-¿Por que yo Denia? -"No consigo entender como todo puede cambiar así". -¿Por que no otra persona?
-Vales mucho Becs. -Me abrazó. -No hablo de ellos, hablo de mi, para mi eres muy importante me has robado lo único que me importaba. -La deje seguir. -Mi persona, ahora. -Se señalo. -Todo esto... Es tuyo, y si quieres renunciar y que nos marchemos lo mas lejos posible, lo haremos.
Me lance a sus labios, cayó al suelo sorprendida fueron varios segundos los que se mantuvo sin saber muy bien que hacer, hasta que sus manos comenzaron a acariciar mi espalda.
-Lo haré.
Puerta del Oeste medio Kirat, zona de los Dobles.
El lugar es extraño, la nievla es densa, aspera y fría, no deja ver mas haya. Solo se pueden observar pequeños setos verdes con flores rosas. El silencio es extremos ni siquiera los pajaros cantan en esta zona, no hay animales no hay viento, absolutamente nada.
-Caminad despacio y en silencio. -El padre de Denia sabe moverse por estos terrenos, los demás parecemos bebes aprendiendo a gatear.
Los árboles se mantienen quietos, observando, aprendiendo como ser invisibles ante los ojos ajenos, hace frío, sin viento.
Denia camina pegada a mi, sujetandome de vez en cuando, intenta protegerme. Aunque vamos armados no la es suficiente.
-¿Quien entra en nuestras tierras sin permiso? -La montaña clava esas palabras dejandolas caer contra nosotros. Ante nuestros ojos una rebeldia de polvo nos ciega, entonces el aparece como algo mágico a punto de desatarse. Mantiene un arco en sus manos, un pañuelo en sus labios y una chaqueta con gorro que solo deja ver sus ojos. -No lo volvere a preguntar.
-Es ella. -El padre de Denia me señala mientras toma un trago de una pipeta vieja y algo oxidada. -La mujer de la que todos hablan. -Rie y toma otro trago.
-Rebecca. -Me saluda. Agacha un poco su espalda con una reverencia tipica de los japoneses. Imito su acción. -Bienvenida. -Las puertas tras el se abren dandonos paso.
Es precioso.
Un campo con hojas verdes, aquí los pajaros si vuelan, te envuelven. No tienen miedo acostumbrados por la presencia de seres humanos. El viento sopla con suavidad y donde no hubo sol, ahora calienta nuestras pieles.
Es un pueblo lleno de familias, nos miran, observan nuestros pasos.
Observo a una familia la cual clava sus miradas en nosotros, una reverencia me hace saber que estamos a salvo, imito la acción y al instante sonrio, esta paz es increible.
Me siento como si diera vueltas sobre mi misma, mirando al cielo, el cual muestra pequeñas sombras de los pajaros que vuelan cerca, esa brisa tranquila despejando mi cuerpo, el sonido de los animales pastando tranquilos, las reverencias de las familias... Me siento libre. Creo que nunca cambiaria esta sensación, incluso el corazón me late rápido de todas estas sensaciones.
Mi sonrisa no cesa, mis ojos se iluminan, mi piel acoje consigo los sentimientos que mi cerebro le transmite erizandola.
-¿Se siente bien? -Asiento bajando mi cabeza poco a poco. Denia me acoge con una sonrisa. Instintivamente la beso. -Esta gente es increible.
-Si, pero mira. -La enseño mis brazos, mi piel esta conpletamente erizada.
-Vaya... -Acaricia mis brazos. -Sientete como quieras, somos libres Becs.
Seguimos caminando. Entonces veo algo que me llama la atención, un elefante pequeño junto a su madre, sin pensarlo corro hasta allí.
Con mucho cuidado y calma me acerco, poco a poco, despacio, manteniendo la mano por delante de mi. La madre me gruñe, temo que pase lo peor, pero aún así mantengo la mano. Gruñe de nuevo acercandose a mi, cierro los ojos por miedo, sin quitar la mano.
Derrepente siento su piel chocar contra mi mano, sentir esa sensación me provoca abrir los ojos observando al pequeño apoyar su frente en mi palma, con su trompa coger mi brazo.
Acaricio su cabeza rozando la punta de mis dedos, el pequeño se acerca mas se sienta en el suelo a mi altura extendiendo la trompa hacia mi. La cojo con cuidado pasando mis dedos por esta, al estar asi nuestros ojos se observan, el pequeño penetra en los mios y yo en los de el. Puedo ver su calma, su confianza...
-Es bonito ¿Verdad? -Oigo un susurro pero no aparto la vista de los ojos del animal.
-Si, espera. -"Me transmites una paz"
El aninal ae tumba en mis piernas dejando que pueda acariciarle mejor, la madre se tumba cerca de mi espalda dejando que pueda apoyarme, acoge a su hijo con su trompa y se relaja con nosotros.
Una hora y el pequeño esta tendido en mis brazos completamente dormido, la madre tambien.
-Vamos te ayudare. -Denia estira sus brazos, me agarro a su cuello y muy despacio me va sacando, deslizandome para no despertar al pobre. -Es increible. -"¿A que se refiere?" -Por estas cosas eres tú Becs, ¿te crees que cualquiera conseguiria eso? La mayoria de nosotros no tenemos sentimientos, menos para un animal.
-No digas nosotros, tu me quieres Denia.
-Si pero jamas podría abrir tanto mi corazón, como para querer a un animal. -Confiesa con la cabeza gacha.
-Pues yo quiero un perro. -Rio. -Así que si te casas conmigo ya sabes. -Levanto su menton, sus ojos estan llorosos. -Me das mucho Denia.
-Ya bueno... No lo creo, yo no tengo ese tipo de amor que tu tienes. -Sus lágrimas caen despacio acariciando sus pomulos.
-No pasa nada, todos tenemos taras. -Rie dandome en la frente.
-Que graciosa.
ESTÁS LEYENDO
"APOLO 182"
Random-Es bastante sencillo, si tanto te molesta. ¡ACTUA! Solo una palabra para que todo tu mundo cambie, solo una miarada para saber que este es el final, solo un silencio para despertar lo que llevas dentro. Solo... Silencio. Una obra que te sumer...