El refugio de Kiwi

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Gracias a YadiraBeas por la preciosa portada navideña

Sofía cogió el celular al tercer timbrazo y respondió:

—Mats, ¿cómo estás?

Cuando su amigo contestó, Sofia notó enseguida que estaba sonriendo.

—Estupendamente. ¿Y tú?

—Estoy bien.

—Eso es bueno, eso es bueno. En fin, ummm, Lena me llamó anoche. Me dijo que aún no han hablado.

Sofia suspiró.

—No.

—Ummm, So, yo...

—Lo sé, Mats  —lo interrumpió ella con brusquedad—. Hablaré con ella cuando esté lista para hacerlo, ¿vale?

—Vale.

So frunció los labios y respiró hondo, luchando contra la tristeza que le oprimía el pecho cada día que pasaba sin responder a las llamadas de su amiga o de su madre. Cambiando de tema, le preguntó:

—¿Recibiste el correo de Marco? ¿La documentación que te ha pasado es suficiente?

Mats se echó a reír.

—Oh, sí. De hecho, te llamaba por eso. Para decirte que lo había recibido. Todo está listo para poner en marcha el tema Hazard. Lo que me ha enviado es fantástico. Dale las gracias. ¿De dónde lo ha sacado?

—No tengo ni idea. No me atreví a preguntárselo.

—Bueno, la verdad es que es un material de lectura más interesante que muchas novelas. Parece que nuestro Eden ha estado jugando con gente que no debía. Los federales celebrarían una fiesta si pudieran conseguir este material. Y si los accionistas se enteraran, los miembros del consejo de administración pensarían que tener un. exconvicto entre ellos no es tan grave.

So pensaba igual. Desde que le había pedido a Mats  que ayudara a Marco  a recuperar el control de su negocio, su amigo había estado trabajando sin descanso, pidiendo favores y buscando trapos sucios de cualquier clase. No había tardado mucho en encontrar cosas.

—¿Mañana te ves con él? —preguntó ella, mientras entraba en el coche en el estacionamiento  de Kill.

—Sí. —Mats se echó a reír—. Hazard tiene que estar muerto de curiosidad por saber para qué lo convoco a una reunión en domingo.

—¿Me contarás qué tal va?

—Por supuesto.

—Genial. —So apoyó la nuca en el reposacabezas—. Gracias, Mats . De verdad. No sabes lo que esto significa para mí.

—Claro que sé lo que significa para ti, mujer. ¿Por qué crees que lo estoy haciendo?

Ella sonrió.

—Eres mi amigo favorito.

—Lo sé. No lo olvides cuando tu novio millonario decida que quiere librarse de alguno de sus coches de lujo.

—Marco no tiene ningún coche de lujo, Mats  —replicó ella, riéndose.

—Pues menudo idiota. Cuídate, ¿vale?

—Lo haré. Dale un beso a Cathy.

So se marchó de Kill con una maleta en el maletero y un aleteo en el corazón. Tras colgar, apagó el teléfono, ignorando los dos mensajes de voz de su madre.

Llevaba más de una semana sin hablar con ella y, aunque la echaba de menos, el alivio que le suponía no tener que estar aguantando su amarga retahíla compensaba su ausencia. De vez en cuando la asaltaba la culpabilidad, pero la enterraba en lo más profundo de la brecha que cada vez se ensanchaba más entre las dos.

Debt of love--Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora