Moonchild (Jack Frost x Elizabeth)

~Cap 46: "Batalla final tercer fragmento"

ADVERTENCIA: PODEROSOS SPOILERS DE LA SAGA DE LIBROS "LOS GUARDIANES DE LA INFANCIA" EN ESTE CAPITULO. LEER BAJO SU PROPIA RESPONSABILIDAD.

Nadie se movió de sus posiciones mientras observaban esperando alguna explicación de qué era lo que sucedió ¿porqué de repente toda pelea había cesado? Pero solo yo alcanzaba a ver y sentir el único cambio que ella había sufrido. Ahora no mostraba hostilidad para continuar con sus ataques, tan solo me miraba analítica a través del escudo con que me había protegido de ella había creado.

-¿Eres Nightlight? –Susurré con cuidado el nombre del chico que nos había salvado en el mundo de las pesadillas tomando el lugar de Jack. Ella entrecerró los ojos pensando el que era correcto responder, pero negó con algo de confusión. - ¿Continuas siendo Tenebris? – Ella hizo lo mismo analizando lo que había cambiado para responder, se miró las partes del cuerpo a su alcance y no pareció percatarse de que fuera físico. Solo sus ojos parecían pertenecer al color de él, verdes pálidos.

-No lo sé. –Respondió brevemente comenzando a alejarse de mí, para detenerse solo a observar el panorama completo ignorándome.

Permití que el escudo se deshiciera en el aire y me permití observar su accionar tomando distancia confundiendo a los guardianes presentes porque no comprendían la mitad de lo que veían. Solo Jack aun temiendo que fuera una trampa hizo un exitoso segundo intento por acercarse a mi lado, ambos seres oscuros lo ignoraron e hizo intento de alejarme de ella pero me negué. Pitch estaba rodeado de los niños, hacía de espectador estando de brazos cruzados manteniendo un semblante de seriedad. Él comprendió que ella ya no servía para su propósito cuando detuvo su intención de asesinarme, considerándola como un elemento desechable.

Mientras Tenebris terminó mostrando un rostro lleno horror, sus garras comenzaron a crecer aún más amenazantes que cuando me atacaba, su postura cambió de precavida a una llena de tensión mirando algún punto en el suelo. ¿Qué pensó en ese momento? me fue imposible de adivinar, pero había sido algo tan malo que debido a su semblante Los guardianes sintieron la amenaza y por precaución se tuvieran que preparar para defenderse. Norte empuño con firmeza sus espadas, Conejo tomó algunas bombas para distraerla y Sandy apareció sus látigos de arena. Ella soltó un grito de odio indicando lo sedienta de venganza que estaba logrando alarmarlos, pero al arremeter se direcciono hacia Pitch que la miraba con soberbia desde su sitio. Jack a mi lado comprendió las intenciones y se lanzó tras ella para detenerla, aunque la velocidad de ella era tan brutal, al cruzarse en su camino atacándola se debió hacer a un lado. Todo pareció hacerse lento al verla estrellarse en el suelo vació, donde antes estaba el rey de las pesadillas ahora solo estaba ella con algunos niños que corrieron de allí.

-¿Te atreves a atacarme a mí engendro mal agradecido? –Habló apareció detrás de ella para ahorcarla con una cuerda hecha de arenas de pesadillas, parecida a la de los látigos de Sandy.

Cegada por el odio comenzó nuevamente a atacarlo para zafarse de su agarre, comenzó a cansarse de forcejear por algunos segundos y con un ademan de sus manos, usó sus lanzas para atacarlo por la espalda. Nuevamente él desapareció liberándola antes de que el ataque le diera.

-¡Alejen a los niños del peligro!–Exclamó Norte para que todos los guardianes nos pusiéramos de inmediato con la tarea, desde el aire les señale el lugar donde llevarlos encontrando una edificación lo suficientemente alejado.

-¡Vamos! -Me uní para llevarlos con algo de dificultad, ya que siempre buscaban regresar hacia Pitch. Sandy los durmió soltando arena de los sueños para mantenerlos bajo control encargándonos de cargarlos como nos fuera posible. Sin la influencia de Tenebris ahora era difícil que se volvieran a levantar. Un grito de agonía se escuchó y fue lo que me obligó a regresar, no fue de Pitch si no de Tenebris, se había dañado a sí misma cuando Pitch desapareció. Cayendo de rodillas se sostenía las heridas de su cuerpo.