LXII. Los lobos de Ona

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—Madre mia —murmuró Tyler, avergonzado por la escena anterior—

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Madre mia —murmuró Tyler, avergonzado por la escena anterior—. ¡Nos echan, eh! ¡Al final nos echan!

Eva se sentó a su lado y juntos observaron a Eli, que estaba tumbada en el sofá, mirando el techo pensativa. Finalmente, sus amigos se unieron a ellos para observar a Eli.

—Tiene ataques —señaló Jonathan.

—Mi hermana está enamorada de un asaltacunas —Thomas miró a Lauren asustado, pero solamente una pregunta le cruzaba la cabeza. ¿Quien era?

—No es asaltacunas, solo se llevan cuatro años, asaltacunas es con cinco —respondió Lilith—. Para el amor no hay edad.

Lauren estaba incomoda, ya que principalmente, esa discusión iba sobre ella.

—Mi mejor amiga es una loca —recordó Dani—. Y nosotros estamos hablando de esto, como si no nos estuviese escuchando —Zed a su lado asintió.

Elizabeth, se levantó del sofá y salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella.

—Debería hablar con ella —Jonathan hizo un amago de levantarse, pero Ona le paro.

—Yo me encargo.

—¿Tú? ¿Que le vas a decir? ¿Tienes experiencia con esto?

—Estuve poseída por una persona malvada, se más que ninguno.

Ona salió detrás de Eli.

La encontró sentada en el escalón de la puerta, de brazos cruzados, mirada apenada, mirando el empedrado suelo. Detrás de ella, la puerta se abrió y Ona salió por esta, observó el descuidado cabello de su amiga pecosa.

Eli, le hizo un hueco a Ona para que se sentase a su lado.

—No digas...

—Hay una pelea en mi interior, una muy grande —le interrumpió Ona—. Son dos lobos. Uno representa la bondad, la amistad y el amor. El otro, sin embargo, representa la malicia, el poder y la avaricia. Los dos quieren tomar el control, pero solo uno puede tenerlo —Eli se acercó un poco más a ella, interesada por las palabras de Ona—. La misma lucha está ocurriendo en tu interior.

Eli negó con la cabeza y suspiró. Miro a los ojos verdes de Ona, buscando la respuesta que estaba buscando. Pero encontró lo mismo que encontraba en los suyos al mirarse en el espejo; nada. Desesperación, oscuridad y lagrimas que no habían llegado a salir.

—¿Cual gana? —preguntó finalmente, sin despegar la mirada.

—Al que más alimentes.

Volvió a negar con la cabeza, y miro al suelo de nuevo. Justo donde había una grieta, como su interior que estaba roto. Roto por todo por lo que estaba pasando, sola. Eva nunca le entendería, le soltaría cualquier cosa de cerebrito que no le habría servido de nada y Dani sería demasiado dura con ella.

Pero Ona, la chica, ella, ella había pasado casi por lo mismo que ella. A ambas el lado oscuro se las llevó, Ona le había dado esa charla, Ona había salido detrás de ella.

Ona le escucharía.

Pero no lo hizo. No le contó nada.

—¿Todo bien? —preguntó Jonathan, al verlas regresar.

Las dos recién llegadas intercambiaron miradas. Ona asintió a Eli, invitándola a hablar.

—Todo bien.

—Mirad, hoy la zo... —Zed miro severamente a Dani—...la guapa y dulce Dana ha soltado muchas cosas. Entre otras que tu —señaló a Lauren, que intentaba mantenerse al margen—. Estabas colada por un tío cuatro años mayor.

—Larga historia, poco tiempo —contestó la chica, intentando limpiarse el sudor de las manos contra su pantalón.

—Tiene razón —concordó Eva.

—Gracias —murmuró Lauren, aliviada.

—Dani, tiene razón —corrigió la morena.

–Dejadlo, era una simple broma para ver si podíamos confiar en Dana –explicó Lauren–. Y veo que no –trago saliva–. Creo que no es una bruja de verdad.

–Déjate de tonterías –le reprimió Dani–. Ve el cuadro y paso la prueba del río. A mi también me cae mal, pero no la voy mintiendo para ver si es de fiar.

Y así con esa conversación Lauren no volvió a pronunciar palabra sobre Dana o que la involucrarse a ella.

Y es que la chica del pelo azul puede que tuviese razón con Dana. Era la que mas tarde llegaba a las clases de brujería, la que no captaba los hechizos y la que parecía tramar algo. Por esa razón, Lauren dormía con su arco.

El secreto de Pendle Hill ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora