Cap 6- Soy tu abuela

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Cap 6- Soy tu abuela

Will:

La besé, la besé como si mi vida dependiera de ello. Moría por sentir sus labios en los míos una vez más y no lo voy a negar, fue mejor de lo que podía recordar.

Sus labios eran adictivos para mí, siempre lo fueron, desde el primer momento que los probé. Ahora, después de más de tres años sin probarlos, era todo lo que necesitaba para enfrentarme al mundo.

Ella siempre estuvo destinada para mí, desde que nuestras miradas se cruzaron por primera vez en aquel colegio la proclame mía. Aunque todo parecía estar en mi contra, desde la razón por la que vine a buscarla, hasta el amor que sentía por Leo.

Incluso luché contra el destino haciéndome a un lado para no causarle más daño, para dejarla ser feliz aunque fuera con otro. Sin embargo, ahora estaba aquí una vez más en mis brazos. No se puede luchar contra la vida, contra el verdadero amor.

Sé que amó a Leo de verdad, pero a mí también lo hizo y aún lo sigue haciendo. Aunque en este momento no recuerde exactamente lo nuestro, su corazón no me ha olvidado. Sus ojos me lo dicen y ahora sus labios lo confirman.

Deberé luchar arduamente para reconquistarla, para ayudarle a olvidar el odio y dolor que consume su corazón. Aunque quiere recordar, su mente está bloqueando todo lo vivido, se está protegiendo de ese sentimiento que mata.

Será difícil ver cómo sufre, verla llorar por alguien que nunca más volverá, pero yo la ayudaré a olvidar. Le pondré los mejores especialistas que existan, la llenaré de amor y tranquilidad. Le daré una nueva vida.

Una vida en la​ que pueda sonreír y disfrutar de las maravillas que Dios nos da. La alejaré del mundo cruel que está acostumbrada, la enseñaré a vivir, a ser feliz. Mi amor por ella es tan fuerte que lo lograré, así tenga que vender mi alma al demonio, lo haré.

Nuestro beso se intensificó de una manera pasional e inexplicable. Mis manos se apoderaron de su piel y las de ellas se enredaron en mi pelo con gran intensidad. Era lo mejor del mundo volver a sentirla, pero de repente y sin previo aviso se alejó de mí. Sé llevo su mano a los labios y después de observarme unos segundos salió del cuarto.

Quería ir tras de ella y suplicarle que nunca más se alejara de mí, pero necesitaba estar sola por unos minutos. Necesitaba pensar y yo le daría el espacio que necesitaba, aunque muriera por tenerla cerca.

Dejé pasar un rato y salí tras de ella. La encontré sentada en las escaleras, exactamente en el lugar que nos amamos tantas veces. Se abrazaba con gran fuerza a los barrotes, como aferrándose a los recuerdos. Me senté junto a ella y tomé su mano entre las mías.

No me volteo a ver, pero al sentir mi piel cerró sus ojos.

- ¿Por qué se siente tan bien sentir tus labios en los míos, pero a la vez tan mal? Es como si besarte fuera lo correcto, pero no dejo de sentirme culpable al hacerlo. Algo aquí - se llevó la otra mano a su pecho -me dice que está mal...Como si le estuviera faltando a alguien -negó con la cabeza -además, no sé quién eres tú, no lo recuerdo...

-Tal vez no recuerdes qué papel juego en tu vida, pero​ definitivamente recuerdas el sentimiento tan hermoso que existe entre los dos. - la interrumpí,

-No lo sé, estoy confundida. - me volteó a ver -Sé que desde que te vi mi corazón se aceleró descontrolada​mente, pero las únicas imágenes tuyas que vienen a mi mente son malas. Dices que aquí hicimos el amor y te creo, lo puedo sentir, pero... - guardó silencio.

-¿Pero qué? - la incite a que continuara hablando. Bajó la mirada.

-Tu me dijiste que me ayudarías a recordar... júrame que me hablaras con la verdad - la tomé del mentón y le levanté la mirada.

-Te lo juro - sé que al jurarle eso, tendría que decirle cosas que pudieran causar que me llegue a odiar, pero le cumpliría mi promesa.

- Cuando te vi en el hospital, llegaron imágenes a mí mente... Imágenes tuyas, en las que le disparas a un hombre en la cabeza - al ella decir eso me sentí acabado. Esa fue la razón por la que me dejó, por la que me llegó a odiar. Debía decirle la verdad, esa sería la única forma de que pudiera recordar -¿Ese hombre..era mi padre?

