XLVII. Las tres brujas de Samlesbury

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—Dani, creía que sabías lenguaje de signos —dijo Thomas, intentando descifrar lo que les decía la adolescente sorda que tenían delante

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Dani, creía que sabías lenguaje de signos —dijo Thomas, intentando descifrar lo que les decía la adolescente sorda que tenían delante.

—Si, se decir soy Danielle, tengo trece años y me gustan las tortugas marinas —explicó la chica—. ¡Era un trabajo de lengua! ¡No un curso entero!

–¡Que podía esperar! Al fin y al cabo eres rubia –suspiró el rubio.

Dani le propino una colleja.

–Sere rubia, pero el único hueco aquí eres tu.

—Lauren, ¿has descifrado ya lo que dice? —le preguntó su hermano, que se frotaba la cabeza dolorido–. Te has pasado...

–¿En serio? Que pena.

—No puedo, va muy rápido —contestó la chica del pelo azul, que miraba en su móvil un diccionario de lenguaje de signos. Era la única que seguía en la conversación con la chica, o al menos lo intentaba.

—Donde están nuestros amigos —le volvió a repetir Thomas a la chica pelirroja, vocalizando con los labios cada vez más para que la chica los leyese—. Como te llamas —Thomas subió y bajo los brazos, dejándoles caer en su regazo—. Me rindo.

–Es sorda, no tonta, estupido –Dani intento darle otra colleja, pero el chico le agarró de las dos muñecas.

Lauren miró hacía arriba, encontrándose con el cielo azul, no había ni una sola nube.

–Por favor, ayudadme a soportar a estos dos.

—Se llama Adele, tiene dieciocho años, también le gustan las tortugas y no ha visto a vuestros amigos —interpretó una chica morena que se había unido a la conversación—. Hola, soy Sophia.

—¿La entiendes? —preguntó Thomas.

–No, Thomas, se lo acaba de inventar –dijo Dani, poniendo los ojos en blanco.

—La entiendo. Somos mejores amigas, y las mejores amigas tienen que entenderse aunque cueste. Aprendí cuando tenia cinco años —explicó la chica, miro a los tres amigos con sus brillantes ojos azules y sonrío.

—Soy Dani, la del pelo azul Lauren y el tonto es Thomas —presentó la rubia.

Sophia hizo un par de signos señalando a las tres personas delante de ellas. Adele asintió.

—Un placer, ¿sois nuevos? ¿Os habéis mudado? ¿Sois hermanos? —preguntó Sophia, la cual interpretaba los signos de Adele.

—Te lo explico en un segundo para que lo entiendas. Él –señaló a Thomas–. Es mi ex-novio, y ella es su hermana.

Sophia repitió esas palabras que había dicho Dani, haciéndole los signos a Adele. La chica pelirroja sonrío ampliamente.

—Venimos de Samlesbury —añadió Lauren—. Estamos buscando a nuestros amigos, Zed y Ona.

El secreto de Pendle Hill ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora