Ninguno de los morenos podría haber percibido que para aquel entonces, ya habían pasado varias horas y que ya se encontraban en la medianoche. En aquel momento, no había ni un mínimo rastro de la tímida y aterrada chica que había acompañado a Scott en el auto, sólo se encontraba una divertida y sonriente castaña con movimientos demasiados sensuales para su propio bien (u eso pensaba Scott).
En cambio, Stiles no podría resistir otro minuto más allí dentro. Por mucho que le encantara el hecho de que fuera Lydia quien lo acompañase y que estuviese dispuesto a disfrutar de aquella noche con ella, eso le resultaba algo imposible debido al hecho de que no dejaba de lanzar miradas hacia aquel par que aún no notaba su existencia.
—Vamonos.—Escuchó de repente en su oído mientras miraba a aquel par reír luego de haberse dicho cosas en el oído.
—¿Qué?—Preguntó confuso por aquellas palabras, pero sin obtener ninguna respuesta, Lydia comenzó a caminar hacia la salida, por lo que se vio obligado a seguirla.
La rubia fresa tenía muchísima más experiencia a la hora de moverse por aquel ambiente y esa fue la razón por la que fácilmente le sacó muchísima distancia a Siles, quien se veía constantemente retrasado y frenado por empujones y gente bailando. Con un notable tiempo de diferencia, al final, el chico de los lunares logró salir de aquella casa, y entonces, desde el porche de ésta, notó a la cabellera de la chica con la que había asistido en dirección a la acera.
—¡Lydia!—Gritó mientras nuevamente debía hacerse paso entre gente bailando, y otra tanta luchando por avanzar de la misma forma en la que él lo estaba haciendo—¡Lydia!—Repitió aún sin éxito y ahora aumentando su brutalidad a la hora de avanzar—¡Ly- Ah!—Se vio sin más gente sobre la que lanzarse para avanzar, habiendo llegado por fin a la acera, por lo que sin ningún cuerpo que reciba su impacto, Stiles terminó en el suelo.
Se tomo unos segundos para maldecirse mentalmente y luego se levantó para ahora ya si moverse con libertad hacia Lydia.
—¡Lydia!—Soltó por fin llegó a su lado tomándola del brazo para que ésta tuviera que enfrentarlo tarde o temprano—¿Qué haces?
—Stiles, no la estás pasando bien y, sinceramente, yo tampoco.—Respondió al fin la chica volteando a verlo—Vine porque pensé que podría divertirme contigo pero no es así—Bufó—, hasta creo que me divertiría más mirando esas películas que tanto te gustan.
Stiles se mantuvo mirándola a los ojos durante unos cuantos segundos, intentando encontrar las palabras perfectas para decir, cualquier cosa que salvara aquella noche con ella, sin embargo, nada llego a su mente, por lo que la soltó y luego dejo caer su cabeza durante unos segundos.
—Si ella te gusta deberías decirselo.—Aquellas palabras lograron que levantara la cabeza completamente confuso.
—¡¿Qué?! ¡Ella no me gusta!
—Como sea.—Lydia rodó los ojos y tuvo intenciones de seguir caminando.
—¡Espera!—La detuvo nuevamente—¿No hay nada que pueda hacer para compensarte lo de hoy?—Preguntó captando así nuevamente la atención de la chica—¿Alquilar Diarío de una pasión?—Sonrió sabiendo que aquello no podía faltar.
—¿Y?
—Y... ¿Palomitas?—Agregó entonces.
Lydia siguió mirándolo unos cuantos segundos más hasta que al fina cedió y dejo que una leve sonrisa se posara en su rostro.
—Está bien.—Accedió al final.
Ambos se dirigieron al jeep de Stiles y subieron a éste con intenciones de largarse de aquel lugar, sin embargo, antes de que el chico pudiera poner las llaves en su lugar, ambos recibieron una sacudida.
—¿Estas bien?—Preguntó con preocupación Stiles, la chica asintió.
—¿Sentiste eso?—Preguntó ésta vez Lydia de la misma forma que Stiles, el chico imitó su anterior gesto—Todo...
—Tembló.—Completó él.
Por otro lado, aún dentro de la casa, June sabía que su suerte había terminado.
No estaba segura de si es que había estado sucediendo durante toda la noche y ella simplemente no había podido notarlo, pero aquello no sólo fue una fuerte sacudida sino que también un muy fuerte dolor que la recorrió de arriba a abajo en tan sólo segundos, haciendo que deba aferrarse fuertemente a Scott para no caerse.
—¿Estás bien?—Preguntó preocupado en su oído y la chica asintió.
Mentira.
Otra sacudida más y la música se detuvo, una mueca de dolor se poso en el rostro de June mientras ésta cerraba fuertemente los ojos y apretaba sus dientes.
—¿June?—Preguntó de la misma forma que antes.
—Yo... Yo voy al baño.—Logró decir para luego separarse de él.
Comenzó a avanzar mientras todos en la fiesta parecían de repente estatuas, todos absolutamente quietos y en un completo silencio, esperando para ver si es que había otra sacudida, y así fue, June ya debía ir por la mitad de camino cuando nuevamente aquel dolor la recorrió esta vez concentrándose en su estomago, haciendo que prácticamente se doblase a causa del dolor. Contuvo las lagrimas y se disponía a seguir avanzando hasta que sucedió lo siguiente.
Al principio, todos lanzaban miradas a distintas partes de la casa, como si comprobaran que lo que estaban viviendo no era fruto del alcohol en su sangre. No, realmente, la casa había acabado de temblar muy fuertemente, demasiado, los cuadros se habían caído, los muebles se habían movido y los parlantes habían temblado, lo que se veía a través de las ventanas, ésta vez era más bajo: la casa acaba de hundirse un poco.
Todos parecieron continuar expectantes de la siguiente acción, incluso June, pero cuando ésta recibió otro de esos calambres en el estomago, la casa comenzó a hundirse lentamente y el pánico se desato en todas las personas que, como si se trataran de agua a presión, comenzaron a salir de la casa por todos los lugares posibles, ventanas, puertas, inclusó algunos habían subido al segundo piso para poder lanzarse desde aquel (aunque en realidad ya no estaba tan alto como antes).
June se vio de repente fuera de la casa, agobiada por la gente gritando de terror y corriendo espantada y las que subían a los coches con desesperación alejándose de aquel lugar. Se mantuvo en el suelo unos cuantos segundos, ya que levantarse representaba toda una hazaña digna de un héroe mítico; sin embargo, logró ponerse sobre sus rodillas y posteriormente utilizo un árbol para ayudarse a ponerse nuevamente en pie.
Aquello fue un completo error, en cuanto nuevamente el dolor apareció, éste pareció hacer un camino diferente hacia la palma de la chica, y aunque la sensación una vez llegó allí fue de alivio, el árbol en el que estaba su palma, explotó en cientos de pedazos de diferentes tamaños que ahora volaban por el aire y se estrellaban con personas, autos y casas.
June miró horrorizada como uno de aquellos pedazos golpeó en la cabeza a una chica y como otro se incrustó justo en el ojo de un chico que ahora estaba tirando en suelo mientras gritaba de dolor.
Se llevó una mano a la boca aún sin poder creer que ella fuera la causante de todo aquello y, mientras una lagrima se deslizaba por su mejilla, arruinando su maquillaje, la castaña empezó a correr.
Claro que sin tener idea que Scott McCall iba tras ella.
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Angel of destruction ↯ Teen Wolf
Fanfiction❝Ella temblaba por miedo a si misma con la intensidad con la que todo a su alrededor temblaba al mismo tiempo.❞ June creyó poder vivir sin problema alguno. Creyó ser lo suficientemente fuerte como para controlar a aquella bestia en su interior...