Cap 34 - Epilogo
Elias
Todo parecía irreal, me sentía flotar por el aire. Mi padre había dejado de existir y a pesar que no podía ni respirar, debía ser fuerte por ella.
Mi madre estaba destrozada, el amor que se tenían era envidiable y temía no pudiera salir de esta. Apenas unos momentos atrás me platicaban lo que le sucedió cuando creyó que Leo había muerto y estaba seguro que esta vez no sería mejor.
Ver a mi padre descansando en ese colchón y cómo mi madre limpiaba su cuerpo sin vida, me hundía más profundo de lo que ya estaba.
¡Perros desgraciados!
No me podía quedar aquí sin hacer nada. Si su plan era acabar conmigo, iría a donde ellos y los aplastaría como las cucarachas que eran. La sangre de mi padre no se quedaría sin ser vengada.
El puesto que tenía me daba la oportunidad de mover gente y armas a como yo lo considerara prudente, eso es precisamente lo que haría. Llevaría a medio ejército si fuera necesario, pero acabaría con esos mercenarios.
Papá me hizo prometer que no iría, pero eso fue antes de verlo caer al suelo sin vida.
Le pedí a Anastasio que cuidara de mi madre. Él trató de detenerme, pero le advertí que no se atreviera, porque si creía que mi padre era cabrón, yo lo era más. El pudo ver el odio carcomiendo mis entrañas y sabía que ni con un milagro lograría detenerme.
Me fui y junté a mi gente, les di órdenes a disparar, de no titubear ni un segundo. Éste era el cargamento más grande que supuestamente confiscaríamos, sería una guerra. Para mi gente, el conseguir medallas de honor era lo que los movía, pero para mi, la medalla más grande que podría recibir, era la cabeza de esos desgraciados.
Lo único que me tranquilizaba un poco, era saber que mi madre estaba sana y salva en esa casa. Por lo que pude ver, tenían una armada a sus afueras y no permitirían que nadie se acercara.
Siempre creí odiar a esta gente, pero ahora me doy cuenta que nunca supe lo que realmente era odiar, hasta ahora. Mi Corazón estaba lleno de odio, de hambre de venganza y no descansaría hasta terminar con cada uno de ellos.
Al llegar al lugar nos recibieron con una explosion, justo al lado del carro en donde yo iba. Me bajé y corrí a buscar refugio. Veía como hombres caían, no solo de mi lado, si no también del lado opuesto. Era una guerra sangrienta, llena de codicia y odio.
Ellos querían acabar conmigo, para según ellos acabar con el imperio Grimaldi. Yo por mi parte, quería acabar con ellos por odio y dolor de ser los responsables de la muerte de mi padre.
otra explosion se escuchó, pero esta vez del lado opuesto. Yo sabía perfectamente que no fueron mis hombres los que la detonaron. No entendía que pasaba, como pude me arrastré en mi vientre hasta llegar a un corredizo. Seguí su camino y aunque iba solo no me importaba, mi cometido era llegar a donde ellos.
De vez en cuando uno que otro salía y disparaba sin resultado. Yo era bueno en lo que hacía y no sería fácil acabar conmigo. A unos pasos de distancia pude ver hombres que no eran míos, disparando a mis enemigos.
Llevé el lente del rifle a mi ojo y el aire abandonó mis pulmones, al ver a mi madre con metralleta en mano disparando como toda una guerrera.
¿Qué hacía ella aquí? Le ordené al desgraciado de Anastasio que cuidara de ella. Mi cuerpo se puso en alerta roja y mi Corazón se quería salir del pecho, podía escuchar los latidos en mis oídos. De repente vi como su arma apuntaba a donde yo me encontraba y disparó. El cuerpo sin vida de un hombre cayó a mi lado. Volte a verla una vez más y aunque estaba muy lejos para poder ver claramente su rostro, estaba seguro que dijo, te amo.
ESTÁS LEYENDO
Enseñame a Olvidar II: volver a nacer
RomanceCuando todos creían que Natalie había muerto en aquel horrible accidente de auto, dios le da una nueva oportunidad. Fue como volver a nacer. Pero ¿Qué sucederá cuando los enemigos se enteren que aún vive? ¿Volverá a ser el blanco de los ataques de...