Como un león enjaulado, Eden Hazard caminaba de un lado a otro de la oficina, apretando los dientes con tanta fuerza que Thorgan estaba seguro de que se le iban a romper. Bueno, así harían juego con el jarrón de cuatro mil euros que estaba hecho añicos a sus pies. Tras la visita inesperada de Mats Hummels, habían recibido un fax de la junta de La empresa. Aunque usaban otras palabras, el mensaje era muy claro: «Solucione sus problemas y lárguese. Su presencia ya no es necesaria».A Thorgan no le había extrañado lo más mínimo. De hecho, en parte había sido un alivio. Llevaba demasiado tiempo siguiendo la estela de su hermano en su camino de fusiones hostiles y adquisiciones hechas usando la intimidación. Él siempre se había mantenido en segundo plano, contemplando avergonzado cómo Eden hostigaba a la gente para obtener beneficios en los negocios.
Sí, como ejecutivo no tenía rival y había hecho ganar mucho dinero a los que lo rodeaban, pero con el paso de los años se había vuelto cada vez más arrogante. Su irónica sonrisa de decepción se había transformado en una mueca de asco que dirigía a cualquiera que se atreviera a llevarle la contraria.
Y eso era lo que Marco Reus acababa de hacer.
A pesar de que era una semana festiva, Eden había echado mano de todos sus recursos en cuanto el fax salió del aparato. Puso a trabajar a todos sus abogados y reclamó todos los favores que le debían. Quería encontrar un cabo suelto del que tirar, una cláusula, lo que fuera; cualquier cosa que sirviera para joder a Marco. Necesitaba encontrarlo.
Thorgan sabía que Eden preferiría morir a dejar que Marco se hiciera con el control, pero eso era exactamente lo que estaba pasando. Era inútil negarlo y uno de los compinches de Eden le había dado la noticia.
El jarrón había sido la primera víctima.
Eden siguió observando el furioso viaje de su hermano alrededor de la oficina.
—¿Me estás diciendo —refunfuñó Eden— que no hay manera de parar esto? —Golpeó con fuerza el fax con el dedo índice.
Rick, su asesor, cambió el peso de pie mientras se aclaraba la garganta.
—Sí, señor.
Aunque parecía imposible, los ojos de Eden se abrieron un poco más. Thorgan nunca había visto a su hermano con un aspecto tan descuidado. Tenía el pelo alborotado y el sudor le cubría las mejillas y la frente.
—No me lo puedo creer, ¡joder! —gritó—. ¿Cómo puede ser?
—Bueno, señor...
—¡No me respondas cuando hago preguntas retóricas, Rick! —lo interrumpió Eden, furioso—. ¡Sé leer!
Soltó el aire ruidosamente y se frotó la boca con la palma de la mano.
—Pensaba que habíamos hecho lo que posible para tapar esto —dijo, señalando las fotografías en blanco y negro que Hummels había llevado—. Me aseguraron que todo estaba arreglado y que mi empresa estaba a salvo.
Eden sintió que la rabia le retorcía el estómago. Y no era la primera vez, el siempre había considerado que la empresa era suya. Durante todo el tiempo que llevaba al mando, nunca había reconocido la participación de Su hermano, ni el esfuerzo que hacía para limpiar el nombre de su hermano cada vez que éste se metía en negocios turbios. De vez en cuando aparecían regalos en forma de botellas de whisky de malta en su escritorio o descubría que le habían subido el sueldo, pero nada de eso compensaba la cantidad de veces que Thorgan había tenido que sobornar a personas o negociar con gente para que las indiscreciones de Eden no llegaran a oídos de la junta directiva, incluidos sus tratos con delincuentes reconocidos.
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Debt of love--Marco Reus
FanfictionCuando la vida te arranca lo que más amas o nunca te da nadie a quien amar. Ella tiene el corazón roto por el dolor de perder una familia. Él intenta sobrevivir a la falta de cariño y al rechazo de todos incluidos aquellos que debieron amarlo ...