Capítulo 12: Sin titulo.

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Sentada en el marco de la ventana... observando. Intentaba adivinar como eran nuestros vecinos. En todo este tiempo no había hecho otra cosa más que intentar analizar el lugar en el que me encontraba. No había salido desde que llegue a Miami (dos meses y medio) y me sentía como una antisocial total. Pero aunque lo intentara no podía salir; Justin me lo h...abía prohibido debido a la gran cantidad de enemigos que tenía, y sobre todo, tenía miedo de que yo escapara.
Recargue mi cabeza en la pared y comencé a recordar una historia que mi madre solía contarme. Era la historia de la princesa Rapunzel. Ella estaba encerrada en la torre más alta, esperando a su príncipe, y luego vivir felices por siempre. Bueno, yo estaba encerrada, esperando a alguien... pero, ¿dónde quedaba mi príncipe? Era inexistente.
Mi alma se consumía y las cosas ya no eran igual con Justin. Paso de ser el chico romántico que me entregaba flores, al que no quería absolutamente ningún compromiso conmigo.
-Buenos días. La llaman en la puerta. -Aviso una sirvienta de edad avanzada.
Me extrañe un poco, ¿visitas? Ni siquiera tenía con quien hablar, menos tendría visitas. Impaciente por saber de quien se trataba, baje las escaleras hasta la puerta donde me encontré con una pequeña niña exploradora. Traía un traje azul, sus insignias, dos trenzas y una caja de chocolates.
Me decepcione un poco de que fuera solo para una venta, pero igual me emociono tener algo que ver con el exterior nuevamente.
-Hola pequeña. -salude dulcemente inclinándome un poco para quedar a su altura.
-Hola -Sonrió-. Mi nombre es Kim. Soy del grupo de niñas exploradoras "día soleado". Estoy vendiendo chocolates para que yo y mis amigas podamos asistir al campamento nacional de "día soleado". -Termino con una gran sonrisa.
-Ah, ¿y cuánto cuestan tus chocolates? -pregunte con la intención de comprar unos cuantos.
La pequeña era muy dulce.
-Doce noventa y nueve.
-¿Centavos? -Pregunte confundida.
-Dólares
¿Una barra de chocolate a doce noventa y nueve?
-¿Enserio?
-No -Suspiro decepcionada-. No he vendido nada aun, y me hace falta mucho dinero -miro el piso entristecida-. La barra cuesta un dólar noventa y nueve. -me dio un precio mucho más aceptable.
-Pues... comprare tres. -dije mostrándole el dinero que surgió de mi cartera.
-¡Perfecto! Gracias -Me sonrió entregándome mi producto- ¿Vives aquí? -pregunto analizando la fachada de la casa.
-Sí. Desde hace poco tiempo.
-Nunca te había visto. Yo vivo ahí. -Señalo una casa que estaba cruzando la calle.
-¿Enserio? Yo tampoco te había visto. -conteste como si yo alguna vez hubiese puesto un pie fuera de la casa.
-¡Por Dios! -Exclamo casi en un grito y luego se agacho y comenzó a acariciar a Gigi- ¡Es hermosa!
-¿Te gusta? -Sonreí
-¡Claro! -Continuó jugando con ella recibiendo unas cuantas lambidas.
-¡Kim! -grito una voz masculina que provenía del garaje de la casa de la pequeña.
-¡Ahora voy Max! -Le aviso poniéndose de pie- Debo irme. -me dijo desanimada.
-Puedes volver a jugar con Gigi cuando quieras -Le levante un poco el ánimo.
Feliz afirmo con la cabeza y luego corrió cruzando la calle hasta donde estaba quien supuse era su hermano. Note que era un chico alto, pelo corto y oscuro con una mirada intimidante. Casi tanto como la de Justin. Me sorprendía que tuviera una hermana tan dulce como Kim.
-¿Quién era? -pregunto una voz seca detrás de mí. Era Justin.
-Una niña exploradora. Se llama Kim y vive al otro lado de la casa. -Le conté de lo más enternecida con la pequeña.
-Bueno, no vuelvas a acercarte a la puerta.
-¿Por qué? -Me enoje- No salí de casa en ningún momento. Además, ya va siendo hora de que me des un poco de libertad. -Me fui más que enojada.
-¡(tn)! -Me llamo furioso- ¡Intento que entiendas la situación!
-¡¿Cuál maldita situación?! ¡Ya la entendí, estoy aquí!
-Escucha. No puedes andar por ahí jugando con esto.
-No estoy jugando. ¿Cómo podría hacerlo? Solo quiero un poco de libertad. ¿Es mucho pedir?
-No puedo.
-¡¿Por qué no?! -Mis ojos se llenaron de lágrimas- ¡Estoy harta! Y te advierto algo, Bieber: -Me acerque a él amenazante- más te vale hacer lo que yo diga porque no pensare aguantarte esto.
Sonrió de lado, como si no le hubiera importado.
-¿Qué planeas hacer? -dijo aun con esa estúpida sonrisa cínica.
-Lo que sea.
-¿Qué incluye eso? -Quiso continuar burlándose.
-Quitarme la vida. -Entonces su sonrisa desapareció totalmente. Sabía que hablaba enserio. Y si yo moría, todos sus planes se estropearían.

