Elizabeth una muchacha de 17 años se enfrenta a una repentina mudanza dejando atrás una vida que nada le prometía, por una que crea nuevas oportunidades para ella y su familia. Pero si se lo dijeran jamas lo creería, las cosas que viviría por ello...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Parecía chistoso que siempre terminara despertando en lugares extraños sola, ahora ni bien logre difícilmente abrir los ojos me sentía desorientada y perdida por la imagen desconocida que se presentó, solo la gigante luna dándome algo de confort y tranquilidad en el cielo reconocí, donde nubes aparecían con pequeños destellos blancos que las surcaban en un divertido baile, como estrellas en el cielo que tenían vida propia.
Di unos pasos mirando hacia abajo, el piso estaba escondido por una neblina interminable que se extendía en todas direcciones o al menos hasta donde la vista me permitía captar, de hecho si hubiera un risco podría caer y morir sin que nadie nunca se enterara, pero aquel pensamiento no se estancó si no que la tranquilidad del lugar lo hizo a un lado nuevamente. Detrás de mí había algo que desentonaba, una colina que con pequeños escalones de piedra que se alzaba pareciendo alcanzar la gran figura lunar.
Decidí subirlos para tener otra vista del sitio, parecía deslizarme por el lugar, el suelo era de alguna manera suave se amoldaba a cada paso acogiéndolos hasta el primer escalón de piedra, mire mis pies, estaba descalza, luego observe que traía puesto y era un vestido muy hermoso casi tan vaporoso como la neblina. Continúe subiendo la escalera devolviendo la mirada al final, en la cima se comenzó a formar una figura humanoide de algo baja estatura, con un rostro redondeado pero completamente amable quien con brazos en su espalda esperaba a mi encuentro con cierto resplandor suave rodeándole.
-Finalmente Elizabeth Katherine –dijo moviendo sus labios sin desarmar su perfecta sonrisa, cuando llegue a su lado observo la confusión que alojaba en mi rostro al mirar los alrededores rápidamente- Sé que te encuentras llena de incógnitas que necesitas responder con urgencia, apaciguaremos aquello pero primero déjame presentarme correctamente, después de todo me conoces pero, nunca fue cara a cara.
-No te reconozco, pero si te siento familiar. Esto parece ser otro de mis extraños sueños ¿Lo es? ¿Estoy soñando? –dije con un susurro un poco perdido en el aire por no saber bien que hice antes de despertar allí, el llevo su mano hacia su saco acomodándolo un poco y la otra a su espalda para asentir lentamente una vez.
-Es algo parecido –estiro la mano del saco en mi dirección sin mostrar perturbación alguna en su rostro, siempre al hablar tenia una cálida y amable forma de hacerlo- Soy el Zar Lunar XII –lo mire un poco extrañada arqueando una ceja mientras estrechaba su mano, una risa se le escapo antes de volverme a hablar- Pero tu puede que me conozcas mejor como Hombre de la Luna o simplemente Manny –movió nuestras manos suavemente y las soltamos pero ahora cambiando mi rostro a uno estático.
-Es... es todo un placer... quiero decir... es increíble poder tener el placer de conocerte, ¡Estamos hablando aquí por dios! Q...quería agradecerte por lo que hizo... –tartamudeaba hablando nerviosa y atropellada, en contraste a su rostro tranquilo y comprensivo escuchándome atento me interrumpió con su mano negando.
-Con calma, también me emociona pero antes de que digas lo que tienes en mente hablemos un poco los dos, siéntate querida. –respire profundamente asintiendo con una sonrisa, me invito a sentar en un banco de piedra con un ademan de su mano, lo hice y el me acompaño tomando asiento a mi lado y continuo sus palabras – Siento el deseo que tienes por el saber y no te lo negare, pero quiero contarte una pequeña historia antes.