- Antes que te responda, me gustaría decirte quién soy yo - interrumpió su abuela.

Natalie volteo inmediatamente a verla y sonrió confundida. No entendía qué tenía que ver su identidad con la pregunta que acababa de hacer.

Me puse de pie, dejando que ella tomara asiento en donde yo lo hacía anteriormente​. Esa era una confesión muy íntima y necesitaban cercanía.

- Mi nombre es Adela de Grimaldi y soy la madre de Marcelo Grimaldi, tu padre. - sus ojos se abrieron como plato al entender lo que decía. Esa mujer a la que conocía muy poco, pero por la cual sentía gran cariño era su abuela. Las lágrimas de ambas empezaron a salir de sus ojos y los abrazos llenos de amor no sé dejaron esperar.

- ¿Eres mi abuela? - preguntó en su pelo.

- Si mi amor soy tu abuela. ¿Te das cuenta? No estás sola y nunca más lo volverás a estar, porque ni William ni yo nunca te dejaremos jamás. Ahora deja te hago una pregunta ¿Tu crees que yo pudiera estar cerca a éste muchacho, si hubiera asesinado a mí hijo por odio? -Natalie me volteó a ver.

- No, pero esa imagen que... - empezó a hablar, pero su abuela la interrumpió y la obligó a que la viera a los ojos.

- Para tu padre tú eras el ser más importante del mundo. Te amaba por sobre todas las cosas y era capaz de dar su vida por protegerte. Al igual que éste muchacho, su amor por ti es tan grande que sería capaz de dar su vida por ti o quitársela a quien sea, y eso fue precisamente lo que hizo.

- ¿No entiendo? - Volteo a verme fugazmente, pero volvió su visita a su abuela.

-Tu padre le pidió que lo hiciera. Alguien te quería lastimar...O más bien, te estaba​ lastimando. Te hicieron mucho daño frente a ellos, con el propósito de que Will matará a tu padre.

-¿Quienes eran esos hombres? y ¿Porque querían que lo matará?- Pregunto inocentemente, en verdad no recordaba la vida que llevaban.

- Eran enemigos de tu padre y querían que William lo matará, para apoderarse de su territorio. William por su parte se rehusaba a hacerlo, porque sabía el gran daño que te causaría. Ellos sabían muy bien como doblegarlo, conocían su amor hacía ti y la única forma de obligarlo a hacer lo que le exigían, era lastimándote a ti. El caso es que ninguno de los dos podía soportar ver qué te torturan, tú padre le pidió que lo hiciera y él no tuvo más opción que aceptar.

Ella se puso de pie furiosa y me observaba​ con ojos asesinos.

-¿Eso te dijo él? Y ¿Tú le creíste? - su abuela también se puso de pie.

-No, no me lo dijo William, me lo dijo Leo - respondió.

Al parecer reconoció el nombre, porque su rostro cambió al instante y se contrajo de dolor.

-¿Leo? - se llevó las manos al pecho - Ese nombre...¿Quién es Leo? ¿Porque siento que me falta el aire al escuchar ese nombre? ¿Por qué me duele el pecho? - dijo a la vez que las lágrimas salían de sus ojos.

Aunque sabía que tarde que temprano tenía que hablarle de Leo, tenía la esperanza que fuera tarde. Escuchar de él solo lograría que se quebrara aún más y la alejaría de mí otra vez.

- Te duele, porque él fue alguien muy importante para ti, tu esposo - respondió su abuela. Ella me volvió a ver.

-Mi esposo ¿Es él, el hombre que prometió que siempre cuidaría de mi? ¿El que prometió que nunca me dejaría? - preguntó con voz ahogada.

-Si - respondí con voz casi inaudible. Aunque yo también se lo llegué a prometer, el esposo era él.

-¿En dónde está él ahora? ¿Él sabe que estoy aquí? ¿Cuándo vendrá por mi? ¿Por qué lo hará, verdad?

- No, no vendrá - dije.

-¿Por qué? ¿Por eso me trajiste aquí? ¿Para​ esconderme de él? - me gritó y volteó a ver a su abuela - por favor abuela llévame a donde él. Vamos a buscarlo -suplico con voz quebrada.

- Lo siento hija, pero él no vendrá...Porque...está muerto -dijo titubeante su abuela, con miedo a cuál sería su reacción.


Enseñame a Olvidar II: volver a nacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora