrar el mapa hoy o ya te arrepentiste de buscar la espada.

—Benjamín desea que nos encontremos con él en la taberna, Alondra nos ha separado uno de los cuartos para que estudiemos el mapa.

—Espera, ¿dijiste Alondra…? 

—Si…sabía que te incomodaría  que ella estuviera, por eso no encontraba como decirte.

—Definitivamente me molesta.  Hay algo en esa chica que no me gusta. 

—Lo sé, pero  Alondra es la novia de mi hermano y él confía en ella…

—Ella sólo lo tiene idiotizado con sus grandes encantos, él es un idiota.

—Naira, no hables así de mi hermano—dijo molesto—está enamorado y la chica es buena, deberías darle una oportunidad. 

—Lo siento, no pretendía hablar mal de tu hermano.

De pronto me sentí mal por la manera que me expresé de Benjamín. Aunque, pienso que es un idiota, Sebastián nunca hablaría mal de uno de mis hermanos, no creo que sea justo que yo lo haga. Tomé a Katya del suelo y me acerqué al muchacho agarrando su  mano.  Esto lo tomó por sorpresa  y me sonrió con la mirada.  Creo que sus ojos me tienen fascinada, es fácil perderse en ellos.  Su mirada dice todo sin que él pronuncie una palabra, es algo parecido a la conexión que tengo con mis hermanos, puedo saber sus emociones únicamente con mírarlo. 

Caminamos tomados de la mano hasta llegar a la taberna. Sentía como si una colonia de mariposas revolotear en mi estómago. No sé qué me está pasando, pero cuando el chico soltó mi mano para buscar a su hermano me sentí abandonada.  Era raro, pues nunca había necesitado de nadie a mi lado para estar tranquila. Tengo a mis hermanos todo el tiempo e incluso puedo vivir sin que tío cuide de mí.  Pero desde ese beso, me he dado cuenta que Sebastián  sea convertido en una presencia importante en mi vida.  “¿Estoy enamorada…? Naira, ¡reacciona está no eres tú!  Él es únicamente un amigo… sólo un amigo…”

Sebastián se acercó al calvo que atendía la barra y éste le señaló las escaleras.  El muchacho rápidamente volvió  a mí y tomó nuevamente mi mano. ¿A quién intento engañar? Tan pronto sentí el calor de su mano me sentí feliz.  Me sorprendí  embelesada mirando su esparda mientras me dirigía hacia una de las habitaciones de la planta superior.  “Me estoy volviendo una idiota”. 

Entramos una habitación que parecida haberse preparado para interpretar el mapa.  Alguien había colocado junto en medio de aquel cuartucho  una mesa redonda con: unas cartas náuticas, un compás de punta y una brújula.  Benjamín estaba parado junto a su novia estudiando un grupo de mapas.  Sebastián me acercó  rápidamente a la mesa.  Miré todos los utensilios allí colocado algo sorprendida, no pensé que fueran a tomar la búsqueda del tesoro tan seriamente. 

—Este mapa no dice nada—se quejó Benjamín, en su cara había frustración.

—¿Qué sucede?—preguntó Sebastián y  ambos rodeamos la mesa para ver las cartas náuticas.

—No hemos podido descifrar el mapa por más que estudiamos las cartas náuticas—respondió Alondra—, lo único que sabemos es que la espada está ubicada al norte de nuestra isla.   

Observé nuevamente el mapa que estaba puesto sobre la mesa.  Era cierto, el mismo no decía mucho.  En él estaba dibujado un grupo de puntos con el título de Islas de las Sirenas y sobres estas en medio del Mar Salado, identificado así  en el dibujo,  estaba grabado el símbolo de los Baluartes, un ojo dentro de una esfera. Aparte de esto, el mapa únicamente  indicaba los puntos cardinales.  

—Tal vez, el mapa tenga un mensaje oculto—sugerí. 

Nunca he leído un mapa de tesoro antes, pero si he visto a escondidas algunas cartas que mi tío conserva de cuando pertenecía a los Baluartes. Sé que los mismos estaban escritos en un tipo de clave, que nunca fui capaz de entender.  Lo más seguro, este mapa tenía algo parecido que había que descifrar. 

—Ya buscamos algún mensaje de ese tipo, pero te aseguro que no hay nada—replicó Benjamín llevando ambas manos a la cabeza en señal de desesperación.

—Podría verlo, —respondí mientras tomaba el mapa de mesa—pásame la vela.

—¿Qué pretendes hacer?—exclamó Alondra asustada al verme colocar la vela bajo el mapa.

La ignoré completamente y expuse el cuero donde estaba dibujado el mapa al fuego de la vela. Tío me había dicho que la antigua Reina había creado una tinta invisible para la época de la Gran Guerra. La misma era utilizada para transmitir documentos secretos. De esta manera, en caso de que un varformos intersectara a alguno de sus mensajeros, no se expondría ninguna estrategia militar importante.

Al notar que no había alguna clave en el mapa, recordé las historias de mi padre y mi tío.  No perdía nada con intentarlo; y para mi asombro, un mensaje aparición  en la parte inferior derecha del mapa. Todos nos quedamos estuperfacto antes las frases  en tinta escarlata que aparecieron de repente.  Leí en voz alta las palabras escritas: 

Donde la sirena y ELb marino son amantes de una tarde,
se esconde  el filo del fuego de su pasión.
El niño Noh nacido llora de dolor,
Pues no hay futuro en besos sin amor.

Quedamos en silencio por un largo rato. Yo intentaba buscarle algún significado a al mensaje oculto. “Espero que no crean que yo puedo resolver este acertijo…”  pensé en el momento que sentí la vista de todos clavada mí. Me encogí de hombros para dejarles saber que no lo entendía.

—Creo que ya les he ayudado bastante—dije rompiendo el silenció. 

—¿Podrías ayudarnos un poco más?—suplicó Benjamín con una sonrisa tímida mientras rascaba su nuca.

“ ¡ Esto es estorción! ¿Por qué tiene que ser tan guapo?” Intenté buscar el apoyo de Sebastián, pero éste mi miraba con ojitos de cachorro triste.  “¡No se vale! Se ve súper adorable.” Suspiré impotente ante el doble ataque.

—De acuerdo, denme tiempo para estudiar el mensaje...

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Quiero disculparme por la tardanza de esta actualización.  Este mes voy a estar algo ocupada y se me está haciendo difícil tener tiempo disponible para escribir. Agradecería muchos sus comentarios y estrellitas, estos me ayudaría mucho a animarme a escribir.  Al no recibir ningún comentario pierdo algo de motivación.  Gracias por el apoyo!

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