Capítulo #8: Tentación en la oscuridad. (1/2)

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- ¿Sabes dónde está el baño? -preguntó el ruloso, con voz alta pero más lenta y grave que de costumbre.

- Acá abajo hay uno que seguramente debe estar asqueroso. -respondió Dest, mientras paraban de bailar para poder explicarle. - Pero si subes por aquellas escaleras y llegas a la tercera puerta a la izquierda encontrarás uno mucho mejor, limpio y ajeno de enfermedades, parejas besándose o vómito.

Harry rió, asintiendo: -Está bien, ya vuelvo.

El chico se abrió paso entre la bola de gente con torpeza, arrastrando sus pies hacía donde el comienzo de unas escaleras se veía. Su cabeza le daba vueltas y la música vibrante perforaba en sus oídos con rudeza, a decir verdad, el muchacho comenzaba a sentirse mareado y es que nunca había estado en tal situación; nunca se había permitido beber más de una copa, nunca se había permitido reír y bailar en una fiesta, nunca se había permitido ser libre por un momento y olvidar todos sus complejos e inseguridades, siendo feliz con sólo ser él mismo. Y de verdad se sentía genial tal libertad. Un instante de racionamiento inoportuno lo hizo darse cuenta de cuán borracho estaba, pero no le importó una mierda, ese instante de lógica se fue al segundo llevándose con él a el Harry Styles responsable dejando a cambio a este chico sin control sobre sí mismo pero feliz, y ya era más de medianoche. 

Uno, dos, tres... Dieciocho, diecinueve y veinte; a duras penas y sostenido del posamanos el rizado llegó al primer piso, adentrándose en el inmenso pasillo. Un gran reloj de pared marcaban las 3:15am. Uno, dos, tres, gira hacía la... ¿Era hacía la izquierda o hacía la derecha? oh, mierda.

- Los baños siempre están hacía la derecha, ¿no? -habló consigo mismo, carcajeándose por su lógica tan ridícula y su incapacidad de recordar lo que había dicho su compañera.

Escuchó unos pasos cercanos en la cima de las escaleras y, sin pensarlo más, giró el pomo de la tercera puerta a la derecha. Adentro todo estaba oscuro, sólo la débil luz de la luna se colaba por la ventana con persianas cerradas iluminando lo que parecía ser una cama, dando a entender al pobre muchacho que se había equivocado de habitación.
Harry bufó, riéndose de sí mismo de nuevo, vaya lío estaba hecho.

Y estuvo a punto de salir de allí, pero alguna fuerza lo empujó de nuevo dentro de la habitación; alguien le prohibió el paso y cerró la puerta detrás de sí, inundando el recinto en una tibia oscuridad más profunda de la que ya era.

- ¿A dónde piensas que vas, muñeco? -dijo una voz aguda, pero no lo suficiente para ser de mujer, mientras escuchaba los pasos tranquilos de esa persona acercándose lentamente. Algo en su interior se estremeció en alerta pero, por más que su cerebro intentó reconocer el tono burlón de esa voz y el apodo que le había dado, no tuvo respuesta alguna. No recordaba nada aunque estaba seguro que conocía a el que, al parecer, era un chico. Pero, de nuevo, no sabía si eso era bueno o malo; estaba muy ebrio para analizarlo y la falta de luz empeoraban las cosas.

- No sabía que los niños buenos como tú venían a embriagarse y bailar como tontos en fiestas, de ser así te hubiese buscado mucho antes. Ha sido un deleite verte actuar tan patético. -de nuevo esa voz; esta vez más cerca. Palabras filosas como un cuchillo buscando molestar a su remitente, o herirlo. Pero, más que eso, éste estaba confundido.

- ¿Quién mierda eres? -soltó Harry, astiado de escuchar a un desconocido.

- O, espera, ¿No me recuerdas? ¿O no eres capaz de recordarme? Me hieres, Harry. -un paso más suena sobre el piso de mármol y el rizado siente el calor del otro cuerpo más cerca.

- No te puedo ver, por lo tanto no sé quién rayos eres. -Harry comenzaba a cansarse de la actitud sarcástica de ese chico y estaba lo suficientemente mareado como para soportarlo más.

- Pensé que con mi voz era suficiente.

- Pues no lo es. ¿Podrías dejarme ya en paz?

- O podría ayudarte a recordar... -otro último paso se escucha y siente la respiración del irritante muchacho golpear en su rostro, casi sobre su boca, y un par de ojos azul gélido son iluminados por una mínima claridad de la imponente luna; resaltando a la vista también un rostro de facciones perfectas y una sonrisa maliciosa espeluznante.

Oh, mierda.

¿Acaso sí conocía a este tipo?

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-A.

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Veinticinco días para amarte [Larry Stylinson] (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora