Capítulo 35: Excusas de amor.

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-¿Quieres ir por un café?...
-¿Qué? -Se hizo confundido- ¿Por qué me estas invitando a un café? -Supe que sonrió aunque no lo vi.
-Porque me apetece un café.
Rio.
-Ya. Dime la verdad.
-Quiero verte. -Juegue con los cables del teléfono público.
-Dije que me dijeras la verdad.
-Es la verdad.
Suspiró.
-¿Dónde y cuándo?
-Ahora mismo. Estoy frente Starbucks, de Gland Rose.
-Voy para allá.
Justin no tardó en llegar. Traía puestos unos lentes de sol, y el cuello de su abrigo cubría una parte de su rostro. Nadie debía saber sobre esto.
Mis manos estaban alrededor de la taza de café caliente. El invierno se acercaba y frio ya se sentía, acompañado de un poco de llovizna.
-Hola -Me beso muy cerca de los labios-. Tenía ganas de verte. -Se sentó frente a mí.
-Yo igual. -Le sonreí.
-¿Y a qué se debe que me hayas invitado? -Encarnó una ceja.
-Ya te lo dije. Tenía ganas de verte.
-De acuerdo -aceptó con voz ronca-. ¿Dónde está la mesera? -Giró la cabeza a ambos lados. Llamó a la mesera quien llegó al instante- Buen día. Un expreso clásico, por favor.
-Por supuesto, ¿cuál es su nombre?
Justin se quedó en silencio sin saber que contestar.
-Justin -dije-. Justin Berry.
Justin mordió su labio inferior intentando evitar aquella prófuga sonrisa que se escapó de sus labios.
-Ahora mismo se lo traigo. -Se retiró la mesera.
-Justin Berry, ¿ah? -Se apegó al respaldo de su silla.
-Eres tú. ¿No es cierto? -Bebí un sorbo de mi café.
-Sí -Encorvó su labio inferior-. ¿Eso quiere decir que soy tu esposo? -Sonrió.
-Tú dime. -Sonreí dándole la oportunidad de pensar lo que quisiera.
Se puso recto y colocó sus brazos sobre la mesa. Me miró analizando lo que acababa de responderle, después, volvió a morder su labio.
-¿Cómo haces para volverme loco?
-No he hecho nada.
-Quizá eso es lo que me enloquece.

Justin.
Después de un café en Starbucks, invité a (tn) a mi hotel. Le dije que veríamos alguna película, o quizá ahí podríamos hablar y más tarde pedir algo a la habitación. Pensé que no aceptaría, pero lo hizo.
Nos sentamos en la mesa de la suite, pensé que sería lo más prudente.
Sus hermosos ojos me miraban como esferas preciosas. Estaba perdido en ellos. Eran brillantes, perfectos, e hipnotizadores.
Ella era de hermosas facciones. Tan delicada y exquisita.
Cualquiera que dijera que la perfección no existe, no ha oído hablar sobre (tn) Black.
-¿Saltó de la presera? -preguntó entre risas.
-¡Sí! Fue totalmente épico. Es por eso que ya no tengo peces.
Ambos reímos.
Acomodó su cabello tras la oreja y miro su chocolate caliente.
-¿Dónde estuviste todo este tiempo?
Su sonrisa de desvaneció.
-¿A qué te refieres? -Fruncí el ceño.
-Es decir, ¿Por qué no había sabido nada de ti, y cuatro años después, te presentas?
Puse de lado la boca.
Me quede viendo sus manos que estaban tendidas sobre la pequeña mesa redonda, y las tome.
-Pensé que estabas muerta.
-¿Yo? -Se extrañó- ¿Cómo pudiste creer aquello?
-Yo mismo vi tu lapida. A veces compraba rosas para ti.
-¿Lapida? -Se puso pálida.
-Sí. Está en Phoenix. Pero ahora que te veo, me parece que solo fue una trampa de Jason.
(tn)
El pensar que Jason había colocado esa lapida me repugnaba, pero al mismo tiempo me hacía sentir que aún me amaba, que en realidad su amor era sincero, porque él había intentado mantenerme oculta a costa de todo. Había puesto esa lapida, porque sabía muy bien que después de dejarme ir yo regresaría a Mercedes, donde nada tendrían que hacer ni Justin, ni su padre.
-Es escalofriante. -Me estremecí.
-Ya lo creo... -Afirmó abriendo un poco los ojos.
Hubo un momento de silencio en el que nuestras manos quedaron simplemente entrelazadas. Jamás me incomode; porque Justin era tan parecido a Jason, que incluso llegaba a olvidarme de que mi compañía era Justin, y no Jason.
-¿Puedes responderme algo? -Interrogó.
-¿De qué se trata?
-¿Aun lo amas?
Mire el piso intrigada, pues ni yo misma estaba segura de lo que sentía en esos momentos. No lo había analizado con suficiente claridad, y por el momento no tenía una respuesta concreta.
-No sé.
-Eso significa que sí.
-¿Por qué? -le cuestioné.
-Porque cuando no amas a una persona no lo dudas, pero cuando la amas y quieres negarlo, te excusas con un "no lo sé".
-Eso es porque no lo sé. No estoy segura de lo que siento.
-¿Y sabes lo que sientes por mí?
-Sí.
-¿Qué sientes?
-Afecto.
-¿Dejarías de amar a Jason por mí?
-No lo sé.
-¿Te estas excusando?
-Considéralo.

Besame & Dispara (Justin Bieber y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora