Capítulo 07

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Bajando del avión se encontraba Yakov Feltsman, en Moscú, Rusia.

22:43 pm

Caminó hasta la cabina donde le entregarían su equipaje, y se dirigió a la zona de taxis para que lo llevasen a su hogar, en el camino pudo divisar a muchas personas, paseando sus perros, parejas, vendedores, y más.

El clima estaba lluvioso como siempre, aún que hacía algo más de frío que en San Petersburgo, al llegar, se topó con la casa que le pertenecía, algo sencillo para un hombre divorciado.

Pagó el taxi y dio un suspiro, y entró, muchos recuerdos pasaron por su mente al momento de ingresar en su hogar, momentos que compartió con Vitya, momentos felices otros de melancolía, apretó los puños y se dijo a sí mismo ¿Por que a mi? ¿Por que ha Victor? Su cáncer estaba tardando en desarrollarse, por suerte había sido detectado a tiempo, pero hubo un tiempo en la que calló en una crisis emocional que lo llevó a enfermarse de gravedad, por lo bueno fue mejorando.

Tenía una cita agendada con el doctor encargado de su historial médico de siempre, Oleg Vinogradov, él era un hombre de unos 68 años que raro no se había jubilado, pero muy experto en su trabajo, es su médico de confianza.

Entro a su habitación y se dispuso a descansar, ampliar la mente es lo que quería por ahora, el estrés y pánico que sintió por haber perdido a Víctor lo dejó mal que tuvo que ir al su médico de confianza en Moscú, para que puedan controlar lo que es su ritmo cardiaco y su presión. Suspiró, ya con ropa cómoda se dispuso a dormir, pero el hecho de que Nikiforov, este solo, herido o hasta en el otro mundo le daba mucha impotencia, se sentía decepcionado de sí mismo al no haber cuidado lo suficiente al albino, no era su culpa claro, pero al ser el tutor de Vitya y ser como su padre le hacía que su pecho y corazón se estrujaran.

Empezó a sentir los ojos pesados y luego se fue a los brazos de morfeo, se vio a si mismo unos 22 años más joven agarrado de la mano con un pequeño de 6 años de cabellos plateados, este lo miró, poseía unos hermosos ojos azulados, mar o cielo, ese era el debate del tono.

— ¿Me enseñarás a patinar? — Sus ojos brillaron — Quiero que me entrenes, quiero ser como tú. — Una sonrisa en forma de corazón se curvearon en sus labios.

Yakov lo miró y le sonrió cálidamente al pequeño. — Te enseñaré, serás el mejor patinador sobre hielo de todos los tiempos.

De pronto la escena cambio y se vio a si mismo admirando a su pupilo de 10 años en la pista de hielo en San Petersburgo — ¡VITYA NO PUEDES HACER ESOS SALTOS! ¡OBEDECE A TU ENTRENADOR! — Al regañarlo provocó que se cayera lo que le preocupó pero al verse levantando y sonriéndole le devolvió el aire a los pulmones.

— ¡De acuerdo, pero ya quiero aprenderlos! — El pequeño de 10 años se vió muy emocionado.

— ¡Cuando crezcas más... y también deberías cortarte el cabello, te va a estorbar! — Dijo al ver que varias veces Víctor se acomodaba sus cabellos que caían sobre su rostro.

— ¡Está bien, está bien! ¡Me gusta largo! — Dijo para después terminar con un giro sobre su propio eje comenzando de cuclillas para terminar parándose de apoco subiendo los brazos para tener más velocidad.

Yakov estaba orgulloso de su alumno, aprendía rápido, y era muy hábil en el patinaje, lo hacía muy naturalmente que no se creía que antes no sabía patinar.

De pronto la escena cambio, se encontraba así mismo aplaudiéndole a Víctor Nikiforov por haber ganado el Grand Prix Final por primera vez, el de ojos azules patino asta él recibiendo los aplausos eufóricos, silbidos y gritos del público.

On The Blades© (Victuuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora