eight

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–Tienes que estar bromeando– escuchaba voces lejanamente, pero estaba calentito, así que no quería despertar–. Dime que ustedes no...

–¡Claro que no! ¿Qué persona deja a su pareja durmiendo en el sofá después de hacerlo? Es enfermo. Además, no soy así de fácil.

–Solo preguntaba.

Sabía que tenía que despertar, pero quería aferrarme a mi cama un poco más... mierda, esta no era mi cama, me había quedado en el piso de Zoe y Emery. Recordar eso me hizo sobresaltar y sentarme sobre el sofá rápidamente.

–¡La puta que te parió Marco! ¡Me asustaste!– chilló Emery, mientras Zoe cubría su boca para no reír.

–Lo siento– me estiré y bostecé.

–¿Quieres desayunar?– preguntó Zoe con su tierna voz.

–Eso estaría bien.

Los tres nos sentamos a desayunar. Emery se alternaba para mirarnos cautelosamente, ¿de qué me había perdido? Hace un par de días me amaba. Honestamente, no me podía importar menos, no porque mi amigo esté saliendo con ella significa que nos tenemos que llevar bien. La que verdaderamente me importaba era Zoe, quien por cierto se veía hermosa esta mañana, como siempre.

–Zoe, ¿por qué siempre usas la misma camiseta de The New York Knicks? Te di una de mujer– Emery entrecerró los ojos.

–Yo creo que se le ve bien– intervine.

–Gracias Marco– rodó los ojos divertida–. Ya te lo dije, esta es la camiseta de mi hermano mayor.

Comenzaron a discutir sobre la maldita camiseta. Yo me quedé pensando en los cuadros que había visto ayer, o más bien, los cuadros que no había visto ayer. Me preguntaba cómo eran los padres biológicos de Zoe, digo, para elaborar semejante mujer se necesita al menos a un trabajador con buenos genes, ¿no? En mi cabeza me imaginaba a Angelina Jolie siendo su progenitora.

–Marco, tu teléfono está sonando– Emery me sacó de mi trance, y estaba en lo cierto. Sin ver el identificador de llamadas, contesté.

–¿Hola?

Hijo de puta tienes que venir en este momento– era Auba.

–¿Por qué?– fruncí el ceño.

–¿Por qué? ¡Porque va a empezar la semifinal del mejor torneo de fútbol! ¿Bajo que roca vives? Porque me gustaría esconderme allí cuando mi esposa se enoja.

Joder, ya iba a empezar con el tema de la copa del mundo. ¿Era tan difícil de entender que no tenía nada que ver con la selección alemana?

–Lo siento, paso. Estoy desayunando con Zoe y Emery.

¿Cómo está mi futura cuñada?– gracias a Dios no lo tenía en altavoz.

–Cállate. Me voy, adiós– corté la llamada.

–¿Quién era Marco? ¿Alguna amiga?– preguntó con suspicacia Emery. Fruncí el ceño. ¿Quién se creía para preguntarme eso? Ni que fuera mi novia, y si lo fuera, tampoco tendría el derecho.

–Emery, ¿qué te pasa? Estás de muy mal humor– Zoe se disculpó por ella con la mirada.

–No es nada– se cruzó de brazos sin despegar la vista de mí.

Definitivamente es algo. Hace solo un par de días se veía como una chica agradable, y ahora quería matarme o algo por el estilo.

Después de que termináramos de comer, Zoe fue a lavar los platos que usamos.

–Quiero que te alejes de Zoe– dijo Emery apenas nos quedamos a solas.

–¿Disculpa?

–Tengo una amiga, quizás su nombre te suene, o quizás no, considerando lo mujeriego que eres; su nombre es Jennel– me congelé cuando mencionó a la pseudo lesbiana–. Me contó ayer que cierto futbolista famoso llamado Marco Reus se acostó con ella, y su hermana, y casi toda la población femenina que conoce. Lo peor fue que dijo que estuviste con su hermana ayer, cuando Zoe me dijo que ibas a venir, ayer también.

–¿Tu punto es?– murmuré.

–Tratas de meterte en los pantalones de mi mejor amiga el mismo día que tuviste sexo con otra. Quizás si Zoe fuera diferente no me importaría, pero ella es inocente, y quiere creer que todos tenemos un lado bueno, incluso cuando no es así. Aléjate de ella antes de que la lastimes, Reus– se levantó de la mesa enojada y fue a su habitación, pegando un portazo.

Zoe salió de la cocina con el ceño fruncido. Había escuchado el portazo. Esperaba que no hubiera escuchado la conversación, al menos.

–¿Qué le ocurre?

–Se sentía mal– mentí

–Oh. La iré a ver cuando te vayas.

–No te preocupes, debería irme de todos modos– me levanté, besé su mejilla y salí.

Ni siquiera me había duchado, pero las palabras de Emery de alguna forma me afectaron, y necesitaba salir de allí en cuanto antes. Dios, ella tenía razón, soy un jodido idiota. Por más que trate de convencerme de que las mujeres no son un juego, hay otra parte de mí, probablemente la más grande, que reacciona como cavernícola cada vez que ve a una chica.

Después de darme una ducha, fui a casa de Auba. Las calles estaban vacías, y escuché varios gritos de gol, quizás demasiados.

Cuando llegué abrió de inmediato, y bufó.

–Te había invitado a ver el partido idiota, no a almorzar– bromeó.

–Aún es temprano– me encogí de hombros y entré–. Buenos días Alysha.

–¡Hola Marco! ¿Qué tal?

–Todo bien, ¿y tú?– Alysha y yo teníamos una relación bastante cordial, era una de las pocas mujeres que respetaba aparte de mi mamá y hermanas.

–También. Los dejo, voy a salir con algunas amigas, cuiden a Curtys– cogió su bolso y se fue.

–¡Te perdiste el espectáculo del año! Brasil 1– hizo una gran pausa–... ¡Alemania 7! Hicieron más goles en un partido que tú en toda la temporada, curioso, ¿no?– rió.

–Ajá– su sonrisa desapareció de inmediato.

–¿Qué te ocurre? Te ves triste... y no respondiste a mi insulto.

–Estoy bien, ¿podemos jugar fifa o algo?

–Claro. Mi pequeño está durmiendo.

Nos sentamos y jugamos fifa por un rato. No tuve ninguna piedad, simplemente anoté y anoté goles, sin importarme nada.

–Bien, ahora me dirás que te pasa– pausó el juego y me observó atentamente.

–¿Por qué siempre piensan que me ocurre algo? ¿No puedo estar de mal humor porque sí?

–¿Es por el resultado de Alemania? ¡No te sientas mal por eso!– frotó mi espalda.

–¿En serio? ¿Que Alemania humille a otro país debería ponerme de mal humor?– alcé una ceja.

–No dije eso, solo pensé...

–Estoy de mal humor porque me di cuenta de que soy un jodido idiota y debo dejar a Zoe en paz, ¿ok? Siempre termino jodiéndolo todo, primero mi chance de humillar a Brasil en el mundial y ahora mi remota oportunidad con la chica que me atrae– suspiré algo aliviado de admitirlo.

–Creo que atrae no es la palabra adecuada, yo diría que gusta– susurró.

Auba es sabio
lol marco es un pinxe idiota
pd: solo estoy haciendo lo que me dijo la bolsa en ruso, o no Mel? 🤣

Let her go // Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora