CAPÍTULO 21. CAMBIO DE PLANES

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—Dime qué se siente ser un pedazo de chatarra inservible —el malicioso murmullo provocó un eco gravoso en la cavidad auditiva de Genos.

El alienígena lo había sujetado en la misma postura todo el tiempo, hasta que el fallo cerebral del rubio terminó por anular todas las conexiones motoras. Su capacidad sensorial era nula, y una visión nublada sobrevino a períodos de inconsciencia. Poseía una percepción muy vaga de sí mismo. Y por desgracia, la disonancia constante anunciaba la pérdida del último de sus sentidos siendo desplazado hacia el olvido.

Antes de que todo se volviera un caos, el falso Genos había estado observando al felino a intervalos moderados, ignorando por completo a las víboras de cascabel que se arrastraban en direcciones aleatorias y luego se desplazaron bajo la arena de vuelta a su hábitat.

El mensaje telepático que recibió a posteriori había sido el gatillo invisible que modificó la estrategia inicial, orillándolo a recurrir a su mejor plan de contingencia.

La cruda mirada del alienígena astillaba esos orbes platinados en pos de una advertencia brutal. Al inicio Silver no atacó para evitar convertirse en el responsable de la muerte de Genos, pero el adversario le obligó a embestir deliberadamente al ver que ejercía presión bajo la nuca del indefenso androide.

Aprovechando su reacción precipitada, no encajó del todo la afilada escama de dragón en Genos, en realidad había estado calculando el punto susceptible en el cuello del animal. Con una celeridad vertiginosa le interceptó en el aire, aprovechó el segundo previo al descenso y le clavó la punta de la escama con todas sus fuerzas.

—Me fascina ver cómo la sangre de los seres de este planeta se esparce por el piso hasta vaciar su asqueroso contenedor. Pero ahora no tengo tiempo de satisfacer ese capricho.

Le había dejado la escama incrustada a sabiendas de que, según sus cálculos, provocaría un irremediable sangrado interno. Muy pronto el felino se ahogaría con su propia sangre. "Es una lástima que no veré tu rostro desfigurado tratando de soportar el dolor. Me habría encantado preguntarte qué se siente haber fallado, pensar que pudiste haber hecho algo para evitar un fracaso tan patético".

Las circunstancias requerían un cambio de planes inmediato, y quedarse en medio de una disputa colectiva que pronto tendría lugar allí mismo no era una opción. La vía más asequible era escapar bajo las entrañas de la zona experimental, más le valía no acaparar la atención antes de tiempo. Además, le enorgullecía contar con la enorme ventaja de su escondite predilecto.

"Supongo que tú mismo te atormentarás pensando en ello, tigre estúpido. En tus últimos segundos de vida, agonizarás en silencio, solo... Pero descuida, para cuando te encuentren todo habrá terminado. Nadie sabrá cuán devastador fue tu sufrimiento al morir".

Sin demora, se adentró en el escondite subterráneo llevándose consigo al cyborg, a través de un mecanismo de tres compuertas camufladas. El subsuelo comprendía una serie de rutas alternas interconectadas entre sí y con el exterior, abarcando toda el área de la zona. Por supuesto que la genialidad de ese escondite estaba en las entradas y salidas estratégicas, cuidadosamente selladas, irreconocibles.

—No tienes idea de cuánto te odio —masculló mientras hacía memoria del mapa mental subterráneo y seguía los caminos trazados en su mente que le conducirían al medio selvático—. Aun así, si estuvieras consciente tal vez podrías darme detalles mucho más útiles que ese descerebrado.

Se refería al falso Stinger. No podía creer que desaprovechara la oportunidad que tuvo para acabar con uno de los estorbos, y encima cometiera la infamia de morirse.

ENCUENTRO INUSITADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora