Sarah seguía en la enfermería, aunque ya pronto saldría de ella. Por allí habían ido a visitarla, entre otra gente, todos los campeones del Torneo de los Tres Magos.
-En Durmstrang no todos somos como Igorovsky -le había dicho Krum a Sarah-. Él es innoble. Para mí, ya no es de los nuestros.
Además, Sarah había recibido la visita de su madre. La muchacha, al verla, se sintió avergonzada. Ahora que se le iba pasando el enfado, se daba cuenta de que no debería haber escrito una carta en ese tono. Pero su madre no se lo recriminó.
-¿Qué tal estás? -le preguntó Lily.
-Ya estoy bien, mamá.
Sarah estaba en tensión, consciente de que en cualquier momento, su madre podría empezar a reñirle por culpa de la carta.
-Quiero que entiendas una cosa -dijo Lily-. Nunca tomaría decisiones que te perjudicasen. Siempre hago lo que creo que es mejor para ti y para Harry.
Sarah, sentada en la cama, con la mano sana empezó a apretar con fuerza el borde de las sábanas, nerviosa.
-Harry se parece al profesor Snape -observó la muchacha, sin mirar a su madre-. Y yo... he visto álbumes de fotos de la familia y no hay nadie más con los ojos negros. Soy la única.
Sarah siguió apretando las sábanas con todas sus fuerzas. Lily no sabía qué responder a eso. Su hija estaba descubriendo la verdad ella sola.
-No sé adónde quieres llegar -mintió Lily-. Harry tiene el pelo negro como James. Y por casualidad, Severus también tiene el pelo negro. Como mucha otra gente. No sé qué hay de raro en eso. Y en los álbumes no salen todos los parientes. Hay algunos que no has visto.
Se sentía sucia e innoble por mentirle a su hija. ¿Pero qué otra cosa podría haber hecho? A Dumbledore le parecía más prudente que los mellizos desconociesen la verdad por el momento. Y Sarah comprendió que su madre no le contaría nada. Si quería saber algo más, tendría que averiguarlo sola.
-Ah, muy bien. De acuerdo -dijo la muchacha, nada convencida.
Durante la cena, Sarah recibió la visita de Anthony Goldstein, Terry Boot y Justin Finch-Fletcher. Entraron los tres juntos en la enfermería. La muchacha se hallaba en compañía de Dobby, el elfo doméstico, que le había llevado la comida. La señora Pomfrey había ido a cenar con los profesores, pues Sarah ya estaba bien, al día siguiente saldría de la enfermería.
-Hola, Sarah, ¿qué tal? -dijo Justin.
-Bien -respondió ella-. Mañana ya me dan el alta.
-¡Ah, qué bien! -exclamó Terry.
Anthony exhibió una bonita sonrisa, agitó la varita, y de ella, hizo surgir una rosa roja.
-Esto es para ti -dijo el muchacho, ofreciéndosela.
Sarah sonrió y la tomó en la mano, ruborizándose enormemente.
-Si el idiota de Igorovsky vuelve a molestarte -añadió Anthony-. Dímelo. ¿De acuerdo?
-Eso, Sarah -intervino Justin-. Dínoslo a cualquiera de nosotros.
Terry asintió con la cabeza, uniéndose al ofrecimiento de sus amigos.
-Gracias, chicos -murmuró Sarah.
-La señorita también puede contar con Dobby -añadió el elfo.
Y enseguida tuvieron que poner en práctica lo dicho, ya que en aquel momento, Iván Igorovsky entró en la enfermería. Sarah agradecía las buenas intenciones de los chicos y del elfo, pero era consciente de que Iván sabía mucha más magia oscura que ellos.
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La elección de Severus: Entre luz y oscuridad
FanfictionUn joven Severus Snape, de 19 años, se ha adentrado en las Artes Oscuras, pero duda si dejar ese camino, ya que tiene la oportunidad de volver a acercarse a Lily. Años más tarde, Voldemort amenaza con matar a todos los seres queridos de Severus. ¿Lo...