Capítulo #33: Inevitable.

11.5K 723 882
                                    

Soundtrack: The scientist –Coldplay. || Hate to see your heart break –Paramore.

---

Nota: A partir de ahora dejaré de colocar notas tediosas al final de los capítulos porque, bueno, todo se torna más… ¿serio? Y no quiero arruinar el momento. Como sea, si tienen preguntas déjenmelas en un comentario, con gusto responderé. No me odien mucho, yo las amo :(

Dedicado a Nahir, porque con sus palabras son con las que inicio este capítulo.

----   

Veinticinco días, tan sólo veinticinco días, ni más ni menos. Y entonces se siente como si su existencia se congela en ese preciso instante; no hay pasado, no hay presente, y mucho menos un futuro. Realmente, ¿algo vale? Porque ya no queda nada más, no hay más sumas en su vida, es sólo un restar continuo; restar días, horas, minutos, segundos… Sentimientos, momentos, lugares, personas, su propio ser huyendo en sus propias narices…

Es un vacío profundo que cada vez se oscurece más, es entender, mientras transcurre la cuenta regresiva, lo que verdaderamente está sucediendo, y no poder hacer nada. Es ese amargo sabor de la impotencia de no haber hecho algo antes… De haber vivido, disfrutado, amado más, y a la vez aún se siente como un reproche consigo mismo por haber dejado caer sus barreras; por dejarlas resquebrajarse para luego destruirlas por completo al dejar entrar en su mísera vida a aquellos intensos, risueños, luminosos y mágicos par de jades. Porque, quizás, lo que le dolía no eran sus escasos días ni su persona, lo que realmente le dolía era no poder encontrar la calma, no poder deshacerse de la angustia que lo mortificaba día a día, arruinando sus últimos instantes de existencia y sembrando en su corazón un desasosiego infinito que ya no lograba apaciguar ni aquel ser de alegría nata como lo había hecho tantas veces antes.

No quería alejarse de él, aunque tal vez eso era lo más correcto, no quería dejarlos perder. Ya no habrían más besos, ni abrazos, ni tomarse de las manos, ni cuerpos entrelazados… ya no habría más de aquello que tantas veces se negó, pero que, al momento de dejarlo surgir, lo hizo feliz como nada.

No podía perderlo, sin embargo, hay cosas que están únicamente en manos del incierto destino. Y toca resignarse a lo inevitable.    

"There is not a single word in the whole world that could describe the hurt the dullest knife just sawing back and forth, and ripping through the softest skin there ever was."

«Mañana te voy a dar los últimos buenos días. Mañana va a ser el último día en que me voy a permitir quererte. Mañana te lo diré. Porque te quiero, y por todo lo que eso implica, ya no quiero tenerte, ya no quiero ni pensarte…» –Malaci.

-----

Aquel día parecía ser el más brillante de todos. El sol se colaba entre las esponjosas nubes, bañando con sus cálidos rayos a cualquiera que estuviese expuesto a ellos y otorgando esa sensación de inexplicable dicha. Las hojas de los árboles se batían con modorra en la dirección en la que el apacible viento las mecía, haciendo caer a algunas, y provocando ese agradable sonido que inspiraba tranquilidad hasta al ser más amargo. 

Louis yacía acostado sobre aquella alfombra verde de césped que cubría cada perímetro de ese majestuoso lugar, apoyado sobre el regazo de Harry, recibiendo mimos en el cabello por parte de éste y observando en sus ojos la alegría que, finalmente, él también podía sentir. 

De alguna manera, en ese instante no había preocupación que perturbase su mente ni desconsuelo que esclavizara su corazón. Era como si todo hubiese vuelto al principio, o no, era aún mejor. Era como si se hubiese contagiado de la ingenuidad del otro chico, de ese decidido optimismo que lo caracterizaba, y ya nada tenía el poder atormentarlo jamás.

Veinticinco días para amarte [Larry Stylinson] (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora