six

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–Primero te odia y ahora te friendzonea. Es que la adoro– soltó una carcajada Auba, recibiendo de mi parte una mala mirada.

–No me ha friendzoneado, esta amistad fue de acuerdo mutuo– le lancé el joystick.

–Creeré lo que quiero creer. De todas formas, no aceptarías que te han friendzoneado aunque te apunten con una pistola, tienes un orgullo gigantesco.

–Solo cállate y juega– antes de que pudiera seleccionar al Borussia, él ya lo había hecho.

–¡Ja! ¡Toma idiota!– definitivamente quería que lo golpeara.

–Bien. Tomaré el Real Madrid.

–Marco– me señaló burlesco–, tenemos un trato.

Me tenía que estar jodiendo. No.

–Tienes que tomar el Bayern– la malicia en su mirada solo me hizo querer ahorcarlo más.

–¡No! ¿Estás demente?– me arrebató el mando de las manos y seleccionó el equipo más horrible existente. Que asco–. Te odio.

–Ahora puedes elegir dos caminos, Reus: el primero es ganar, pero con el Bayern, el segundo es que el Borussia gane, pero que tú pierdas. ¿Qué eliges?

Así fue como contra mi moral vencí al equipo de mis amores utilizando al equipo de Satanás. Después de humillar a Auba con un resultado de 5-0, recibí un mensaje de Zoe.

«Hola! Quieres venir a mi piso a comer pizza y ver películas? Mi amiga vuelve a abandonarme por su novio 🙄»

No pude evitar sonreír, por lo que Auba me miró curioso y paso seguido me arrancó el celular de las manos.

–¡Oye!– de inmediato intenté alcanzarlo, pero ya lo había leído y me observó burlesco.

–«Zoe, estoy tan enamorado de ti»– alcé una ceja a su intento fallido de imitarme.

–Yo no estoy enamorado de ella. Somos amigos.

–Tú y yo somos amigos, ella te tiene flechado– tecleó algo en mi celular antes de devolvérmelo–, de nada amigo.

«Claro, qué clase de películas veremos? 😏»

–¡Pierre-Emerick Aubameyang!– lo empujé levemente, mientras se partía de la risa.

«No lo sé, qué opinas tú? 🤔»

Obviamente ella no iba a entender mi supuesta insinuación, era demasiado inocente para eso. ¿Estaba mal si eso me excitaba? Era tan fresco y nuevo conocer a una chica que no estuviera intentando demasiado, a alguien que fuera natural conmigo, aunque debo admitir que era extremadamente irritante considerando que me atraía de maneras inexplicables.

–¿Qué dijo? ¿Ya van a ver una triple x?

–Por supuesto que no comprendió tu chiste. Ya te dije que es como una niña.

–¿Eso te hace un pedófilo?

–¡No! Estoy seguro que su cuerpo no es el de una niña.

–Como quieras Reus, todos sabemos que eres un pedófilo, mi nene dijo que te le insinuaste el otro día– puso cara seria.

–¡¿Qué?!– volvió a reír a carcajada suelta.

–Ya me tengo que ir, bro. Nos vemos otro día– chocamos puños y salió de mi casa.

Mi teléfono volvió a vibrar en mi mano, era otro mensaje, pero no de Zoe, si no de una chica a la que conocí el otro día. La tenía agendada como «Chica 10», ya que no podía recordar su nombre.

Let her go // Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora