-¿Cuantas veces dije que no vuelvas a entrar a mi oficina de esa manera? –Norte comenzó a regañarlo alterado por la gran entrada, pero Jack solo lo ignoraba confundido al verme reír. Y aun sin entender el motivo de mi risa, me di el gusto de abrazarlo con mucha fuerza refugiándome en él, como ya me era costumbre. Sin más reproches llevó sus brazos a mi cabello acariciándolo y peinándolo con sus dedos.
- Sabes bien que tiene razón... –Susurré en su oído para que no se le ocurriera responder a la reprimenda que Norte le había dado.
Consiguiendo una divertida sonrisa, con la que ignoraba lo que dije, decidió hacer algo. Mientras Norte se encontraba distraído recogiendo enojado los papeles, juguetes y adornos desparramados por toda la alborotada oficina; Jack con confianza afirmó el agarre de su cayado y luego a mí, con su brazo libre rodeándome la cintura me levantó del suelo con facilidad.
-¡Gracias por encontrarla, ahora me encargaré yo! –Dijo subiendo al escritorio de un salto. Norte se levantó mirándolo indignado porque esperaba algo de ayuda para recoger todo.
-¿Cómo te encargaras? –Preguntó agudizando su tono. Jack con un movimiento de su cayado abrió de par en par la ventana dando indicios de sus intenciones a Norte- ¡Ni se te ocurra, debes limpiar tus desastres!
El chico soltó una risa burlona enojando aún más al ruso. Era una costumbre desaparecer cuando algo le suponía responsabilidad o no le parecía divertido. Salimos volando veloces a través de la ventana, escuchando a Norte maldecir su mala costumbre de hacer lo que quería, mientras me arrastraba e influenciaba dándose cuenta de cómo mis luces de luna decidieron aprovechar la revuelta y desapareciendo de la escena del crimen robando las galletas de su plato. Me exasperé momentáneamente al verlas reaparecer disfrutando de su botín por como su brillo titilaba felizmente. Jack riendo aún más divertido aceleró su velocidad tomándome de la mano para arrastrarme al lugar que tuviera en mente.
-¡Jack! ¿Sabes que estoy allí como invitada y que cuando quiera él puede echarme? –Pregunté con sarcasmo para alejarme de él soltándome de su agarre.
-Te aprecia como para hacerlo. –Se giró para verme con su encantadora sonrisa, mientras el viento despeinaba su cabello. Entrecerró los ojos cómplice, cuestionando como lo miraba en silencio.
-Y tú aprovechas para hacerle la vida más complicada. –Se acercó hacia mí y sonrió tomando nuevamente mi mano al asentir.
Me continuó llevando al sitio que desconocía, sosteniéndome de la mano para guiarme, pareciendo que las luces eran parte de sus planes porque me llevaban como sabiendo a donde. Decidí volver a insistir.
-Jack ¿dónde se supone que vamos?
-Solo... vamos a visitar a unos viejos amigos. –Respondió sin detener la marcha.
Él a pesar del susto que se había llevado por mi pequeña desaparición, parecía de muy buen humor. ¿Tal vez la broma y desesperar Norte lo ayudó a tomárselo de otra manera?¿comprender lo que paso? Solo sé que estaba dispuesta a contagiarme de su energía y poder despegarme de las preocupaciones. Tenebris y Norte tenían razón, solo tenía que dejarme llevar, dejar de forzar las preguntas y las respuestas llegarían a mí.
Lentamente el escenario nevado del polo norte se transformaba a la tundra, luego a las zonas boscosas compuestas de pinos nevados y por fin, tras algunos kilómetros, la aparición de otras clases de árboles perennes indicando que nos movíamos hacia el sur. Por un momento, en aquel viaje, aluciné que la tierra se había movido por sí sola y que en vez de ser nosotros los que nos movíamos, parecía que solo permanecimos suspendidos. Solo cuando sentía que el viento me alborotaba el cabello por la velocidad a la que nos movíamos, volvía mi sentido de la realidad. Y sin decir nada, de un momento a otro sorpresivamente descendimos en picada sintiéndome en una maldita montaña rusa.
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Moonchild (Jack Frost x Elizabeth)
FanfictionElizabeth una muchacha de 17 años se enfrenta a una repentina mudanza dejando atrás una vida que nada le prometía, por una que crea nuevas oportunidades para ella y su familia. Pero si se lo dijeran jamas lo creería, las cosas que viviría por ello...