Espero que les guste...
No podía seguir en la cabaña. Una nota en el refrigerador con la dirección del taller de mecánica me hizo resoplar. Salí dejando la ventana de mi cuarto sin seguro para entrar más tarde. Tenía que llegar al taller a las tres de la tarde, aún eran las dos.
Decidí conocer el pueblo. Caminé unas tres cuadras hasta salir del bosque. Llegué a la autopista y pude ver algunas calles. Una florería antigua era atendida por un joven moreno, había una escuela y lo que más me llamó la atención fue un pequeño restaurante. Era rústico e informal.
Entré por la puerta principal, aún me quedaban algunas monedas. Tomé asiento en una de las butacas. Las paredes eran de ladrillo y el techo de madera. Las butacas y las sillas eran de diferentes texturas, yo tomé una de cuero.
Tomé la carta, la especialidad...hamburguesas. Un mozo con un mandil azulado salió de la cocina con unos batidos de fresa y los colocó frente a una familia. Me llamó la atención su estructura asiática. Era de mediana estatura, con ojos rasgados pero verdes, cosa que me llamó la atención. Me recordó a Park de "Eleonor y Park".
-¿Se te ofrece algo?-preguntó ansioso.
Cuando me habló las personas comenzaron a murmurar. Mi ropa era extraña a comparación de los vaqueros y ropas pintorescas de las personas del lugar pero seguía sin creer que un poco de piel al aire pudieran causar tanta atención.
-Discúlpalos, eres casi nueva, si me entiendes, muchos de los clientes te conocen.
-Deben de saber del accidente.
-Por algo eres como una celebridad, solo dales una semana.
-Lo intentaré.
-¿Quieres algo de la carta? Lo único bueno son las hamburguesas.
Estuve a punto de reír cuando escuché los gritos de una niña. La pequeña debía de tener unos siete o ocho años. Sus ojos eran caramelos y su cabello pelirrojo vivo. Unas pecas le rodeaban los pómulos y la nariz respingada.
-¡Koutaru!¡No me robes a mi clienta!.-gritó con voz chillona.
-Es toda tuya Melany.
La niña sacó un lapicero de su oreja y tomó su libreta.
-Su orden.
-¿No eres muy pequeña?
-De alguna manera tengo que ayudar en casa, mi hermano no puede tener tres trabajos, él tiene dos y lo ayudo en este para tener más dinero.
-Esta bien. Dame una hamburguesa.
-Ahora la traigo, por cierto, eres muy bonita.-soltó sonriente.
Sonreí agradecida y esperé mi hamburguesa. Melany me la entregó, Koutaru tenía razón, estaba deliciosa. Miré la hora, eran las dos y cuarenta. Me dirigí a la caja y pagué. El chico asiático se encontraba en una esquina.
-¡Disculpa! ¿Sabes dónde queda Owen's?
-El hermano de Melany trabaja ahí. Esta a un par de calles de "la rural" nuestro restaurante. Solo dobla la calle y sigue de frente.
-¡Gracias!
Seguí sus instrucciones hasta toparme con un gran portón metálico. El óxido podía verse desde donde estaba. Una pared vieja, sucia y demacrada cubría el taller. Era color cemento. Entré por el portón, no había techo salvo uno cubierto de tejas que cubría un par de oficinas antiguas.
Un auto negro junto a una motocicleta increíble reposaban a unos metros. La motocicleta no era la de Owen pero se me hacía familiar. Por la ventanilla de la pequeña oficina pude ver a mi tío.
Di unos pasos para decirle que ya había llegado. Algo duro me hizo tropezar, caí. Una de las rodillas de mis vaqueros se abrió. Apreté los labios molesta, iba a lanzar el objeto que me había echo tropezar. Una pierna cubierta por unos vaqueros oscuros fue seguida de un rostro ya conocido para mi de debajo del auto.
Jess llevaba una camiseta azul marina. Su cabello estaba despeinado y hacia arriba como siempre, seguía teniendo su cabello entre cobrizo y rojizo. Su ceño fruncido me llamó la atención, yo era la que debía de estar enojada.
-Fíjate por donde caminas chica.
-¡Me hiciste tropezar!-refunfuñé.
-Estaba arreglando el auto. No todo gira a tu alrededor niña.
-No me digas niña.
-Deja de comportarte como una.
El sonido de unos pasos acercándose llamó nuestra atención.
-Veo que conoces a mi sobrina Jess.-habló Owen.
-Lamentablemente.
Rodé los ojos.
-Elena espero que hayas conseguido trabajo. Sino serás mi asistente y cuando no este la de Jess.
-Prefiero tragar tierra a trabajar. Puedo conseguir dinero sin hacerlo.
-No existen los piques en Bakewell Hill Elena.-habló el casi pelirrojo.-Vivo aquí desde hace años.
-¿Pero por qué estabas haya?
-Necesitaba dinero. No a todos les cae del cielo.
-Jódete.
Ignoró mi comentario. Tomó un trapo y se dispuso a limpiarse las manos. La mugre cubrió la tela amarilla. Owen me tomó del brazo y me llevó a su oficina. Me sentó en la silla, gruñí.
-Recibirás trescientos dólares mensualmente. Vendrás a las ocho de la mañana y te irás a las cinco.
-Es muy poco dinero.
-No serás una vaga y por algo se empieza. No tienes experiencia, solo tendrás que atender llamadas y ayudarnos cuando atendamos clientes.
-No intentaré negarme porque se que igual me obligarás.
-Mañana empiezas.
Asentí. Por la ventanilla lo vi. Jess se colocó una chaqueta de cuero. Acomodó la caja de herramientas y cerró la parte delantera del auto. Se colocó de cuclillas. Un perro regordete se encontraba a sus pies. Era un bulldog inglés. Sonreí con ternura, apagué mi sonrisa al recordar que era amigo de Jaxon.
-Algo me dice que te agradará trabajar aquí.-soltó mi tío.
-Sigue soñando.
-Creo que ya puedes volver a la cabaña.
-¿Es tu perro?
-¿Ese?-preguntó.-No. Es el perro de Jess, siempre lo sigue al taller. Se llama Chuck y tiene un carácter fuerte, como su dueño.
No creía que el perro fuera agresivo, se veía tranquilo. Jess se subió a su motocicleta. Acomodó a Chuck entre sus piernas. Su vista paró en mi. Una sonrisa de lado se formó en sus labios, no una sonrisa de empatía o simpatía sino una que prometía problemas. Evité su mirada fijándome en el bulldog. Un gruñido salió del mismo.
Mi tío tenía razón, después de todo los perros se parecen a sus dueños.
Foto de Jess y Chuck. Así me imagino a Jess. Repito así me lo imagino, si se imaginan a alguien diferente no hay problema ¡)
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Todo pasa por algo...(editando y será continuada)
Teen FictionElla no recodaba nada después del accidente , sin saber quien había sido su vida da un giro completamente drástico tras conocerlo a él . Ella la chica perfecta según todos , él un problema viviente que le gusta la velocidad quién dice que vida solo...