LIII. AB-

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—¿Por qué nos habéis despertado tan pronto? —preguntó Eli, seguido de un bostezo

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—¿Por qué nos habéis despertado tan pronto? —preguntó Eli, seguido de un bostezo.

—Oscar quiere irse —comunicó Dani—. Eva y yo tenemos un plan.

Eva sonrío a su lado.

—¿Y lo tenemos que hablar en la cafetería de Melody? —preguntó Tyler.

—Si, Oscar quiere irse mañana —dijo Dani—. Hemos encontrado esta poción en el grimorio, sirve para clonar. Todo lo que le digan a nuestros clones se pasará a nuestra cabeza al final del día. Teníamos pensado en mandar esos clones de vuelta con Oscar.

—Hombre, si queréis iros no os haremos esto —dijo Eva—. Pero yo me quedo, no me voy sin encontrar a Ona.

—Y yo no me voy sin encontrar a Zed —añadió Dani.

—No voy a dejar aquí sola a mi hermana —concordó Thomas—. Lauren, Lilith volvéis.

—Ni de coña —espetó la chica del pelo azul—. Me apunto a eso de la clonación.

—Yo también —afirmó Lilith. Thomas estuvo a punto de protestar, pero la chica le paró—: Me quedo y punto.

Tyler y Jonathan se miraron.

—No se que hacer... —murmuró Tyler—. Os lo comunico esta noche.

—Yo también os lo digo esta noche —asintió Jonathan.

—Yo me quedo si o si —Elizabeth colocó su mano en el centro de la mesa, Dani y Eva pusieron sus manos encima, demostrando apoyo—. El año que viene, cuando tengamos dieciocho no necesitaremos clones.

—Thomas, Tyler y Jonathan tampoco los necesitan ahora —dijo Dani—. Podéis decir que estais en la universidad de Preston, en un apartamento los tres, junto a Zed. Decid que habéis dejado lo de la universidad por internet.

—Buena idea —alabó Jonathan.

—¿Cuales son los ingredientes? —suspiró Tyler.

—Pipas de girasol, huecos de rana y una gota de sangre AB negativo. Además, hay que añadir un pelo de la persona que quieres clonar —recordó Eva.

—Floristería, Río, Jonathan —nombró Tyler.

—¿Jonathan? —preguntó el mismo.

—Si, tu sangre es AB negativo —le recordó Tyler.

—Da miedo que sepas eso —señaló el chico.

—Bien, Jonathan trae el brazo —Dani agarro un cuchillo, no muy afilado pero lo suficiente para abrir la piel.

Jonathan se levantó de un salto, provocando que su silla cayese al suelo creando un estruendo en la cafetería.

—¡Dani! —exclamó Tyler.

El secreto de Pendle Hill ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora