Una capa de dolor aún cubría a todos los que habían sido seres amados de June Storm, después de todo, apenas habían pasado un par de días desde que la castaña había cerrado sus ojos de forma permanente.
Beacon Hills por su parte continuaba recuperándose del último gran temblor, con sus habitantes desconociendo que ya no debían de esperar ninguno más.
El cuerpo sin vida de June descansaba sobre una fría camilla metálica, dentro de una bolsa negra en la oscuridad, el silencio y el frío de la morgue del hospital del pueblo, más precisamente, en uno de los pequeños y profundos cubículos que ésta poseía.
Las luces en toda la instalación parpadearon, confundiendo a los empleados que cumplían turno nocturno aquella noche, sin embargo, al ser un suceso breve y que no volvió a repetirse, decidieron no darle más importancia. Sólo aquellos pendientes de alguna radio, teléfono o televisor, fueron capaces de captar la posterior interferencia, leve y extraña, que de repente había en el lugar.
Nadie era capaz de notar a aquellas tres personas con aterradoras mascaras y guantes metálicos moviéndose por los pasillos con suma seguridad; con su figura vibrando mientras aparecían y desaparecían a lo largo del edificio.
Las tres figuras ingresaron en la morgue sin necesidad de abrir la puerta, sino más bien vibrando dentro de ella para posteriormente dirigirse al cubículo en el que el cadáver de June reposaba y abrirlo. Aquellos aterradores seres intercambiaron una mirada para luego abrir la bolsa e inspeccionar a la chica de forma leve.
—Su condición no es terminal—soltó una de las figuras de forma fría y sonando robotica.
Otra de las figuras poso cuatro dedos en la nunca de la chica, la cual de forma casi instantánea comenzó a vibrar.
La tez de la chica fue recuperando lentamente su color natural, dejando atrás el pálido que había adoptado; el cabello de la chica se tornó más oscuro, logrando ser ahora de un negro azabache. Un liquido negro comenzó a emanar de la nariz de la chica y, segundos después de ello, ésta abrió sus ojos.
La chica se sentó rápidamente sobre la camilla para luego comenzar a vomitar el mismo liquido que anteriormente había salido por su nariz; una vez se detuvo, su pecho continuo subiendo y bajando de forma acelerada mientras ella continuaba respirando intentando recuperar el aliento. Sentía como si tan sólo segundos antes se hubiera estado ahogando y un sudor frío le recorría la espalda.
La chica miro con seriedad a las tres figuras a su alrededor sin temor alguno, únicamente analizándolos de pies a cabeza.
—Éxito—dijo la misma figura que antes había hablado.
—¿Qu-Quienes son?—preguntó con un hilo de voz la ahora pelinegra.
—Espera instrucciones—fue lo único que recibió como respuesta antes de que aquellas figuras se marcharan.
Aún aturdida y presa de la confusión, la chica logró ponerse en pie, con su piel erizándose frente al contacto de sus pies con el helado suelo y sus piernas temblando levemente. Dio unos torpes pasos hasta que logró llegar hacia la bata que había tirada sobre un escritorio y se la puso para posteriormente salir de aquel lugar.
Camino perdida por los vacíos pasillos del hospital hasta que un chico rubio la interceptó.
—Toma, ve al baño y ponte esto—le dijo extendiéndole la ropa que llevaba debajo del brazo.
—¿Quien eres?—preguntó la chica confusa.
—Theo Reaken—se presentó el muchacho—, soy un amigo—aclaró aún sin ganarse la confianza de la chica frente a él.
—¿Y yo quien soy?—preguntó entonces la chica frunciendo el ceño.
—¿No recuerdas tu nombre?—preguntó fingiendo a la perfección preocupación y sorpresa y la chica sólo negó con la cabeza—Entonces supongo que puedes llamarte como quieras—propuso bajo la aún seria mirada de la chica—. Ahora vamos, vístete antes de que alguien sospeche algo—la apresuró apuntando a la puerta de los baños.
La chica tardó unos cuantos minutos en el baño, y, cuando por fin salió de éste, lo hizo luciendo un estilo mucho más punk del que nunca había llevado—por mucho que no lo recordase— y andando con una mayor seguridad a la que había tenido cuando entró.
—Skye—soltó haciendo fruncir al chico.
—¿Skye?—soltó Theo confuso.
—Ese es mi nombre—decidió—. Soy Skye.
Theo sonrió y asintió para luego recorrer a la chica de pies a cabeza.
—Bien Skye, ¿Por qué no salimos de aquí?—propuso el chico sonriente, gesto que logró contagiar en la contraria quien asintió en respuesta.
De esa manera, ambos chicos salieron del hospital de Beacon Hills, abordando un auto para posteriormente abandonar el pueblo.
Puede que en ese momento Skye no supiera que estaba en los planes de los doctores, los cuales, poco después descubriría que son sus "creadores", sin embargo, regresarían.
Había grandes planes para los habitantes Beacon Hills.
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Angel of destruction ↯ Teen Wolf
Fanfiction❝Ella temblaba por miedo a si misma con la intensidad con la que todo a su alrededor temblaba al mismo tiempo.❞ June creyó poder vivir sin problema alguno. Creyó ser lo suficientemente fuerte como para controlar a aquella bestia en su interior...