twenty eight

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Maratón: 1 / 3
Feliz cumpleaños NightmareLady 💛

Miré mi reloj, eran las siete con cinco minutos. En cualquier momento llegaría Zoe y, vamos, estaba en mi derecho de ponerme nervioso; era la primera vez que la vería desde que me confesé a mí mismo que la amo, ¿cómo no me iba a aterrar? Como sea, mis miedos simplemente desaparecieron cuando la vi caminar hacia mí con una sonrisa y vestida bastante abrigada. Se veía hermosa, como siempre.

–Hola– besó mi mejilla y me ofrecí a cargar su maleta, lo cual aceptó–. Gracias, estoy agotada. No pude dormir mucho anoche.

–¿Se puede saber por qué?

–Asuntos familiares, mis padres exigiéndome que me quede con ellos para navidad y Marc siendo un estúpido. ¿No te golpeó?– tomó mi cara entre sus manos y la examinó. Lo único que debió haber visto fue que me puse rojo, porque estaba intacto–. Me alegra que no te haya hecho nada... ¿cómo está Roman?

–Bien, recuperándose– tuve el impulso de gruñir, pero no lo hice, no quería que pensara que era un imbécil celoso... incluso si lo era.

Cuando llegamos a Dortmund su móvil sonó y leyó un mensaje, luego suspiró.

–Emery no está en casa y se me han quedado las llaves, ¿me aceptarías en tu casa por unas horas?

Dios, eso no tenía ni que preguntarlo.

–Claro– asentí con la cabeza y me dirigí a mi hogar.

Jenell no se hallaba en casa, estaba trabajando junto a Gustav, lo que me ponía un poco más nervioso. ¿Cuándo fue la última vez que estuvimos Zoe y yo solos en mi casa? No lo recordaba exactamente, pero podía asegurar con certeza qué fue lo que terminamos haciendo.

Tragué saliva al cerrar la puerta. Dejé las maletas cerca de la salida y Zoe se sentó en el sofá.

–Odio los viajes largos– se quejó y empezó a mover el cuello en círculos–. ¿Me harías un masaje?

Vale, ella estaba tratando de provocarme, ¡no podía pedirme eso! ¡Era débil!

De todos modos asentí con la cabeza y me senté a su lado, dispuesto a darle un masaje por encima de la ropa, pero no, ella como una pecadora se quitó la camiseta que llevaba abajo de la chaqueta que había dejado en la silla. Maldita sea, si esto no era una provocación entonces no sabía qué lo era.

Traté de ignorar cada impulso primitivo que lentamente se empezó a tomar mi cuerpo y me enfoqué en frotar sus hombros mientras pensaba en cualquier otra cosa que no fuera ella, pero su piel era suave y mi mente era sucia, así que no duré mucho pensando en cualquier otra cosa. Ella no me hacía las cosas más fáciles, cada cinco segundos emitía un sonido que se asemejaba a un gemido. Quería matarme.

Se volteó cuando comencé a parar, creo que notó que estaba teniendo un momento difícil y, ¿saben lo que hizo? Sonrió. ¡Sonrió en mi cara! Ella sabía perfectamente el efecto que tenía en los hombres.

–¿Qué pasa?– se atrevió a preguntar con tono inocente.

–Nada, ¿quieres ver una película?– dije apresuradamente.

Quería hacer las cosas bien, no quería terminar en la cama con ella como si no significara nada.

Soltó una carcajada y un segundo después estaba sentada encima mío, con sus piernas a cada uno de mis costados.

–Debo admitir que tu intento de resistirte es bastante lindo– besó mi nariz.

–¿Q-Qué haces?

–Sé que te gusto, y a mí también me gustas– besó mi cuello lentamente.

Decir que me gustaba era poco, pero me emocionó mucho que dijera que yo le gustaba. Eso era un gran paso, ¿no?

Poco a poco sentí como perdía el control, mis manos comenzaron a acariciar su suave piel sin escuchar esa vocecita en mi cabeza que me decía que parara.

Dejó mi cuello en paz y se dirigió a mis labios. Amaba besarla tanto como la amaba a ella, no podía resistirme, después de todo era la mujer que tenía mi corazón y que me tenía a mí en general, por más cursi que sonara.

Una hora después estaba acostado en la cama. Casi lo hicimos en el sofá, pero ambos teníamos frío, así que preferimos ir a mi cuarto.

Creo que me quedé dormido apenas terminamos, y Zoe aprovechó eso para irse. Suspiré resignado. De cierto modo me sentía usado, como si Zoe hubiese venido justamente para eso. Incluso si acababa de tenerla entre mis brazos me sentía... decepcionado, no lo sé.

Salí de la cama y me vestí antes de que Jenell llegara a casa y me encontrara desnudo. Creo que me daba igual que me viera así, pero no quería que me preguntara al respecto.

Pasé el resto del día encerrado en mi cuarto. Al día siguiente tuve que ir a entrenar, aunque me sentía desganado. Me merecía lo que había pasado de todas formas, hace dos años a mí no me importó nada tener sexo con Zoe, y a ella ahora le daba igual. Maldita sea, quería convencerme de eso mismo, pero no podía, ¿cómo ella no podía sentir esa conexión? Demonios, no podía simplemente no sentirla.

Entrené las horas que debía sin siquiera hablar con mis amigos más cercanos. Apenas vi a Marc la culpa se arremolinó en mi interior. Si supiera que el día anterior había tenido sexo con su hermana probablemente quedaría, como dijo Jenell, como un Theon Greyjoy post-tortura, y no solo en sentido figurativo.

Al terminar mis ejercicios diarios me dirigí a vestidores. La sala de los vestidores estaba frente a las oficinas de todos los que se encargaban del club, y me extrañó mucho ver a Auba salir de la oficina de patrocinio. Generalmente ahí iban modelos, hace un par de años me paraba afuera para ver si conseguía una chica que cumpliera con mis estándares.

–¿Auba? ¿Qué haces aquí?

–Nada, solo te salvo la reputación y además te hago un favor amoroso– guiñó un ojo y se fue. Fruncí el ceño, ya que no había entendido para nada lo que sea que hubiese dicho.

Luego de que Auba se fuera, Zoe salió de la oficina mientras reía junto al encargado de patrocinio. Ambos se estrecharon las manos y él volvió a entrar, después de eso Zoe se percató de mi presencia.

–Hey– saludó con una sonrisa, solo asentí con la cabeza–. Lamento haberme ido ayer, Emery me llamó, tuvo una emergencia.

–Está bien– no, no lo estaba. De todas formas me encogí de hombros–. Por cierto, ¿qué haces aquí?

–Firmé un contrato de seis meses, modelaré para el equipo hasta ese entonces. Ah, y tu agente también estaba allí, me habló lo del asunto de ser tu novia.

–¿Qué?– jadeé.

–Ya me había dicho, mientras estaba en New York, pero hoy discutimos el contrato y... bueno, si quieres, me gustaría ser tu novia falsa– rió levemente y yo me quedé sin aire.

Maldita sea, esto era obra de Auba.

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Argh que dolor el Martes
Al menos la bundes es linda 😂
Muy feliz cumpleaños Angy, te dedico la maratón 💛💛

Let her go // Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora