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2014.

–¿Sabes? Odio mi vida– murmuré entre dientes sosteniendo firmemente el vaso de whisky.

–¿Cómo es eso posible hermano? Eres millonario, te va bien con las chicas... juegas fútbol– miré con algo de culpabilidad al barman, mi amigo Gustav.

–Lo siento.

No importaba cuántas veces me dijera lo mismo, yo estaba totalmente convencido de que mi vida era un fracaso, no podía parar de lesionarme, ¡el jodido mundial había empezado! Y yo estaba metido en un bar de Dortmund porque, adivinen, me lesioné.

Gustav fue una joven promesa cuando tenía 16, pero un accidente de coche lo obligó a abandonar las canchas, desde entonces se había vuelto un barman deprimido y distanciado del deporte, lo conocí cuando me lesioné por primera vez, pensé que sería algo casual, pero el kinesiólogo de mi equipo terminó conociéndome más que algunos de mis compañeros.

Cada vez que miraba a Gustav me daba miedo terminar como él, pero era uno de mis mejores amigos al fin y al cabo, tenía que aguantarme y yo aguantarlo.

–Voy al baño– me levanté del mesón y caminé hasta el baño, cuando terminé lo mío una chica rápidamente se me acercó.

–Disculpa, ¿tú eres amigo del barman?– la analicé con la mirada mientras asentía, ¿un bombón como ella quería ligarse al amargado de Gustav?-. ¿Te podría pedir un favor?

–Depende.

–¿Puedes ir a bailar con mi amiga? He tenido mi mirada fija en el barman desde el inicio de la noche, pero es su primer día aquí y no quiero dejarla sola– señaló con su dedo a una morena en un rincón, apartada de la pista de baile. Reprimí mi diabólica sonrisa y asentí nuevamente despreocupado–. Gracias.

Cuando fue a la barra me permití observar el cuerpo de la morena, era guapísima, ¿había encontrado a mi chica por la noche? Sí, eso estaba claro. Ella estaba usando un vestido ceñido de color rojo, aunque se veía un poco incómoda, no parecía alemana, y su amiga había dicho que era su primer día aquí, por lo que supuse que era extranjera. Las extranjeras eran mis favoritas, se veían tan exóticas en comparación a las alemanas, y aunque siempre me vinculaban con rubias de ojos azules o verdes, prefería a las morenas. Como a la que estaba mirando y alzó la vista para hallarse conmigo.

Con paso decidido me acerqué, me miraba en shock, como si pensara que fuera una broma o que le iba pedir el número de su amiga.

–Hola– sonreí de lado.

–H-Hola– supe de inmediato que la ponía nerviosa cuando comenzó a jugar con un mechón de su cabello.

–Soy Marco, ¿cómo te llamas tú preciosa?

–Zoe.

–¿Quieres bailar?

–¿Qué?– no sé si preguntó por el volumen de la música o porque no era una experta con el idioma, pero lo repetí de todas formas y asintió levemente. Caminamos hasta la pista y empezamos a bailar.

–¿De dónde eres?– traté de hablarle más pausado para que comprendiera lo que estaba diciendo.

–Nueva York– no sabía por qué todavía no me estaba hablando de su vida entera como hubiera hecho otra chica, era muy callada.

–Una chica de ciudad, ¿ah?– hablé mi algo arcaico inglés, lo que le sacó una sonrisa.

–¿Tú eres de aquí?– alcé una ceja, para mí era raro que en mi propia ciudad no me conocieran, pero ella no era de por aquí, y además de donde viene lo más importante deportivamente es el super bowl, despreciando inmerecidamente el fútbol.

–Exactamente– relamí mis labios preparándome para la pregunta de siempre–. ¿Quieres salir de aquí?

–Oh, no gracias.

–Creo que no me entendiste, ¿quieres salir de aquí? Ya sabes, irte a mi casa– repetí ahora en inglés.

–Sí te entendí, pero... no quiero. Gracias por la oferta de todos modos– se encogió de hombros y se alejó de mí.

¿Acababa de ser rechazado? No, eso no era posible, quizás ella era lesbiana, no había otra razón lógica para que me rechazara. Gustav lo dijo, soy bueno con las chicas, básicamente es lo único que puedo hacer sin lesionarme, ¿qué mierda significaba «no, gracias»? ¿Era un nuevo código para hacerse de rogar? 

Me hervía la sangre completamente, estaba cabreadísimo, tanto así que me marché a casa, no estaba de humor para ligarme a otra muchacha.

A la mañana siguiente llamé a Gustav, sentía curiosidad de como fue su asunto con la otra chica, la amiga de Zoe. Mi parte egoísta quería que hubiera fracasado, porque esa zona de mí quería que todo le perteneciese, y que si no podía llevarse a su casa a la chica sexy, nadie más podría.

–¿Hola?

–Gustav, ¿qué tal?

–Todo bien.

–¿Qué tal con la chica de ayer?

–¿Cómo supiste eso? Pensé que me habías plantado.

–Claro que no, ella me pidió que los dejara solos.

La razón por la que eso sorprendió a Gustav fue porque Marco no acostumbraba a dejarle chicas, él era el que se las robaba con todo gusto.

–Bueno, conseguí su número.

–¡Genial! Estaba guapísima, ¿cómo se llama?

–Emery. ¿Qué hay sobre ti? ¿A quién te llevaste a casa?

–Solo una chica que venía de vacaciones– mentí. Mi ego era mayor que mi honestidad.

–¿Has hablado con Mario?– me tensé.

–No quiero hacerlo. Deja de insistir.

–No entiendo por qué estás enojado con él.

Yo tampoco.

–No importa. Debo irme, nos vemos esta noche– corté la llamada.

Aún no podía olvidar la cautivante mirada de la morena de la noche anterior, pensaba que era solo un problema de orgullo, pero no tenía ni idea de que esos mismos ojos me perseguirían hasta el fin del mundo y de que su poseedora iba a hacerme la vida imposible. Zoe iba a ser mi perdición.

Nuevo fic de mi amor Marco, prometí subirlo en Mayo y aquí esta, 1 de Mayo a las 00:10
intentaré que sea diferente al resto de fics, será 100% narrado por Marco 
espero que les guste y dejen sus votos y comentarios, muchas gracias💛🖤
pd: gracias a chilexngirl por la preciosa portada y los edits que me ha hecho

Let her go // Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora