LXXIII. Perdida de sentidos

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—¿Que ha sido eso? —preguntó Miranda, se dio la vuelta y observó la flecha.

—¡Lauren, apunta la próxima vez! —se desesperó Dani.

Otra flecha salió de la nada, se clavo en el brazo de Miranda.

A partir de ahí todo ocurrió muy rápido.

Primero Miranda gritó, pero no fue ni tan alto ni tan desgarrador como el grito que emitió Lilith. La rubia se quitó la mano de la herida y se dio por vencida al intentar quitar la flecha, sin embargo, se tapó los oídos para no quedarse sorda.

Los siguientes en entrar fueron Zed, Christian, Jonathan y el último que dejó congelada a Eva y Dani.

Thomas.

—¿Y este? —preguntó Dani.

—¡Sistema de autodestrucción! ¡Sistema de autodestruccion! —gimió Miranda, arrastrándose por el suelo como un animal herido.

Y lo estaba. Lauren le había disparado otra flecha, esta vez en la rodilla.

Gateo y gimió hasta su madre, empujó a Eli que rodo hasta darse contra la pared. Dejándola aún más inconsciente. Eso le hirvió la sangre a Jonathan.

Debajo de madre e hija se abrió una apertura.

Y cayeron al vacío.

—¿Sistema de autodestrucción? —preguntó Dani.

Esa pregunta se respondió sola. El suelo tembló. Las paredes temblaron. Y el techo empezó a caerse a cachos.

—¡Hay que salir de aquí!—exclamó Christian, corrió hacia Eva, sacó una navaja de su chaqueta y rasgo la cuerda.

Eva gimió del dolor provocado al sentir el filo clavarse en su piel, haciéndole una profunda herida.

Christian no había calculado bien. Eva tapo su herida con la mano.

—¡Hay que irse! —exclamó Lauren, agarrando el brazo de Lilith y llevándola hasta la puerta—. ¡Vamos!

Jonathan y Zed levantaron el cuerpo de Eli, que se escurría entre sus brazos. La cabeza se iba hacia alante. Como si se le fuese a caer al suelo.

El techo seguía cayendo, y Thomas iba esquivándolo para llegar a Dani.

—¡Sácame de aquí! —gritó Dani.

—¡No me voy a ir sin ti! —Thomas empezó a darle puñetazos al candado.

* * *

—¡Christian! —exclamó Eva, se apoyó en su hombro, empezando a sentirse mareada.

—Está perdiendo mucha sangre —informó Lilith, que inspeccionaba la herida cautelosamente—. Siéntala en ese banco.

—¿Y Dani? ¿Y Thomas? —Eva intento levantarse y forjeceo con Christian para escapar de su agarre e ir a por su amiga—. ¡¿Donde están?! —lloró.

Eva intento no emitir ningún sonido ni moverse cuando Lilith clavo la aguja en su brazo.

—Tu y tu kit the costura —bufo Zed.

—¡Tu hermana y mi hermano están ahí dentro! —Lauren le pego en el brazo—. ¡¿Y tú solo sabes decir eso?!

—¡Otra vez con las hormonas! —Zed intentó apartarse de Lauren.

—Mi brazo —se quejó Eva—. Odio la vida —la morena empezó a marearse violentamente por la perdida de sangre.

No paraba de caer. La sangre roja estaba tiñiendo la camiseta de Christian, el cual tenía agarrada a Eva de la cintura y hombros para que no se cayese.

La chica empezó a resbalar.

—¡Christian! —exclamó Zed—. ¡Que no se te caiga!

El chico reforzó el agarre.

—¡Dani! —exclamó Lilith—. Los oigo.

—Lilith —le advirtió Christian.

Lauren corrió hacia la casa. En el exterior seguía intacta, pero nadie sabía que estaba ocurriendo dentro.

—¡Thomas!

Entre las ruinas Dani salía agarrando a Thomas por la cintura y los hombros. Lauren corrió seguida de Zed.

—Mi pierna —Dani cayó rendida al suelo y se tocó la pierna.

—Hay que irse —dijo Zed, ayudando a Dani a levantarse.

—Vamos a la cafetería —exigió Lilith, ayudando a Jonathan con Eli.

Caminaron a duras penas por la cantidad de heridos. Thomas que estaba insconciente por el pedazo de techo que le había caído en la cabeza, llevado por Lauren y Eva, era un tanto difícil por que la segunda tenía un brazo mal y el hilo era un poco débil, también fue difícil llevar a Eli por la estatura de Lilith y la de Jonathan, un tanto desigual. Cada cinco minutos paraban por que Dani se quejaba del dolor de pie. Se turnaba para apoyarse en Zed y Christian.

Al llegar finalmente, Melody se levantó de su silla perpleja y corrió a abrirles la puerta, Deborah y Heather fueron detrás de ellos cuando entraron a la sala en la que convivían.

—¿Que ha pasado? —preguntó Heather, que venía con el botiquín de emergencias en las manos.

Jonathan y Lilith dejaron a Eli en un sofá y a Thomas en el otro, Dani se sentó en una silla y Lilith curo la herida de Eva, esta vez con más seguridad, precaución e hilo más fuerte.

—¿Te lo ha hecho ella? —preguntó Deborah.

Eva negó y miro a Christian, su cabeza empezó a dar vueltas, Melody le dio un zumo a Eva.

—No sabe ni cortar una cuerda.

Eli se levantó cuidadosamente del sofá.

—¿Chicos? ¿Chicos? ¿Donde estáis? —preguntó la pelirroja, tanteando el aire.

Heather empezó a temer lo peor.

—Aquí —Eva levantó la mano buena.

Eli hizo una mueca de tristeza. Frunció las cejas.

—Chicos, no veo nada.

—¿Quienes sois vosotros? —preguntó Thomas bastante confuso, mirando a su alrededor.

—No puede ser —balbuceó Dani, se giró a Eva que miraba con pena a su amiga y a su hermano.

—Eva, ¿que hacemos? —lloriqueó Lauren.

—¡Eva! —exclamó Lilith.

Eva seguía en su ensoñamiento mirando a los dos chicos en un estado de perplejidad. Estaba congelada en su sitio, sin saber que hacer, que decir o como actuar.

—Por primera vez. No lo se.

El secreto de Pendle Hill ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora