Capítulo 3: Bipolaridad.

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La noche llego.
La casa estaba inundada de hombres armados y sirvientas corriendo de un lado a otro. Yo me limitaba a estar sentada en la cama sintiéndome frustrada, una traidora. Tan sucia.
—¡Señorita! –Una sirvienta me llamo la atención— ¡El señor Bieber ordena que baje al sótano!
Me llamo un poco la atención ir al sótano porque yo pensé que estaba viviendo en el sótano. Eso significaba que debajo de mi aún quedaba otro piso subterráneo.
Sin más preámbulos me puse de pie y camine… más bien corrí detrás de la sirvienta entre todos esos hombres preparados para un sucio juego. Bajamos las escaleras y nos topamos con una puerta que seguramente sería el sótano.
—Usted espere aquí. Estará a salvo. —dijo la sirvienta mientras me dejaba ahí sola, en la oscuridad.
Estaba asustada.
Me senté en las escaleras y comencé a recordar a mi padre. Cuando yo era pequeña pasábamos mucho tiempo juntos, antes de que él se integrara a la mafia. Me acuerdo que solíamos ir al lago y allí estábamos un rato en la canoa, a veces el pescaba con el tío Fred. Era perfecto.
Me quede dormida, no sé porque, quizá simplemente quería despertar de esa pesadilla o escapar de mi triste realidad. Solo pose mi cabeza sobre mis rodillas y así mis ojos se cerraron abriéndole paso a un sueño que no duraría mucho.
Sentí que la puerta se abrió lentamente dejando pasar algo de luz que chocaba directamente hacia mis ojos, haciendo que me despertara poco a poco.
Mire la silueta de un chico, era Justin. Estaba segura aunque pude distinguir que se miraba más casual. Simplemente traía un pantalón rasgado y una playera sin mangas que dejaba al descubierto sus brazos y algunos tatuajes.
—¿Ya puedo salir de aquí? –pregunte poniéndome de pie, pero el no dijo nada. Ni siquiera podía distinguir bien su rostro porque me faltaba la luz– Justin –intente llamar su atención, pero no me dijo nada—. ¿estas bien? –le pregunte ya desesperada de que no me contestara.
En silencio bajo las escaleras hasta llegar a mí. Y pude reconocerlo. Sí era Justin.
—No ahora que me has llamado como a ese bastardo. –dijo con mucho enojo y sátira en sus palabras.
Me asombre un poco, ¿acaso el chico aparte de secuestrador también tenía doble personalidad?
—¿De qué hablas? –Quise comprender.
Él no me contesto, solo se dirigió hacia un par de cajas de madera que estaban ahí, las tomo y subió las escaleras marchándose para después volver a cerrar la puerta dejándome bajo la oscuridad.

Había pasado toda la noche allí. Quizá esa había sido la noche más terrorífica de mi vida. Me daba miedo estar en un sótano y ya había amanecido, pero a pesar de eso, aun no podía ver nada. Estaba oscuro.
La puerta se abrió en un chillido y localice nuevamente a aquel castaño. Esta vez su entrada fue menos misteriosa y simplemente bajo las escaleras hasta mí. Fue algo extraño cuando me tomo de los hombros y me reviso de pies a cabeza.
—Me alegra que estés bien –dijo con una sonrisa de lado.
Encarne una ceja. Su rápido cambio me asustaba.
—Justin… ayer por la noche estabas muy extraño. –dije.
—¿Anoche? Creo que estaba algo nervioso –Comenzó a subir las escaleras mientras yo lo miraba inmóvil— ¿no vas a venir? –me pregunto girándose hacia mí.
Asentí con la cabeza y le seguí. 

Besame & Dispara (Justin Bieber y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora