LXIII. Los cazadores de brujas

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—A esto yo lo llamo un trabajo bien hecho –alabó Eva, al ver como había acabado la cafeteria después de que Melody la limpiase con sus poderes

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A esto yo lo llamo un trabajo bien hecho –alabó Eva, al ver como había acabado la cafeteria después de que Melody la limpiase con sus poderes.

Melody, detrás de la barra, tal y como le habían enseñado, con un simple movimiento de muñeca giró el cartel de abierto y cerrado, cediéndoles el paso a los clientes.

–A eso yo lo llamo mejorar muchísimo –sonrío Dani.

—Es gracias al cristal, creía que dijisteis que no estaban dentro de los cuadros —recordó Melody, mirando fijamente su cristal transparente, con el signo de el árbol.

—Fue para que Zack no los encontrase.

La tranquilidad que había inundado la estancia desde por la mañana fue remplazado por los pasos de cuatro robustos chicos, que entraban a la cafeteria con arcos, espadas y puñales colgados de la espalda, ojearon la cafeteria, miraron a las tres chicas y se sentaron en una mesa, que estaba de cara a la puerta.

–¿Como llamas tu a eso? –le preguntó Dani a Eva, señalando a los chicos y a los arcos y espadas que llevaban colgados.

–Problemas –contestó, inmóvil.

–¡Melody! –exclamó el que parecía ser el líder. Un chico alto moreno con unos ojos azules, tan hipnotizantes, incluso mas que los de Dani–. Cuanto tiempo.

–¡Christian! ¡Que alegría! –exclamó la chica, fingiendo felicidad–. Son cazadores de brujas –le susurró a Eva.

Eva y Dani observaron a los chicos desde lejos. Uno era el que más destacaba, no solo por que se había parado a saludar a Melody, si no por que era el que mas distinguía entre el pelo marrón y los ojos almendra de sus compañeros. Sus ojos eran como un río, azul y cristalino, y su pelo, como un trigal en invierno, seco, pero conserva la claridad del verano aún.

–¿Qué? ¿Quien les ha llamado? —preguntó Dani.

–Siempre vienen a por Zack y Charlotte, pero nunca lo consiguen. Firmaron la paz el año pasado con Daniel. Solo tienen dieciocho años y se encargaban de cazar brujas –señaló a uno moreno–. Ese de ahí es el primo de Dana, Donovan, le habra avisado de que tres brujas de Samlesbury están aquí. Vendrá a discutir con su prima sobre su brujería.

—Lauren tenía razón, matare a esa lagarta —murmuró Dani, fulminando con la mirada a la calle, como si Dana estuviese ahí mismo.

–¿No firmaron la paz? —preguntó Eva, mirando de reojo a Dani.

Melody agarró la cafetera.

–No con las de Samlesbury –se dirigió hacia la mesa.

—Lo que me faltaba por oír —se quejó Dani—. ¿Qué es lo siguiente? ¿Que Lilith sea una banshee?

Dani y Eva le siguieron.

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