CAPÍTULO 32. PROGRAMACIÓN PSÍQUICA

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—¿Está consciente?

Era la quinta vez que Genos hacía caso omiso a sus preguntas, y eso la irritaba sobremanera. Odiaba no saber qué le ocurría a su hermana mayor, y sobre todo qué demonios era ese objeto incrustado en su pecho.

—¿Por qué no reacciona? Dijiste que estaba respirando.

El rubio inspeccionaba sus signos vitales y el prisma de dudosa procedencia con sumo cuidado. Fubuki no entendía por qué demoraba tanto en precisar los factores de riesgo.

—¡Eres una máquina! ¡¿No se supone que debería ser más fácil para ti?! ¡Date prisa! —gritó exasperada, pero ni así lo abstrajo de su laborioso cometido.

La ecuanimidad y concentración del héroe Clase S eran admirables. Claro que la heroína no podía tranquilizarse cuando se suponía que su fortuita irrupción debía ser de entrada por salida.

—Están conectados.

No entendió a qué se refería, pero debía aguardar por una explicación detallada, puesto que las alarmas del sitio finalmente se dispararon al unísono.

—¡¿Por qué se activaron ahora?! ¡¿Qué está pasando?!

No fue el único fallo de sistema que notaron. Había algo demasiado extraño que no parecía predispuesto por Agoni. La seguridad en las celdas era insuficiente, y qué decir del robot guardia imposibilitado a saber por qué motivo. Era como si el mismo Metal Knight hubiese apagado un interruptor general para reiniciar el sistema. No sonaba lógico. Al contrario, si él sabía que estaban ahí, debió duplicar la seguridad.

—¡Espera! ¡No podemos salir todavía!

Condujo a Fubuki a la celda contigua y se sentó de espaldas a la pared, sosteniendo entre sus brazos a Tatsumaki. Ésta tenía los ojos entreabiertos, y parecía mirarlo por una coincidencia de postura. Acarició sus párpados para cerrarlos, temiendo que la similitud con el rictus mortuorio augurara un deceso inminente.

—¡¿Qué hacemos aquí?! ¡Deberíamos huir!

—Hay una especie de conexión entre tu hermana y el androide que encontramos aparentemente inactivo en su celda. Pensé que el prisma actuaba como un dispositivo que enviaba una señal remota, pero en realidad expulsa una especie de suero compuesto por nanomáquinas. Sin embargo, hay otro componente que no logro identificar.

—No entiendo de qué estás hablando —siseó por lo bajo al escuchar una serie de pasos acercándose en tropel—. Debemos llevárnosla ahora mismo.

En la frente de Genos apareció la luz roja de un apuntador láser. Y aunque fue lo suficientemente rápido en alistar su cañón incinerador, lo que le salvó de un disparo certero fueron las habilidades especiales de Fubuki para arrancarle el arma al guardia robótico.

Por desgracia era muy pronto para cantar victoria. Detrás venía una decena más, y no dudaron en dispararle a su compañero desarmado con tal de quitarlo de en medio. La formación programada del grupo fue rápida y de una precisión marcial. Rodearon a los intrusos y les dispararon sin siquiera emitir una señal para coordinarse.

No fue fácil, pero la psíquica reaccionó de manera oportuna. Logró detener la mayoría de los proyectiles, y se los habría devuelto, de no ser porque comenzaba a perder el control de sus poderes. Por más que concentrara toda su energía en ello, era como si de pronto se hubiera quedado sin reservas. Algo que jamás le había ocurrido fuera de entrenamientos al límite donde estuviera a punto de desfallecer. Y lo más extraño era que, en este caso, se sentía en perfectas condiciones. "¿Qué le ocurre a mis poderes?".

ENCUENTRO INUSITADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora