Cap 4- No te voy hacer daño
Will:
Soy la madre del hombre, que tú mataste - dijo con voz dura.
Podía ver en sus ojos el dolor que sentía al decirlo en voz alta. Yo no pude más que bajar la cabeza, no podía siquiera verla a los ojos.
- No bajes la mirada muchacho. Estoy enterada del porqué lo hiciste y créeme, mi hijo te agradece desde el mismísimo infierno lo que hiciste por ella. Natalie era el amor de su vida y el verla sufrir estaba fuera de su capacidad. Tú tuviste que tomar una decisión y el amor que sientes por ella te hizo actuar - la volteé a ver a los ojos y veía sinceridad en ellos - ahora, nosotros somos lo único que ella tiene y debemos de cuidarla.
Mi celular sonó, pero yo no presté atención. Ahora lo más importante era conocer los planes de la señora Grimaldi.
- Cuando uno toma la decisión de vivir en este ambiente conocemos los riesgos. Sabemos que nuestra vida nunca volverá a ser la misma. Tendremos dinero, lujos, pero nunca más tendremos paz y tranquilidad mental. Tú lo sabías muy bien y así elegiste este camino, por venganza o por lo que sea, pero lo elegiste. Ella sin embargo no tuvo la oportunidad de hacerlo, se le negó ese derecho. Cuando nació se la pedí a su padre, le ofrecí darle una vida tranquila, pero se negó. Ahora, Dios le ha dado ese derecho, esa oportunidad que se le negó al nacer. Aunque en su mente no hay recuerdos, si hay mucho dolor y miedo. El cual debemos ayudarle a olvidar, a desarraigar de raíz.
- A mí.... sí me recordó - baje la mirada - pero me teme - los ojos de la señora Grimaldi se abrieron como plato.
- ¿Te recordó? - preguntó a la vez que se llevaba las manos a la boca.
- Si, pero lo único que recordó fue cuando .... - guarde silencio, cómo podría repetirlo en voz alta. Ella pareció entender, porque una vez más me tomó la mano.
- Ella te ama muchacho y aunque su primer recuerdo de ti no es el mejor, ya habrá tiempo de recordar ese sentimiento que se esconde en su corazón. Habrá tiempo de reconquistarla, de hacer que te perdone.
Era una mujer excepcionalmente fuerte, no cabía duda que Natalie era igual a su abuela. Mi celular volvió a sonar y esta vez no lo pude ignorar, la insistencia lograba darme gran ansiedad.
Al ver el número de Alberto mi corazón saltó descontroladamente dentro de mi pecho. Me puse de pie y voltee a ver a su abuela, ella inmediatamente supo que algo no andaba bien y asintió con la cabeza.
- Alberto ¿Ocurre algo? - pregunté exaltado. Sin necesidad de que hablara, supe lo que sucedía al escuchar el sonido de balazos a su espalda. Me dirigí a la puerta - ¿En dónde está Natalie? - Pregunté antes que él pudiera responde a mi primer pregunta.
- Está en su cuarto, pero acaba de llegar un pelotón. Trataremos de contenerlos, pero es urgente que te vengas.
- Ya vamos, asegurarte que ella esté bien. Tú pagarás con tu vida si algo le sucede ¿Me oíste? - amenace y colgué. No había tiempo que perder, voltee a ver a la señora Grimaldi
- Me tengo que ir - ella asintió con la cabeza, tomó su bolso y me siguió
- Yo voy contigo - dijo sin dar oportunidad a negarme.
Al llegar al lugar pude ver como hombres bien armados iban y venían. Era obvio que no podría entrar por la puerta principal y me dirigí a la parte trasera del edificio.
Mis hombres sabían muy bien que hacer y entraron sin importarles su vida. Sabían que lo más importante en ese momento era el bienestar de Natalie.
El corazón latía descontroladamente en mi pecho y la ansiedad no me dejaba pensar. He estado en situaciones como esta cientos de veces, pero ahora era diferente. En esta ocasión, el bienestar del amor de mi vida era lo que estaba en juego.
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Enseñame a Olvidar II: volver a nacer
RomanceCuando todos creían que Natalie había muerto en aquel horrible accidente de auto, dios le da una nueva oportunidad. Fue como volver a nacer. Pero ¿Qué sucederá cuando los enemigos se enteren que aún vive? ¿Volverá a ser el blanco de los ataques de...