Mientras fueron calmándose gradualmente, todavía unidos y el uno en brazos del otro, en la sala, iluminada por las llamas de la chimenea, sólo se oían sus respiraciones entrecortadas, Marco abrió los ojos despacio, mientras las palabras de Sofia seguían resonando en sus oídos.
Ella seguía encima de él, quieta como una estatua, rodeándole el cuello con los brazos y con la cara hundida en su pecho. A él le iba la cabeza a mil por hora y habría jurado que el corazón de ella latía igual de desbocado, en sintonía con el suyo.
Movió el pulgar ligeramente, acariciando uno de los deliciosos hoyuelos que tenía encima del trasero e inspiró hondo.
—Melocot...
—Chis —lo interrumpió ella en voz baja, ansiosa, negando con la cabeza—. Sólo... calla. No digas nada.
Marco trató de moverse para mirarla a la cara, pero So se lo impidió agarrándolo con más fuerza.
—No te muevas, por favor —repitió.
Desconcertado, él se quedó como estaba, envuelto en su caparazón de calor. Al ver que ella seguía inmóvil y silenciosa, Marco soltó el aire con fuerza, molesto. ¿Por qué demonios estaba tan callada? ¿Se había arrepentido ya de haberle dicho aquellas palabras? Tal vez no había sido más que un impulso del momento, a causa del sexo tan alucinante que acababan de tener.
Tal vez en realidad no lo sintiera.
Sorprendentemente, le dio un vuelco el corazón sólo de pensarlo.
—Sofi —susurró—, por favor.
—Lo siento —replicó ella con voz temblorosa.
Marco tragó saliva con dificultad. La oyó sollozar y trató de volver la cabeza para mirarla, pero era demasiado fuerte, joder.
—Sofi, mírame.
—No puedo.
—¿Por qué no?
—Porque... no puedo. No debería haber...
Al oírla pronunciar esas palabras, Marco le agarró los brazos, que le rodeaban el cuello y se los apartó, aunque la mantuvo cerca de él y le apoyó una mano en la mejilla. Al mirarla, vio que estaba llorando y una losa se le instaló en su pecho.
Le apartó el pelo húmedo de la cara.
—¿Qué es lo que no deberías haber hecho?
Si había sido un impulso, quería que se lo dijera. Por muy masoquista que sonara, si ella no sentía las palabras que le había dicho, necesitaba saberlo. Quería creerle, aunque había demasiadas cosas que lo hacían dudar. Odiaba tener dudas, pero no podía evitarlo. Lo habían programado así, para ser receloso y desconfiado. Cerró los ojos un instante, tratando de librarse de la incertidumbre que se estaba apoderando de él.
So bajó la vista hacia el lugar donde sus cuerpos seguían unidos.
—No debería haber dicho eso.
Marco se hundió en el sofá y la observó secarse las lágrimas. Dejó caer las manos, derrotado. La agradable sensación de calor post sexo se le heló de golpe en las entrañas.
—No importa —dijo con la voz ronca—, estas cosas pasan.
En realidad no tenía idea de si pasaban o no, pero quería hacerla sentir mejor.
—¿Qué cosas pasan? —preguntó, apoyándole la mano con ternura en el pecho con la punta de los dedos.
Con la mirada fija en las llamas temblorosas de la chimenea, él respondió:

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Debt of love--Marco Reus
Fiksi PenggemarCuando la vida te arranca lo que más amas o nunca te da nadie a quien amar. Ella tiene el corazón roto por el dolor de perder una familia. Él intenta sobrevivir a la falta de cariño y al rechazo de todos incluidos aquellos que debieron amarlo ...