Come back.

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Quiero decir.., En este momento, justo en este instante, las situaciones caminan despacio, lentas... El "tic, tac" tipico del reloj es un sonido provocando ecos que se clavan en el tiempo. Las gotas de agua bajan lentamente hasta golpear el fregadero, los parpados se cierran visualizando cada instante. Mi respiración se convierte en un pasatiempo de condena constante.

"Respira"

Entonces abres los ojos.

-Mujer 20 años heridas leves en piernas y brazos, herida grave torso derecho. -Simples susurros. -Enfermera dos miligramos de anfetamina, pongala el suero ya, traigan tres bolsas de sangre de cero negativo y dos de cero positivo. -Estoy consciente de todo pero a la vez de nada.

-¿Becs?

-¿Donde esta la niña?

-Sh... Pequeña, esta bien, tranquila, te desmayaste... Ella fue la que nos trajo hasta ti.

Ahora se por que en los hospitales suelen estar esas tipicas luces blancas en el techo, te atontan ademas de relajarte hasta que o bien por aburrimiento o bien por el mareo, te duermes.

-Buenos días. -No se quien es, no le reconozco, creo. -Vaya parece que ha pasado mucho tiempo... ¿Ya te has olvidado de mi? -Pienso. -Esta bien no te hagas daño. -Me da dos toques en la frente. -Profesor Karsho señorita Larso.

-Lo siento profesor yo... A cambiado mucho.

-Ya, ya veo. -Toca su barba. -Será por esto. -Rie. -Parece que los problemas te persiguen. Pero no pasa nada ya estas bien y todo esta bien. Por cierto... Ham una pregunta. ¿Te has acostado con mi hija? -Escupo el agua que estaba bebiendo, toso varias veces y escondo mi cara. -Me lo tomaré como un si. "No parece mi profesor, viste como un vagabundo y huele peor que la mierda, ademas hace mucho que no se lava los dientes. -Vamos a lo importante. -Sonrie. -Estas en la base militar de los Dobles, se llaman asi por que donde hay uno hay dos, además de ser silenciosos y armas letales con las que nadie se mete. Interesante ¿verdad? -Asiento prestando atención. -Hay cuatro unidades; Los dobles como bien te he dicho yo personalmente no me meteria con ellos. -Vuelve a reir. " Enserio este tio esta de la oya". -Luego estan los Indis, esos son mas amigables pero nunca hablan. -Susurra. -Dicen que no tienen lengua. "Un loquero por favor". -Tenemos tambien a los de Maria... Esos son unos estirados. -Se levanta de la camilla y pone un puño en su pecho. -Fieles luchadores de la antigua gobernadora, por lo tanto fieles a nosotros.

-¿Por que me cuenta todo esto?

Gira sobre si mismo para clavar su mirada en mi. -Por que luego estan los grandes Pensadores, tú, aquellos que tienen una mente privilegiada, aquellos que son incapaces de seguir normal y leyes por que por si mismos, destacan. Aquellos que guian a los ejercitos y aquellos que pese a las consecuencias se mantienen con la mente fría. Tú.

-No creo ser así.

-Ya lo creeras en su momento.

La puerta se abre, detras caminan Denia, mis padres y aquella niña.

-Hola papa.

-Hola le estaba contando a nuestra joven los ejercitos que tenemos. -Rie cual poseso. -Esta alucinando. ¿A que si?

-Ham... Bueno...

-Alucina. -Me interrumpe. -Deveriamos dejarlas a solas. -Junto con mis padres se marcha.

Decidí apoyarme en su pecho. Necesitaba escuhar sus respiraciones, necesitaba oler su aroma, esa dulzura que siempre desprende nada mas entrar en una habitación. Es de esas personas que pese a tener un mal día, da luz desprendiendo toda su felicidad, seguridad, amabilidad, todas esas cualidades que a la mayoría nos falta.

Tras cinco minutos disfrutando de sus caricias decido encender la televisión, saber que pasa es mi necesidad.

-Hoy es un día muy gratificante para mi. Como gobernadora de los cuatro estados capitales, es hora de conceder las medallas al honor, a la nobleza, lealtad... A estos chicos, jovenes luchadores. -Cada palabra era leida por sus ojos. -Incluso los rebeldes que aún se esconden seran cazados, no podemos permitirnos una sociedad donde haya este tipo de personas. Aquellos que quieren un desorden capital por las manos llenas de sangre de aquellos antepasados que una vez, fueron juzgados. Pensar por nosotros mismos en este momento no es una opción. Debemos seguir las reglas, debemos conquistar el mundo.

Sus palabras chocaban contra mis oidos como si se avecinara el fin del mundo, el último avismo. Cada palabra que salía de su boca, era una amenaza, era un ultimatum; o nos huniamos a ella, o moririamos.

-No te preocupes. -Denia besa mi cabeza. "Si, si me preocupa". Enrrealidad me preocupa quizás mas de lo que debiera, si comenzaba una guerra estaría perdida, no sabría ni por donde empezar. " Y eso es lo que esperan de mi".

Abrieron la puerta. Dos enfermeras y un médico entraron. -Buenas tardes, veniamos a ver como te encuentras. -Abrió un poco la bata dejando ver mis hombros. -¿Te duele? -Negue. -Bien veamos los brazos. -Se deslizo hasta mis codos y con cuidado apretó. -¿Bien? -Asentí. -Bien pues yo creo que estas bien, te daré el alta y podrás ir a ver a los dobles. -Sonreí, Denia le dió las gracias mientras ataba la bata.

El alta simplemente fue una firma y un sello, me dieron mi ropa, y mis amadas deportivas, convers boot. "Como me gustan". Me duche y me vestí, el dolor del estomago no cesaba, pero si me quejaba me tendrían mas tiempo ahí tumbada.

-¿Ya estas?

-Si.

-¿Que te pasa cariño? -Y entonces mi mundo se vino a bajo, me sente en el suelo y llore como núnca. -Hey... Hey... ¿Que pasa mi vida? -Me sentía protegida en cierta manera, en otras tenia muchisimo miedo, miedo a no estar a la altura, miedo de no saber por que que me tocaba a mi comenzar una guerra. Miedo y miedos... Constantes.

"APOLO 182" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora