Moonchild (Jack Frost x Elizabeth)

~Cap 9: "Primeras veces"

Cuando me di vuelta Jack tenia de nuevo el dibujo que había dejado tendido sobre el escritorio analizándolo con atención dándome una cierta curiosidad mientras me acerque.

-No desaparecerá porque le quites los ojos de encima–pase mi brazo por sobre su hombro riéndome un poco de él que tan metido estaba en aquella hoja de papel retirándosela suavemente- Y puedo hacer más.

-No, creo que este está muy bien. –le mire arqueando una ceja llevándolo tomándolo por su sweater al sofá para dejarlo caer empujándolo con mi mano riendo dejando que me mirara desde allí guardándolo de nuevo.

-Te dibujare tanto como quiera, pero por hoy está muy bien este –me acerque sonriendo esquivando un almohadón que me lanzo a la cabeza de color blanco- ¿Quieres peleas de almohadas Frost? –tome uno de los más grandes mirándolo desafiante cuando el estiro su mano hacia atrás sin quitarme de encima la vista, atrapo una de las almohadas y se cubrió cuando lo ataque saltando sobre el para estampárselo en el rostro logrando bloquearme.

-¡Mal movimiento! –alzo su voz victorioso y me golpeo de lado con su almohada algunas veces mientras yo le di ahora si en su cara por descubrirse, entre risas comenzó una batalla atrapándolo debajo mío sin permitirle moverse.

-¡No puedes contra mi Frost! –le di algunos golpes tomando su almohada lanzándola lejos para que no pudiera defenderse pero ahora lo hacía con sus brazos escuchándose más sus risas.

-¡Eso es trampa! – tomo mi almohada lanzándola lejos como yo con la suya pero con el tirón casi pierdo el equilibrio amenazando con caer y golpearme contra el piso.

*Jack*

La atrape por la cintura tirando de ella hacia mi cuerpo afirmándola de nuevo en su lugar. Su rostro estaba asustado por la pequeña dosis de adrenalina mirándome directo a mis ojos sin saber mucho que hacer pero aun así no se soltaba de mi agarre, sus piernas estaban a un lado de mi cuerpo y teníamos el torso bastante juntos casi podía sentir su latir exaltado, mis manos se movieron solas dejándose llevar acariciando con suavidad los lados de su cintura sobre la ropa, era bastante estrecha y con un tacto cálido.

Repentinamente se separó sentándose de golpe aun sobre mi sonrojada cubriendo su rostro mientras su cabello se movía dando un latigazo hacia su espalda, levante mi torso siguiéndola como atraído por un imán sosteniéndola por la cintura de nuevo sin querer dejarla escapar más allá de que comenzara a moverse para intentar salir de aquel lugar.

-Jack –susurro cuando me termine por acercar mirándola intensamente a los ojos verdes que intentaba esconder bajando la mirada y con sus manos separarme por el pecho. Ignore su llamado de atención y roce mis labios suavemente con los de ella que algo temblorosos, no sabían si corresponderme o no. Los entreabrió cuando el tacto efímero se dio y de su voz un pequeño sonido salió muy bajo, escuchaba latirle su corazón, estaba haciéndolo demasiado rápido y que decir, se sentía muy bien que fuera causado por mí.

La luz y el sonido del auto choco contra el frente de la casa percatándonos de que habían llegado sus padres de nuevo, ella se removió totalmente empujándome para salir de encima escapándose de mis manos y de la cercanía de nuestros cuerpos. Le oí entrar al baño de prisa y el agua comenzar a correr sin escuchar más señales de ella, me senté mirando al suelo con mi corazón totalmente acelerado pensando lo de hacía unos segundos dejando caer mi peso hacia atrás reposando en el respaldo del cómodo sofá rascando suavemente mi nuca, se ponían cada vez más interesantes las caras que podía mostrar esa chica.

*Elizabeth*

No podía creer que acababa de pasar, seguramente era uno de esos juegos para molestarme pero, parecía que del todo no me desagradaban aquellas cosas, mi corazón estaba latiendo de prisa mientras escuchaba el agua de la canilla correr y me mojaba un poco la cara para refrescarla. Tenía las mejillas completamente rojas hasta un poco de las orejas, el cabello algo despeinado por el juego y mi respiración estaba agitada por la repentina huida, realmente no podía creer que se me cruzara por la cabeza el preguntarme a mí misma "que hubiera sucedido si no escapaba".