Estaba atrapada, era prisionera de una mentira, de una mafia, de un corazón confundido.
No pude evitar llorar, y recordar unos meses atrás cuando mi plan era conquistar a Justin. Las cosas me habían salido mal y la única enamorada era yo. Sí. Lo admito, estaba enamorada de él, loca por su presencia. Y aunque cada palabra que decía me rompía el corazón, no me importaba. Estaba enamorado de un idiota.
-Estas helada. -dijo con un tono de voz que ya extrañaba.
Se me alegro el corazón cuando me rodeo con sus brazos.
-Deja de llorar. -Pidió entre susurros.
-Déjame. -Le pedí con el corazón destruido.
-Nunca te voy a dejar.
Me tomo en sus brazos y me beso. Seguí su beso, extrañaba esos besos llenos de dulzura. Y aunque parecía una estúpida que volvía a caer en sus manos... quería seguir besándolo.
Por un momento pensé que tal vez él me amaba tanto como yo lo hacía. Algo en mi interior me dijo que estaba siento la misma (tn) ilusa de siempre.
-Todo estará bien. -Me prometió tomándome en sus brazos y me dejo caer en la cama.
Comenzó a besarme ahogando mi llanto, y haciendo que al menos me olvidara un rato de mis problemas y que todo ese dolor fuera suplido por besos y caricias que poco a poco subían de tono.
Las cosas se dieron y parecieron terminar en un parpadeo bajo las sabanas. Una noche bajo la vía láctea.
-Te amo.
Mi corazón casi se salió de mi pecho cuando escuche esas palabras salir de su boca. ¿Enserio me amaba?
-Yo también te amo, Justin. -Vi como su ceño se fruncía.
-No me llames así.
Recordé todas esas veces en las que me lo había pedido.
-Me duele que me llames de esa manera. Cada vez que te diriges a mí... -Le costaba hablar. Su mirada estaba sobre la mía y yo lo escuchaba atenta- solo piensas en él.
-No estoy entendiendo...
-Me duele cuando me agradeces algo y me llamas "Justin", cuando después de un beso me dices "Justin", y también me duele que ahora me llames de ese modo. Porque aunque lo intente, aunque lo desees, jamás seré Justin.
-¿Qué estás diciendo? -Me atreví a preguntar con un hilo de voz.
Él se acercó hasta mis labios y me dio un beso voraz, mientras pasaba su mano por mi cintura, atrapándome entre su cuerpo.
-Estoy diciendo que no soy Justin.
-¿Quién eres? -pregunte en un susurro lleno de terror.
-Jason. Y quiero que me llames de este modo.

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Besame & Dispara (Justin Bieber y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora