Epílogo.

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Soundtrack: You are still the one -Shania Twain. || Spring time -Yiruma. || High hopes -Kodaline.



N/A: La frase en negritas ubicada entre doble asteríscos (**) es una cita del libro "La casa de los espíritus", de Isable Allende. Todos los créditos van dirigidos a dicho autor.



"When I first saw you, I saw love.

And the first time you touched me, I felt love.

And after all this time, you're still the one I love."



Un año, dos meses y veinticinco días después.


Abril.


Con el tiempo, paulatinamente, se deshizo de sus mil máscaras, derrumbó sus barreras y calcinó a sus propios demonios. La vida le otorgó la oportunidad de renacer, y esta vez Louis no la desperdició.


Le habían dado de alta nueve meses atrás, un día después de que su especialista le dio la noticia de que su enfermedad, contra todo pronóstico, había sido erradicada de su sistema con éxito. En ese momento su madre y sus hermanas lloraron de felicidad a su lado, con grandes sonrisas en sus rostros, y él comprendió que era hora de un cambio de vida; que debía comenzar a darle un valor a su existencia, y especialmente, a la de los demás. Era tiempo de dejar el pasado en el pasado, de disolver sus rencores, de alivianar su dolor e intentar ser feliz.


Y así lo hizo.


Comenzó por disculparse con todos sus allegados —cuando su imagen ya no era tan deplorable y había superado los pequeños efectos secundarios de la intervención a la cual se sometió—. Se disculpó con su familia, con Zayn, con los chicos; por cada mal estrago que les hizo pasar, por haber sido un cretino la mayoría del tiempo, por su indiferencia, su errante testarudez, su vieja tendencia a herir... Por cada una de las cosas que, sabía él, había hecho mal. Todos se conmovieron, aceptando sus disculpas sin chistar, porque ellos no almacenaban resentimientos. Incluso llegó a disculparse con Destiny, entre murmullos abochornados, a lo que la chica rió antes de dedicarle una sonrisa sincera, disculpándose también por su mal genio. El corto abrazo que siguió a aquello no habría de rememorarse jamás, ni confesarse con nadie.


Era como si fuese otra persona desde el momento que puso un pie fuera del hospital. El temible Louis Tomlinson de mirada fría e intimidante murió con el cáncer, y a cambio, había vuelto de un eterno sueño el muchacho que era a los dieciséis: gentil, bromista, de mirada dulce y cristalizada —como si llorase todo el tiempo—, e igual de sarcástico como lo había sido toda su vida; esa era la única característica suya que jamás moriría.


Lo primero que hizo al volver al Instituto fue cambiar de carrera. Estaba decidido a que, si iba a seguir con sus estudios, se instruiría en algo que realmente le gustase. Y eso era la música. Así que comenzó desde cero; un aula nueva, compañeros nuevos y verdaderas ganas de aprender. Siguió manteniendo una buena relación con Zayn y se integró definitivamente en el grupo disparejo de Liam, Niall, Ashton, Stan y Destiny. Eran sus amigos inmediatos. Con la chica altanera discutía a cada minuto, agotando la paciencia de los demás, pero aquello era más por hobby que por aversión. Así era como su relación funcionaba, no había amistad sin insultos.

Veinticinco días para amarte [Larry Stylinson] (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora