Siempre entre Dos

Prólogo

                  

—No puedo creerlo Talía —dijo mirando la foto una y otra vez.

—¿Qué no crees? ¿Qué es esa foto? —pregunté.

Al ver que se quedaba estático aún con sus ojos escaneando aquella extraña y arrugada fotografía, no me quedó de otra que quitársela a la fuerza.

Cuando pude conectar todos los objetos involucrados en la foto, mi boca se abrió en una perfecta o y mis manos comenzaron a temblar.
Brian y yo dándonos un beso. Ese beso que nadie jamás debería haber visto nunca, y menos Matt.

—¿Por qué? ¿Por qué simplemente no me dijiste que te gustaba otro y ya? —gritó el con furia.

—No es e-eso —tartamudeé—. Puedo explicarlo... sólo deja...

—No, Talía. No quiero oírte... Todo era perfecto, estábamos bien. No sé por qué siempre tienes que arruinarlo.

—¡No es mi culpa! Él llegó y me besó, pero yo... te quiero a ti Matt —grité.

—¡Y una mierda! Esto no da para más.

                  

—¿Estás terminando conmigo? ¿Después de todo lo que hemos pasado?

—No, sólo te estoy enseñando a decidir. No puedes esperar que no haga nada después de esto. Una relación es de dos.

—Pe-pero, no fue mi culpa —tartamudeo.

—Elige... el o yo.

Me quedo callada sin saber qué decir o qué hacer, nunca lo había visto así. Pero mi silencio sólo lo empeora.

—Vaya, ni siquiera pudiste responder.

Lo vi marchar de mi casa rápidamente sin siquiera darme tiempo a seguir sus pasos hasta fuera.

Y como siempre al final tenía tres cosas: un chico que me odiaba, un chico que me quería y un corazón roto.