Nuestras nuevas celebridades

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[Nota: este retrato era uno de los pósters del multirreportaje]

-¿Que la despierte por culpa de esa estupidez? -decía la voz de Severus.

-¿Estupidez? -se indignó una voz de mujer que Sarah no reconocía-. ¿Llama estupidez a mi multirreportaje?

-¿Y cómo quiere que le llame? -volvió a hablar Severus.

Mientras la mujer desconocida comentaba, indignada, lo interesantísimo que era el reportaje, Sarah se levantó de la cama. Así que Severus ya había sido dado de alta de la enfermería. Las lágrimas de fénix eran muy efectivas.

-Si no quiere despertarla -dijo la mujer, cuando terminó de explicarle a Severus en qué consistiría el especial de su revista, que fue todo el tiempo que Sarah tardó en ducharse-, empezaré con usted. De momento, le haré una entrevista de unas páginas, pero en cuanto pueda, me pondré con la publicación de su libro. Luces y sombras de Severus Snape. ¿Qué le parece ese título, profesor?

-No creo que tenga mucha importancia lo que me parezca -respondió él-, ya que no responderé a ninguna de sus preguntas. De ese modo, no podrá publicar nada.

Se oyó el sonido de una pluma rasgando un pergamino, mientras la periodista murmuraba:

-Así es nuestro hombre: misterioso y esquivo.

En ese momento, Sarah salió del dormitorio. Y en el despacho del director, vio a Severus arrancando una hoja del bloc de notas de la periodista. Entonces Sarah sí que la reconoció: era Rita Skeeter.

-¡¡Sarah Potter!! -exclamó Rita-. ¿O prefieres Sarah Snape?

La chica no dijo nada. La periodista ni siquiera le dejó contestar.

-Empezaremos con la sesión de fotos -comentó Rita-. Vamos, Sarah colócate en...

-No, disculpe -respondió Sarah -. No quiero ninguna sesión de fotos.

-¡Pero mujer! -exclamó la periodista-. Has salvado al mundo mágico. El público te adora. Incluidos los chicos -guiñó un ojo, pero Sarah siguió con la misma cara que si Rita le hubiese dicho que tenía que estudiar 15 temas para el día siguiente-. ¿Prefieres empezar por la entrevista?

Eso tampoco le apetecía en absoluto.

-No... Pero por lo menos, déjeme que desayune -pidió Sarah, consciente de que le resultaría muy difícil librarse de ser la protagonista del multirreportaje.

***

Sarah y Anthony se encontraban sentados bajo un árbol, junto a la orilla del Lago Negro de Hogwarts.

-Así que James Potter desapareció -comentó Anthony-, tu madre lo dio por muerto y empezó a salir con Snape. Luego Potter regresó y ella volvió con él...

Anthony jugueteó con una hoja, buscando las palabras adecuadas para decir lo que pretendía.

-¿Y dices que te vas a cambiar el apellido? -inquirió él-. Sarah Snape... -probó cómo sonaba el nombre.

Severus había ido al Ministerio y ahora Sarah y Harry figuraban como hijos suyos.

-Sí -respondió Sarah-. Cuando acabe los exámenes iré a Londres, al registro mágico.

-Ah, vale. Si quieres... si quieres puedo acompañarte. Te invitaré a comer.

-No, gracias. Pensaba ir con Harry -repuso ella, con cierta frialdad.

Harry utilizaría el apellido compuesto Potter-Snape. Como James Potter le había salvado la vida siendo un bebé, el muchacho quería seguir llevando el apellido Potter. Pero Snape era su padre y también lo había salvado, por lo tanto, le parecía justo usar asimismo su apellido.

La elección de Severus: Entre luz y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora