Capitulo 8: Comenzando.

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Justin.

(tn) se desbarata en lágrimas bajo la lluvia.
No lo había tomado muy bien, sus ojos se habían llenado de lágrimas llenas de odio y entonces comenzó a gritarme con justa razón. Dijo que esto ya era demasiado y que no podría aguantarlo ni un segundo más. Me dejo paralizado y luego escapo del hotel con la cara empapada de lágrimas, y se detuvo en medio de la lluvia donde se sentó a llorar en la orilla de la acera.
Yo nada más estaba ahí mirándola desde lejos, bajo la oscuridad. No sabía que decirle, no sabía quehacer por ella. No sabía cómo reaccionar; pero sabía que quería abrazarla y decirle que todo estaría bien. ¿Tan malo era casarse conmigo? Además, no sería por siempre.
La noche que fui a hablar con mi padre discutimos del tema. La boda sería una farsa. Yo me casaría con apellidos diferentes, algunos de los invitados serian falsos para que el padre de (tn) no sospechara, los documentos serian falsos e incluso el abogado también lo seria. Lo único real serían las sortijas que (tn) no quería recibir. No la culpo, era una niña, apenas tenía diecisiete.
—(tn) –por fin me atreví a decir desde el otro lado de la calle vacía–, ven, hablemos. –sugerí dolido por la situación.
Ella no me dijo nada.
Seguía en cuclillas cubriendo su rostro mientras lloraba en sus penas.
Me acerque a ella. Estaba totalmente cubierta de agua. Me quite la chaqueta y la puse en sus hombros al mismo tiempo que me hincaba a su altura frente a ella.
—No es tan malo –intente calmarla—, solo será un corto tiempo y tu vida volverá a la normalidad.
Levanto la mirada.
Pensé que vería furia, que vería tristeza, pero nada. Su mirada estaba vacía y al mismo tiempo contenía tristeza y debilidad.
Me miro.
—Justin… —dijo mi nombre— ¿tú quieres hacer esto?
Mi corazón latió más fuerte, dado a que no podía decirle que yo había aceptado con todo gusto. Estaba ahí como un estúpido mirándola sin decir nada.
–Es decir, ¿tú quieres obligarme?
Suspire de alivio cuando vi que su pregunta iba a otra dirección.
—(tn), no me queda elección. –le dije mientras la miraba a los ojos que se comenzaban a cristalizar.
Mi corazón no podía más.
Un nudo se formó en mi garganta. Dolía más que si me estuviesen ahorcando; entonces me abalance hacia ella y la abrace, mientras que en automático, ella comenzaba a llorar desconsoladamente en mi hombro.

Esa noche dormí con ella. Su cuerpo caliente me hacía sentir relajado mientras su cabeza posaba en mi pecho. Yo me encontraba sentado en la cama rodeándola con mi brazo. No podía dormir. Estaba pensando en (tn), en lo que vendría más adelante y en todo aquel daño que la mafia le provocaría.
Ella dormía tan profundamente. Se veía indefensa, como la primera noche que dormí con ella. Era hermosa, toda una flor, y por primera vez vi algo en ella que pensé que jamás vería: Inocencia. Su rostro estaba lleno de inocencia. Me sorprendió porque yo conocía a (tn) desde antes de que ella supiera de mi existencia, antes de que todo esto pasara, cuando yo la observaba y la vigilaba de día y de noche. Sabía que (tn) podría serlo todo, menos inocente.
Esa noche, por alguna razón, su rostro me reflejaba inocencia, y a su lado me sentía como la peor persona del mundo, me sentía como un idiota. Su corazón era puro, pero la chica sabía jugar sucio y yo aún no entendía su plan. Algo tramaba.

(tn)

Justin me había dicho que a partir de mañana viviríamos en Miami. La idea me entusiasmaba un poco, pero por otro lado simplemente me destrozaba saber que ahí comenzaría una nueva etapa de mi vida. Viviendo con mi secuestrador.
¿Qué seriamos ahora?, ¿la familia Bieber? Bueno, para empezar, ni siquiera creo que Justin vaya a usar su apellido. Mi padre lo captaría en un momento, y Justin estaría muerto en cuestión de segundos. Entonces… ¿acaso seria la familia Miller?, ¿Simpson?, ¿Madison? Quién sabe. Solo sabía que mis apellidos cambiarían.
¿Cómo le diría a mi padre? ¿Cómo reaccionaría Shane? Simplemente sería un cambio muy drástico. ¡¿En que estaban pensando?! Tengo tan solo diecisiete años y ya me están sometiendo a esto. Ya están aquí rompiendo mi corazón, alejándome de MI VIDA. Simplemente los odiaba.

El vuelo a Miami estaba listo.
Justin estaba sentado a mi lado entretenido en su móvil. Yo miraba la ventana analizando un poco la situación y pensando en cómo sería mi vida de hoy en adelante.
—(tn) –dijo mi nombre en un suspiro— ¿no quieres comer algo?
—No. Estoy bien. –conteste mirando el frente.
—¿Segura?
—Sí.
—Está bien. Si tienes hambre me avisas. –Se ofreció dulcemente.
Fue como si algo en mi interior explotara y entonces, ¡el idiota de Justin me hizo sentir tan furiosa! Sentí que quería hacerme sentir mejor. No lo lograría.
—Buenos días. ¿Necesita algo? –pregunto una azafata, que a juzgar por su expresión, intentaba ligarse a Justin.
—No. Estamos bien. –contesto el regalándole un sonrisita que me hizo hervir la sangre.
—Está bien. Cualquier cosa me avisas. –dijo devolviéndole la sonrisa. para luego retirarse caminando de una manera que yo llamaría “provocativa”
—¿Todo bien, pequeña? –me pregunto Justin mientras posaba su mano en mi rodilla.
Seguro había notado que estaba un poco celosa por la situación.
—Solo cállate. –conteste de lo más fría regresando mi mirada a la ventanilla.
Lo deje con palabras en la boca, pero no quería escucharlo hablar.

Justin.

Lleve a (tn) a nuestro nuevo hogar. Era una casa enorme en la que había vivido mi infancia. Era muy encantadora, y supuse que (tn) estaría más cómoda ahí ya que era a lo que ella estaba acostumbrada habitualmente: lujos, caprichos, ¡todo lo que la chica pidiera!, entonces, yo le daría lo mismo.
Abrí la puerta de la casa y todo estaba en perfecto orden. Había enviado a las sirvientas a limpiar todo y a ponerlo en orden para (tn). La verdad esperaba una reacción más de emoción de su parte, pero ella no hizo nada. Solo miro la casa y luego me dijo…
—¿Dónde puedo dormir?
Me moleste. Enserio me había esforzado y ella ni siquiera había dicho “gracias”. Es más, ni siquiera me había hablado en todo el día, y solo me hablo para pedirme una cama y un acojinado. Por Dios.
—Sígueme. –Me trague mis palabras sin más, y la guie por las escaleras en forma de caracol que nos llevaron hasta la habitación principal. Tenía un tapiz claro con líneas rojizas muy tenues, un acojinado rojo quemado, cortinas claras, muebles clásicos de color crema, y una ventana que daba hacia el jardín principal.
Ella ni siquiera lo tomo en cuenta, solamente dejo su bolso en el piso y se recostó en la cama envolviéndose en las cobijas.
Supuse que era mejor dejarla sola.

Besame & Dispara (Justin Bieber y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora