CAPÍTULO 29. BRILLANTE ENGAÑO

22 1 0
                                    


La reacción de Rider había sido tardía, pero Genos y Saitama no dudaron ni un segundo en ir a revisar quién llamaba a la puerta. Y a pesar de que el anfitrión debió atar cabos de la persona que podría hacerles una visita, no fue sino hasta escuchar su inconfundible tono de voz solicitando que le abrieran, que la reconoció, y se levantó de su asiento con la vaga esperanza de que no serían emboscados.

—Fubuki...

—Te dije que tu amiguita no sería de fiar —suspiró Saitama, menos iracundo de lo que Rider le había visto últimamente. Lo cual imaginó que era una buena señal—. Propongo que Silver se encargue de ella.

Y justo lo había dicho, cuando el tigre se colocaba en su flanco izquierdo.

—Vaya, llegaste a tiempo. Ni siquiera tuve que llamarte...

En un abrir y cerrar de ojos, la puerta se abrió por sí sola, dando un golpe contundente que hizo vibrar los goznes en un chirrido escalofriante. Genos fue el único en retroceder. Había estado observando desde una ventana adyacente, y le bastó con ver el aura luminosa de color esmeralda rodeando el cuerpo de la psíquica para moverse.

La heroína irrumpió con elegante porte, llevando encima su usual pero atractivo vestido largo, a tono con su cabello verde oscuro; unas botas negras a la altura del muslo y su abrigo blanco.

       La heroína irrumpió con elegante porte, llevando encima su usual pero atractivo vestido largo, a tono con su cabello verde oscuro; unas botas negras a la altura del muslo y su abrigo blanco

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Pero habría que ver! ¡¿Cuánto tiempo más planeabas dejarme esperan...?! —contuvo el aliento y se quedó mirando fijamente al tigre dientes de sable, boquiabierta, como si vislumbrara una visión de otro mundo.

—¿Por qué estás aquí? ¿Qué buscas? —atajó el rubio, colocándose frente a Saitama en una defensa instintiva.

—Tú... —musitó la chica sin perder de vista al tigre, absorta en descifrar lo que todavía no era capaz de comprender.

Silver no había adoptado ninguna postura ofensiva ni defensiva desde que la mujer cruzó el umbral, por el contrario, se había echado en sus cuartos traseros con total mansedumbre.

—¡¿Le dijiste nuestra ubicación a la loca de tu hermana, verdad?! —Saitama intentaba apartar a Genos del medio para pasar al frente.

Y finalmente, la esper les prestó atención.

—Vaya, no pensé verte tan débil, Calvo con Capa. Luces como un humano común y corriente, o una damisela indefensa que necesita que su príncipe la rescate, qué pena.

El androide no demoró en apuntarle con su cañón, pero Rider se interpuso.

—¡Basta, ella no es nuestra enemiga!

—Por supuesto que no lo es —sentenció Genos, al tiempo que disparó un cañonazo directo a la cabeza de la chica.

El ciclista no se movió. Cerró los ojos por instinto, esperando el impacto que los pulverizaría a ambos. Y cuando escuchó la colisión del disparo, se atrevió a mirar, descubriendo que Fubuki había desviado el ataque con sus poderes, y ahora la pared lucía un considerable agujero.

ENCUENTRO INUSITADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora