thirty one

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–Estoy esperando una respuesta de por qué nos mentiste– alzó una ceja.

Bien, estaba jodido, como, realmente jodido. Me iba a descubrir y no podría hacer nada para evitar que se lo dijera a mamá y papá y que ellos preguntaran al respecto, y así Zoe también se enteraría y yo iba a estar el triple de jodido.

–Melanie, hablemos esto en otro momento– siseé y se cruzó de brazos.

–No te vas a librar de esta charla, ¿vale?– asentí y ella fue a la habitación de invitados, a donde se dirigía inicialmente, supongo.

Esa noche me libré de esa charla. Nos fuimos bastante temprano, ya que Nico se empezó a sentir mal y decidimos simplemente cortar la cena allí. Zoe no quería estar sola en su piso, así que le ofrecí quedarse en mi casa por la noche. Desde el 2014 que no dormíamos una noche entera juntos, y estaba emocionado porque durmiera en mi pecho otra vez.

Jenell finalmente se había ido a pasar la noche con la familia de Gustav, quien se había vuelto algo así como su hermano desde que ella empezó a trabajar en su bar, así que teníamos la casa para nosotros dos solos... y vaya que le dimos un buen uso.

Si era sincero estaba algo harto de que cada vez que nos viéramos eso fuera lo que terminábamos por hacer, no se sentía como una relación auténtica, prácticamente nos estábamos usando mutuamente y eso no era a lo que yo aspiraba con Zoe. Quería pedirle que fuera mi novia, formalmente, sin contratos de por medio, pero no sabía cómo hacerlo.

–Zoe– murmuré sobre su cabello y ella emitió un sonido para hacerme entender que estaba escuchándome–. Esto me está aburriendo un poco, ¿y si salimos?

–¿Salir?– preguntó somnolienta.

–Como una cita, no lo sé. Obviamente hoy no, pero podría ser mañana, o en dos días, cuando quieras– se tensó bajo mi agarre.

–Lo siento, no salgo en citas– se alejó de mi cuerpo y se volteó para dormir.

–Oh, no lo sabía, lo siento.

Esto era obre del maldito karma, ¿cómo no iba a recordar la vez que ella me pidió salir y que la rechacé? Ese fue el conflicto que finalmente desencadenó que yo volviera a ser el idiota que ocultaba, y ahora estaba volviendo todo hacia mí, mis mismas palabras jugadas en mi contra.

Cuando desperté ya estaba solo, o bueno, no solo del todo, tenía a Jenell observándome desde el marco de la puerta con dos tazas de chocolate caliente en las manos.

–¿Tienes ropa?– preguntó asqueada y yo asentí, así que se acercó y me entregó la taza, luego se sentó en la cama–. ¿Qué drama te pasó ahora?

–¿Es muy obvio?

–Tienes una cara de tragedia que le daría pena a cualquiera– afirmó y yo suspiré–. Antes de que digas que es por Zoe, ya lo sé, ahora sáltate a la parte en que me dices el problema.

–Le dije que saliéramos, básicamente me rechazó– alzó las cejas.

–¿Me estás diciendo que duermen juntos, pero no quiere salir contigo? Vaya, me recuerda a alguien.

–¿A mi yo del 2014?

–Iba a decir que a mi yo del 2014, pero supongo que ambos estamos igual– se encogió de hombros y yo enterré mi cabeza en la almohada.

–Desearía que las cosas fueran diferentes, que todo este lío de que «uno ame al otro pero ese otro no» se cierre de una jodida vez, ¿es mucho pedir?

–Lamento informarte que sí.

Fuimos interrumpidos por el timbre, Jenell dejó su taza en mi mesita de noche y fue a abrir la puerta, cuando iba a tomar un sorbo escuché su grito. Rápidamente dejé la taza de lado y me puse unos jeans y una camisa, luego corrí hacia la puerta, y casi grito al igual que Jenell.

Era Zoe, pero no mi Zoe, sino Zoe la hermana de Jenell, y lo peor era que tenía una panza de mínimo ocho meses de embarazo.

–¿Sorpresa?– susurró, mirándola a ella, no a mí.

–¿Qué mierda? ¿Quién eres tú? Digo, sí, eres mi hermana, ¡pero no puedes ser Zoe si estás embarazada! ¡Tú nunca quisiste hijos! ¿Qué demonios? ¿De quién es? ¿Puedes responder alguna de mis preguntas antes de que muera?

–¿Por qué no te callas de una vez y me dejas explicar?– soltó aire frustrada–. Primero, ¿puedo pasar?

–Adelante– dije como pude, estaba igual de sorprendido que Jenell.

Pasó y se sentó en el sofá, ambos esperamos que hablara.

–Estoy embarazada.

–¡Creo que lo noté!– gritó Jenell, yo le toqué el hombro para que se calmara, así que respiró lentamente–. ¿De quién es?

Zoe me miró con culpabilidad, fruncí el ceño.

–¿Me estás mirando a mí?– pregunté incrédulo–. Nos acostamos una vez, y si hubieras resultado embarazada por alguna casualidad de la vida, el niño ya tendría más de un año.

–El padre no importa, pero no, no eres tú, Marco– suspiró.

–¿Entonces qué haces aquí?– cuestionó fría su hermana.

–Necesitaba verte– sus ojos se llenaron de lágrimas–. Ayer estaba teniendo contracciones, estaba en mi piso pensando en lo miserable que estaba siendo mi navidad y simplemente pasó, llegué al hospital y creí que iba a nacer, y me di cuenta de que no quiero estar sola para cuando eso pase... no quiero estar en una camilla de hospital recibiendo a mi bebé y que este solo me tenga a mí. No confío en mí del todo, no puedo hacerlo, y tú eres la única persona en mi vida que valdría la pena para estar allí con nosotras.

–¿Es una niña?– noté de inmediato que Jenell estaba reprimiendo mostrar su emoción al respecto. Zoe asintió.

–Sí... debe faltar un mes para que nazca, y sé que no es tiempo suficiente para arreglar nuestra relación al cien por ciento, pero por favor, quiero que estés ahí, no quiero estar sola– sollozó y Jenell no pudo evitar llorar, hasta a mí me costó no hacerlo.

Se acercó lentamente a su hermana y la abrazó, la estrechó en sus brazos como si tuviera la obligación de protegerla, como una hermana mayor.

Supe en ese instante que las palabras de Zoe me habían llegado, porque yo tampoco quería estar solo; por eso accedí a que Jenell se quedase en mi casa permanentemente, por eso me reconcilié con Auba, Gustav y Mario, por eso estaba intentando mejorar y no ser un ser humano despreciable como solía serlo, y por eso tenía, debía e iba a recuperar a Zoe. No me importaba bajo qué circunstancias o términos, ella iba a volver a quererme e íbamos a ser jodidamente felices, porque por primera vez me estaba creyendo que merecía felicidad, que el Marco del 2014 estaba muerto y enterrado, que era ese Marco el que se merecía estar solo, pero dos años y un montón de reflexiones podían asegurarme que no era esa persona y que ya no me merecía esa soledad.

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Pues aquí tienen su capítulo de día Domingo 💛
Según mis calculos LHG se acaba el 22 de Octubre, aunque si decido hacer dos capítulos más terminaría el 29. Tres o cuatro semanas para eso 😭

Let her go // Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora