Capítulo 37: Improvisando.

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(tn)...
Mi cabeza me dolía por el cloroformo que habían colocado en mi nariz y mi boca.
Apenas estaba despertando, con los ojos vendados, y una soga en las manos. No necesitaba ver para darme cuenta de que me encontraba en el sofá de una camioneta andante. Y tampoco necesitaba ver para saber que estaba en problemas.
—¿Dónde está Justin? —pregunté en lo bajo. Y nadie me contestó— Quiero saber cómo se encuentra.
La camioneta se detuvo. Alguien abrió la puerta trasera en donde yo me encontraba, me tomó del rostro y susurró: —Ya no te preocupes por él. —No identifiqué de manera correcta su voz, dado a que coloco otra dosis de cloroformo en mi respiración, dejándome de ese modo, totalmente inconsciente.
Para cuando volví a despertar supe que estaba recostada sobre una cama, y el aroma a humedad me dictaba que afuera estaba lloviendo.
Alguien me estaba acompañando. Podía escucharlo pasar las hojas de unos libros, y también le escuchaba verter líquido en un vaso.
—¿Dónde estoy? —mascullé casi inentendible.
Los pasos de quien me acompañaba se fueron acercando hasta el lugar en el que me encontraba.
La cama se hundió a un lado.
Se acercó a mis labios.
—En un lugar mejor.
—Jason, desátame y quita esta venda de mis ojos.
—Puedo quitar la venda, pero no te desatare. No te volveré a dejar ir.
Sin reclamos, Jason retiro suavemente la venda que cubría mis ojos. Me encontré con su rostro perfectamente detallado, tan delicado, pero tan malévolo a la vez. Su mirada tan enferma, psicótica y retorcida. Y sus gestos, tan peligrosos y venenosos. Tan perfecto.
—Desata mis manos. —le pedí sin dejar de mirar su rostro que se encontraba sobre el mío.
—Si te desato escaparas.
—No lo hare.
—Sé que lo harás. —Frunció el ceño casi invisiblemente.
—¿Prefieres tenerme atada, a dejarme libre y poder sentirte?
—¿Sentirme? —Entrecerró los ojos— Creo que lo único que harás será darme una buena paliza.
Soltó una leve carcajada y se quitó de la cama para volver a una pequeña mesa redonda que estaba frente a un ventanal de cristal. Busqué en mi memoria, pero no conocía donde estaba.
—Te daré una buena paliza si no me desatas ahora.
Volvió a reír.
—¿Eso incluye besos? —Dio un sorbo a su vaso lleno de alcohol.
—Eso incluye una buena bofetada.
Sonrió.
—Escucha, no te hare nada malo —Dejo el vaso a un lado y se puso de pie—. Solo… no lo sé —Colocó sus manos tras la nuca—. Ya te he dicho que no te quiero perder.
—¡Ya me perdiste! —exclamé— ¡Te he dicho que ya no te amo!
—No me digas eso —Se volvió a la cama, justo sobre mí—. No me digas que no me amas, porque yo sigo amándote incontrolablemente. —Acarició mi mejilla.
—He dejado de amarte. Ahora amo a alguien más, y no puedes hacer nada al respecto.
Su mirada paso de tristeza a enojo insaciable de venganza. Él sabía que estaba hablando de Justin, sabía que él le había robado su puesto, pero no sé si también sabía que le estaba mintiendo.
—Deja de mentir. —Entre rabia y odio, su corazón roto salió a flote, y pude ver cristales en sus ojos.
—No estoy mintiendo.
Con el corazón en las manos, acerco su boca a la mía, y me besó.
Poco a poco me hizo caer en sus deseos frenéticos, carnales y psicópatas.
Entre besos mis manos fueron desatadas por su voluntad propia; y todos mis sentidos cayeron a tope con su cuerpo.
Nunca en mi vida lo había hecho de ese modo. Fue… extraño. Sus caricias calaban, sus besos me lastimaban. Me había obligado a probar una vez más lo que era pasar una noche con él. Y me había gustado.
Era lo que necesitaba: de la locura y la brutalidad que Jason tenía.
—¿Me seguirás diciendo que ya no me amas? —me preguntó cerca de mis labios, cuando ya habíamos terminado.
—No. Porque no te he dejado de amar. —Le fui sincera. Lo mire a los ojos y nuestras miradas se cruzaban. Entrelazó nuestras manos y me beso nuevamente.
—Has cambiado mucho, pequeña. —me dijo tomándome de la mejilla.
Bajé mi mirada.
—Cuando te deje… eras una niña. Ya no lo eres más —Pasé mí vista hacia sus pupilas y me di cuenta de que él también lo hacía—. Te amo. No te apartes de mí. —Me pidió entre besos.
—Jason, es lo mejor… para los dos. —dije.
—¿Cómo puedes decir eso? Sin ti, no sabes lo mal que la he pasado.
—Hace cuatro años tú te fuiste. Y me dijiste que era lo mejor. ¿Qué podría cambiar las cosas? —Miré sus labios— ¿Por qué vuelves, ahora?
—(tn), tu vida corría riesgo.
—¡¿Mi vida corría riesgo?¡ Mi vida corría más riesgo cuando tú te fuiste. Tenía un asesino aún más cerca de mí.
—¿Quién? —pregunto sorprendido.
—Yo.

Besame & Dispara (Justin Bieber y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora