Cap 33- ¿Como en los viejos tiempos?

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Cap 33 - ¿Como en los viejos tiempos?

Natalie:

Mi mundo se derrumba a mis pies una vez más. Mi corazón se aceleraba dentro de mi pecho y se quebraba en mil pedazos al ver las balas traspasar el cuerpo de William.

¡Nooooo no, no, no él no.... él no!. No podía respirar, mi mundo había dejado de girar en cuestión de segundos y todo caía a mis pies, aplastando mi alma.

El hombre por el que dejé todo, al que le entregué mi vida, al que he amado más que mi propio ser, caía al suelo sin vida.

Todo corría de prisa, pero mi cuerpo parecía haberse congelado en el tiempo. Podía escuchar los latidos de mi corazón y mi respiración agitarse cada vez más. Las balas pasaban muy cerca de mi cuerpo, pero no podía reaccionar. Mí cerebro no entendía el peligro que mi vida corría, ni me importaba. Lo único que sentía era dolor de ver el cuerpo flácido de William, tirado frente a mi. Como pude me zafé del fuerte agarre que mi hijo tenía en mi y corrí al lado de mi gran amor.

Mis piernas flaquearon y caí de rodillas a su lado. Mis manos temblorosas volaron a su cara y acaricie su rostro llena de desesperación.

-William nooo....por favor no me dejes - supliqué entre sollozos, a la vez que regaba besos en su rostro - por favor, no me dejes, sin ti no soy nada. Tú eres todo para mí.

- Mamá tenemos que irnos - dijo Elías llorando, intentando ponerme de pie

- ¡Nooo!- volví a abrazar a William. Elías cayó de rodillas junto a mí y me abrazó.

- Mamá necesitamos irnos de aquí, no tardan en volver - yo solo negaba con la cabeza, no me importaba morir. Es más quería hacerlo, quería morir en ese momento. Él me había dicho años atrás que el día que yo dejara de existir, también lo haría él y era justo lo que yo quería ¡Dejar de existir!

- Natalie deja me llevó a William. Si no nos vamos de aquí, tu hijo y tú corren peligro. - Voltee a ver la cara del hombre que hablaba y era Anastasio.

¿¡Mí hijo!?

Aunque me sentía hueca, vacía y sin deseos de seguir, no pondría en juego la vida de mi hijo.

Asentí con la cabeza y dejé que Elías me pusiera de pie. Ahora comprendía porque no acabaron con los tres en ese momento. Anastasio llegó justo a tiempo, para ahuyentarlos.

Elías aceptó su ayuda, porque sabía que era nuestra única salvación.

Dolía demasiado respirar, saber que nunca más me perdería en su mirada. Sabía que la vida que llevamos en el pasado tarde que temprano nos alcanzaría, pero ahora que lo hizo, parecía irreal.

Esta era la segunda vez que pasaba por esto, el dolor que sentía era agonizante. Había pasado por muchos dolores en mi vida, pero con gusto volvería a sufrir cada uno de ellos, con tal de verlo sonreír una vez más. Sentía ahogarme, ese hueco inmenso en mi pecho no me dejaba respirar.

Se fue y nunca más volverá. Nunca más volverá a sonreír, ni volveré a sentir sus manos tocando mi piel, ni su cuerpo uniéndose al mío.

Después de manejar por horas, llegamos a nuestra antigua casa. Volvíamos al lugar en donde alguna vez encontré paz. Al lugar donde me enseñó que la vida te puede ofrecer algo más que drogas y alcohol. En donde me enseñó a dejar atrás la vida pasada y en dónde creamos una nueva historia.

Ahora estaba aquí una vez más, pero en vez de sentirme alegre de volver a ver estas paredes en donde tanto nos amamos, me sentía vacía, porque él ya no respiraba.

Elías se acercó a mí y lloramos por horas.

- Aquí fue en dónde te engendrados - sonreí - aún puedo recordar su rostro llenó de orgullo al saber que sería padre. Él quería lo mejor para ti... Él era un buen hombre hijo, te lo aseguro.

Enseñame a Olvidar II: volver a nacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora