thirty eight

775 50 7
                                    

Gustav, Zo, Jenell y sorpresivamente Emery estuvieron ayudándome los últimos días en eso de recuperar a Zoe. Teníamos un plan, simple pero aparentemente efectivo, al menos según ese grupito.

Auba y Mario quisieron participar, pero al estar de vacaciones los tuvimos que apartar de todo. Se iban a enojar bastante una vez que llegaran a Dortmund, sobre todo el gabonés; según él, Zarco –así había nombrado la «relación»– había progresado gracias a él. En parte tenía razón, pero preferiría no tener nada que ver con sus alocados planes.

Hacía bastante frío cuando al fin decidimos llevar a cabo el plan. Entre todos preparamos una gran cena, la cual llevé al piso de Emery y Zoe mientras esta última estaba por regresar a casa después de una sesión de fotos.

No llegó.

Bueno, sí lo hizo, pero le tomó unas tres horas más de lo planeado, y no venía sola.

Entró al piso besándose con otro chico, y ninguno de los dos notó mi presencia hasta que ella encendió la luz.

–¿Qué mierda? ¿Cómo entraste?– preguntó después de la sorpresa inicial.

–Emery me prestó la llave, quería prepararte la cena– me dolió el pecho al ver como el otro tipo aún la sostenía por la cintura.

–¿Quién es?– preguntó el chico en el que tenía clavada la mirada.

–Soy Marco– respondí, el tipo rió con gracia.

–¿Acaso te follas a todos los Marco de Dortmund?

Vale, esta situación no podía ser simple karma.

Un atisbo de recuerdo pasó por la mirada de Zoe, pero pronto volvió a como estaba antes.

–¿Sabes, Marco? Deberías irte– pensé que se refería a mí, pero luego lo miró a él–. Solo por si acaso, te estaba hablando a ti.

El tipo rodó los ojos y se fue sin rechistar. Cuando cerró la puerta ella volvió a mirarme.

–Esto ha pasado antes, ¿no?– me estremecí.

–Se podría decir que sí.

–Supongo que fue al revés... espera, ¿no fue con la hermana de Jenell? Ella se llama Zoe– asentí avergonzado–. ¿Y qué? ¿La niña es tuya?

–Desde que te fuiste de Dortmund no estuve con ninguna otra mujer– declaré. Eso la tomó por sorpresa, pero supo recuperar la compostura.

–Lástima que no pueda decir lo mismo.

Las palabras podían ser cuchillas cuando se les empleaba con el mismo propósito. Quería clavarme.

–¿Por qué estás actuando de esta forma?

–¿Y cómo se supone que actuaba la Zoe víctima? Digo, esa fue la versión que conociste, la que te dio pena.

–Esa Zoe no me dio pena, y esa Zoe eres en el fondo, lo sé– rió sí gracia.

–No me conoces.

Exploté.

–¡¿Que no te conozco?! ¡¿Es en serio?!– me acerqué rápidamente, lo que la pilló con la guardia baja–. Estoy seguro de que puedo hablar una hora sin parar sobre ti sin equivocarme. Te conozco Zoe, te conozco mejor de lo que te conoces a ti misma, y eso es porque te has perdido. Tú no eres Zoe Jenssen, estoy segura de que ni tú misma te reconoces.

–¿Ah, sí? ¿Y quién es el culpable de eso?– en eso tenía razón–. Sobre eso de hablar una hora sin parar; lo dudo. No durarías ni un minuto.

–¿Quisieras una prueba?– asintió temeraria–. Tu película favorita es La sociedad de los poetas muertos, de hecho, te tatuaste su frase más icónica justo bajo tu seno izquierdo porque quieres tenerla cerca de tu corazón; aparte de ese tienes tres tatuajes más, todos de películas, uno de Amélie, otro de Leon el profesional y otro de la La lista de Schindler; no te gusta la pizza con piña; tu mamá es de Corea del Norte y tu papá es Caucásico; tu papá es el que cocina siempre; tienes un severo trastorno obsesivo-compulsivo, por lo que siempre andas sacándote el cabello de la cara; arrugas la nariz cuando estás aburrida; para tu cumpleaños número siete te regalaron un kit médico; siempre supiste que querías dedicarte al área de la salud, tu sueño primero fue ser veterinaria, después neurocirujana y finalmente kinesióloga; tú y Emery se conocieron a los ocho años; tienes dos camisetas de los New York Knicks, una de hombre y una de mujer, la de hombre era de tu hermano mayor y es la que siempre usas, la otra te la regaló Emery; en un futuro muy lejano te gustaría tener un funeral lleno de gente hablando de lo buena que fuiste en vida, quieres ayudar a la gente, en el fondo tienes un corazón de oro... podríamos estar aquí un día entero, ¿necesitas más datos sobre ti misma?

Parecía estar en shock por tanta información. Ella no esperaba que yo recordara cada uno de los mínimos detalles que me había dicho alguna vez, yo tampoco, pero al parecer tenía un apartado de mi cerebro exclusivamente para recordar cosas de Zoe.

Suspiró y se volteó. Otra cosa que me había dado cuenta es que cada vez que quería llorar se ocultaba, ya sea agachando la mirada o volteando la cara. Tanto Zoe como yo odiábamos que ella llorara.

–Esto no cambia las cosas, Marco. Incluso si fuera capaz de perdonarte lo que me hiciste hace dos años porque has cambiado, me mentiste. Trataste de que iniciáramos una relación ocultándome todo esto, ¿qué hubiese pasado si mi mamá no me hubiera dicho? ¿Acaso planeabas que fuéramos novios por un tiempo hasta que la verdad saliera a la luz y todo se fuera a la mierda? ¿Cuánto estabas dispuesto a dañarme?

–Nunca quise dañarte– fui rápido en responder–. Eres probablemente la persona por la que más me preocupo, en la tierra. Mi intención nunca fue dañarte.

–Incluso si no fue tu intención– se volteó nuevamente y vi como las lágrimas corrían por sus mejillas–, lo hiciste. Aunque haya sido un efecto secundario, pasó.

–Zoe, por favor– traté de acercarme, pero se alejó.

–Dame una buena razón por la que debería creerte y dejar todo esto en nuestro pasado.

Pensé, pensé y pensé, pero no encontraba una razón que pudiese darle para hacerle saber que yo era una buena persona y que sería feliz junto a mí, después de todo, ¿realmente era una buena persona y ella sería feliz junto a mí? No podía afirmarlo o negarlo, y ella no se iba a quedar con esa respuesta.

Sin siquiera meditar mis palabras, salieron solas:

–Porque te amo.

Esas tres palabras la dejaron en shock, tanto así que lloró todavía más y se acercó a golpearme en el pecho, una y otra vez.

Luego de eso dijo lo que esperaba que dijera, pero que de todas formas me partió el corazón por completo, sobretodo porque lo aseveró con mucha seguridad de que era cierto.

–No es suficiente.

______________________________

En 6 días se acaba 😭

Let her go // Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora