Una tarde lluviosa

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Era una tarde lluviosa, otoñal. Un joven alto y delgado, completamente vestido de negro, como tantas otras tardes, salía de su solitaria y fría casa para visitar a una amiga suya que sufría depresión. El joven abrió un paraguas para evitar que su largo pelo negro se mojase. Podría haberse aparecido directamente frente a la casa de su amiga, sin embargo, mientras caminaba podía pensar. Tal vez el camino que él estaba siguiendo en la vida no fuese el correcto. Las Artes Oscuras siempre le habían resultado apasionantes. No obstante... ese camino lo alejaba de su amiga, de la que estaba perdidamente enamorado. Y ahora que tal vez tuviese otra oportunidad... Era difícil, pero hacía mucho tiempo que la chica no era tan amable con él como lo estaba siendo ahora.

Ya había llegado. El joven dio unos golpes en la puerta, y una chica pelirroja y de ojos verdes le abrió. A juzgar por su rapidez, ya contaba con él; lo estaba esperando.


-Hola,Severus -saludó ella.

-Buenas tardes, Lily -respondió él-. ¿Qué tal estás?

-Pues...como siempre. No hay novedades. Pasa.


Severus se sentó en el sofá y Lily fue a preparar el té al que lo invitaría. El novio de Lily, un tal James Potter, había desaparecido. Nadie conocía su paradero desde hacía meses. James había ido a una montaña a volar en su escoba, como entrenamiento de quidditch, cuando de repente se había desatado una gran tormenta.Con tanta lluvia, sus compañeros no se veían entre sí, no eran capaces de distinguirse unos a otros. Los demás habían ido a refugiarse, pero él nunca fue visto desde entonces. Eso sí,encontraron su escoba completamente destrozada. Por eso la mayoría de la gente lo daba por muerto. Pero nunca encontraron su cuerpo.


Ese era el motivo de que Lily tuviese depresión. Severus, con susvisitas prácticamente diarias, le estaba siendo de mucha ayuda.

Lily le sirvió el té a Severus y se sentó en un sillón, enfrente de él.


-¿Tú crees que está vivo? -preguntó la chica.

-No lo sé, Lily.


Esa pregunta y esa respuesta se habían repetido en infinidad de ocasiones durante esas visitas.

-Ya,¿pero tú qué crees? -insistió Lily-. ¿Crees que estará por ahí en algún sitio, o que...?

No se sentía capaz de pronunciar las palabras "estará muerto".No quería darle fuerza a esa posibilidad que se le tornaba inasumible.

Severus bebió un sorbo de té. No tenía prisa por contestar.


-Si está vivo, ¿por qué no vuelve? -dijo él, finalmente.

-¡Eso pienso yo, Sev! Pero... ¿y si está gravemente herido en algún la doy no puede volver?


Severus removió el té con la cucharilla, sin mirar a la chica. No le gustaba ese tema de conversación. No quería elucubrar sobre el paradero de James Potter.


-Si estuviera herido -razonó él, con calma -lo habrían encontrado en la montaña, tendido en el suelo o enganchado en algún árbol. Pero no. Allí no había ni rastro de él. Y estando gravemente herido, no habría podido irse.

-¡¿Entonces crees que está muerto?!


La rabia causada por la impotencia le otorgó valor a Lily para expresaren voz alta esa posibilidad.

Severus sí creía que lo más probable era que estuviera muerto y que alguien, por alguna extraña razón, se hubiera llevado el cuerpo.Pero no iba a decirle eso a Lily. No era tonto. Si le decía eso,ella se enfadaría y no querría ni verlo. Y Severus no iba a caer en errores del pasado.


-Te he dicho que no lo sé -terció el joven-. No hay manera de saberlo,y por darle vueltas no se arregla nada. Tú tranquilízate. ¿Jugamos al ajedrez? -propuso para distraerla-. A ver quién gana hoy.



Esto se repitió día tras día durante los meses de septiembre y de octubre. Lo que cambió (para alivio de Severus y para el bienestar mental de Lily) fue que ella ya no estaba todo el tiempo hablando de James. Iba asumiendo que por el motivo que fuera, él ya no estaba y ella debía seguir adelante. Eso habría querido James. No la habría querido ver triste.

La elección de Severus: Entre luz y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora