La elección de Severus: Entre luz y oscuridad

Reencuentro y perdón

El primer curso de Harry y Sarah en Hogwarts tocaba a su fin. Las sospechas que Severus y Dumbledore habían tenido sobre Quirrell eran ciertas. Pero Harry le había parado los pies y la Piedra Filosofal sería destruida. Voldemort no había podido utilizarla.

Severus y Dumbledore se hallaban en el despacho de este último comentado lo sucedido. El director le explicaba al profesor de Pociones que la Piedra había sido destruida para evitar problemas. Y a Severus lo embargó un sentimiento de esperanza.

-Entonces -dijo-, ¿por fin podré contarles a Harry y a Sarah que soy su padre?

-No, aun no -repuso Dumbledore-. Voldemort podría tener otros medios para recuperar su cuerpo y su poder.

-Pero... pueden pasar décadas hasta que lo haga. ¡Tengo sentimientos, Dumbledore! No soy de piedra.

-Tranquilo, Severus. Haremos una cosa: cuando Harry y Sarah alcancen la mayoría de edad, si no hay ni rastro de Voldemort, podrás contárselo. Al menos, estarán más preparados para defenderse que ahora. Por lo que pudiera pasar...

Severus se quedó pensativo.

-Está bien -afirmó finalmente-. Así lo haré.

Harry se encontraba inconsciente en la enfermería. Su hermana se hallaba en una silla, a su lado. Harry nunca le había hablado a ella de la Piedra Filosofal, eso solamente lo había comentado con Ron y Hermione. Ahora Sarah pasaba más tiempo con sus amigas de Ravenclaw que con ellos, y además, el muchacho había querido protegerla.

Severus entró en la enfermería.

-¿Cómo está? -le preguntó a Pomfrey, mirando a Harry.

-Se pondrá bien -aseguró la enfermera.

Y acto seguido, en la sala entró Lily, la madre de Harry y Sarah. Se había enterado de lo ocurrido y había ido a Hogwarts a ver a su hijo. Severus se quedó pálido. Hacía aproximadamente diez años que no la veía. Estaba muy guapa. Y él no sabía qué hacer. Lily le había prohibido tener contacto con sus hijos, pero ahora era su profesor. Y estaba visitando a Harry en la enfermería. ¿Se enfadaría Lily por eso?

Sarah se lanzó a los brazos de su madre. Y Severus se quedó de pie, contemplando inmóvil la escena.

-Hola, Severus -dijo finalmente Lily.

-Hola, Lily. ¿Qué tal estás?

-Bien. ¿Y tú?

-Yo también. Me alegro de verte -se animó a decir Severus.

-Yo también me alegro de verte -respondió Lily.

Se quedaron mirando a Harry. La señora Pomfrey se acercó y le explicó a Lily que el niño se recuperaría, que simplemente necesitaba reposo.

-Mamá, ¿ya conocías al profesor Snape? -le preguntó Sarah a su madre en un susurro.

-Sí -respondió ella-. Estudiamos juntos en Hogwarts.

Severus quería quedarse allí, pero temía que a Lily le molestase su presencia. Era un momento familiar, y ella le había dejado bien claro en el pasado que él no debía formar parte de aquella familia. Aunque ahora, no parecía enfadada.

-Bueno, Lily, me tengo que ir -dijo él-. Hasta otro momento. Cuídate.

No sabía cuándo sería ese otro momento y no quería ni pensar que fuese dentro de otros diez años.

-Hasta luego, Severus -respondió ella.

Él miró a Sarah y le dijo:

-Adiós, señorita... Potter.