Enseñame a Olvidar II: volver a nacer

Cap - 5 ¿Recuerdas algo?

Cap 5- ¿Recuerdas algo?

Natalie:

El oír su voz en mi oído y sentir sus manos tapando mi boca, trajo nuevos recuerdos a mi mente.

En ese recuerdo nos encontrábamos​ los dos exactamente en la misma posición que en este momento. La única diferencia era que aquella vez me apuntaba a la cabeza con una pistola y sacaba a la fuerza de mi casa.

El miedo se apoderó de mí y sin poderlo evitar mi cuerpo se tensó instantáneamente.

Cómo no hacerlo, si las luces y señales de alerta apuntaban a este hombre intermitentemente.

¡Era veneno puro!.

Veneno que con solo oler se apoderaba de mi ser, de mis sentidos y de mis más profundos​ deseos. Que amenazaba con acabar en un instante con mi vida si me acercaba demasiado a él, pero del cual no podía, ni quería alejarme, al contrario, el cual moría por probar.

- No te voy a hacer daño, lo juro - dijo con voz melodiosa.

Su voz era verdaderamente hermosa, como si del cantar de Ángeles​ se tratara y por alguna razón desconocida para mi, ya que era el mismísimo demonio encarnado, le creí.

Después de arreglar los asuntos con el hombre que me llevaba, nos fuimos. El sonido de las balas resonaban en mis oídos y creía perdería el autocontrol de un momento a otro. Lo único que me mantenía tranquila en ese momento era sentir el tacto de su piel rozando la mía.

Llegamos a un corredizo, en donde había hombres por todos lados. ¡No teníamos escapatoria, ese sería nuestro fin!. William retrocedió lentamente tratando de no hacer ruido, para no ser descubiertos.

Topamos con una ventana, él estudió el lugar atentamente. Me observó fijamente a los ojos dejándome saber lo que seguía y asegurando que todo estaría bien. Por alguna razón desconocida para mí no tenía miedo, al contrario me sentía llena de vitalidad y energía.

Me ayudó a subir al barandal y justo en ese momento nos dispararon.

William me tomó de la mano y saltamos. Caímos en una pequeña carpa, que al recibir el peso de nuestros cuerpos se vino abajo. No nos evitó el fuerte golpe que recibimos al caer, pero si nos protegió de que nuestra cabeza no reventara como una sandía al tocar asfalto.

Las balas no cesaban, podíamos escuchar el fuerte zumbido que causaban al pasarnos rosando.

Un auto negro se detuvo a la par nuestra y la puerta se abrió de golpe. William se percató que era su gente y me ayudó a entrar en él, a la protección que brindaba su sillones de piel y su carrocería blindada.

El calor de su interior y de los brazos de William, me brindaron la tranquilidad que necesitaba en ese momento.

- ¿Están bien? - una voz femenina muy conocida para mí me hizo voltear. Era ella, la mujer que iba a verme todos los días y me llenaba de amor. - me tenían...- no la deje terminar, cuando me abalance a su cuerpo. Ella sonrió y me abrazó fuertemente - me tenían muy preocupada. - Acariciaba mi pelo con tanta ternura, como si de una madre se tratara. - Sshh tranquila, todo esta bien.

Me puse a llorar en su pecho como niña chiquita. Podía oír la hermosa risa de William tras de mi.

- ¡Te dieron muchacho! - dijo ella nerviosa.

- Estoy bien, solo fue un rozón - el escuchar que le habían dado me sacó el aire del pecho. Voltee inmediatamente a ver lo que le había sucedido. No entendía ¿Porque si los recuerdos que tenía de él eran tan malos, me preocupaba tanto que lo pudieran lastimar?.