Preocupado

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  Isabel



—Pensé que llamabas por otra cosa—dice Carla observándome desde la silla frente mi—, parecías tan desesperada...



Carla se da cuenta de que no le presto atención así que calla a mitad de oración, yo solo estoy prestándole atención a la ropa que le pedí a Carla hace un par de horas. Iba a mi cita mensual con el ginecólogo pero descubrí que ninguna de mi ropa me queda. Llame rápidamente a Carla para que me prestara ropa de maternidad.



Me pruebo una ropa tras otra, no imagine que a los cuatro meses mi estomago hubiera crecido tanto. A veces olvido que tendré dos bebes y no uno, mi estomago sera cada vez más grande.


—Ahora que te veo mejor, estas mucho más gorda—dice Carla desde su asiento.



—Ni me lo recuerdes—digo deprimida—, el doctor me regaña cada mes, "debes engordar un kilo por mes, no cinco" estoy harta. Es muy fácil para él decirlo, él no tiene que comer por tres.



—Si él entendiera lo que es estar embarazado no diría esas cosas—concuerda Carla riendo.



—Por cierto, ¿donde esta tu hija?



—Con su papá, no le gusta separarse de él, a veces parece que no tuviera madre. Los hijos siempre quieren más a su papá.



— ¿Los míos también querrán más a su papá?—murmuro mientras acaricio mi abultado estomago, Carla me mira con tristeza y me toma de los hombros.



— ¿Qué harás si regresa? ¿Lo has pensado?



—No lo sé. Prefiero que no vuelva.



— ¿Y cómo van las cosas con ese compañero tan guapo tuyo?—dice riendo sugerentemente esforzándose por cambiar el tema.



—Es un buen amigo—respondo sin entender bien de lo que me habla—, Las tontas tareas del profesor al menos me han servido para hacer un buen amigo.



— ¿Solo un buen amigo?—pregunta interesada—, creo que ahí hay algo más que una amistad...



—No comiences con tus insinuaciones—respondo comenzando a molestarme—, primero que todo estoy embarazada de otro, y segundo no estoy buscando novio.



— ¿A si?—dice Carla aparentemente divertida por algo que yo no entiendo—, Ya tienes cuatro meses de embarazo, pronto querrás tener un novio.



— ¿De qué hablas?—digo sin entender, pero Carla solo se ríe ruidosamente.



Me observo en el espejo y me sorprendo de cuanto tiempo ha pasado, mi estomago esta muy grande, como cuando Carla tenia unos seis meses, sera difícil llevar dos bebes dentro de mí. Sin embargo estoy segura de que podre con todo. Carla se va a casa y me deja sola, llamo al hospital para avisar que llegare tarde a la cita y el doctor prefiere dejarla para el día siguiente.



Paso el día sola en casa y aprovecho para hacer algunos deberes que tengo pendientes de la universidad. El estomago comienza a dolerme e imagino que los bebes comienzan a moverse dentro de mi y me incomodan. Pero para la noche comienzo a sudar frió, el vientre me duele terriblemente y me acuesto a dormir.



Suena el timbre y hago un esfuerzo sobrehumano por levantarme y abrir, las piernas me tiemblan y siento que no soportaran mi peso por más tiempo, casi por inercia doy un paso tras otro. Mi vista se nubla y no entiendo bien lo que me sucede, gotas de sudor caen por mi rostro. No creo poder soportarlo por más tiempo. Logro abrir la puerta principal, no estoy segura de quien es. No logro ver absolutamente nada, mi respiración se corta y caigo sin poder impedirlo...



David



No sé por qué pero estoy preocupado por Isabel, no he podido dormir bien pensando en ella. Debo verla, debo asegurarme de que esta bien. Ella se ha vuelto alguien muy importante para mí aunque ella no lo sepa. Quiero que sea feliz, quiero hacerla feliz. El idiota del padre de sus hijos no la merece, no merece su perdón.



Prácticamente corro hasta el edificio donde vive Isabel, no puedo entender la desesperación que me invade, ¿qué me pasa? Toco su puerta y nada sucede, nadie contesta. Comienzo a impacientarme, algo le sucede a Isabel, puedo sentirlo. Pienso seriamente en tumbar la puerta, pero esta se abre repentinamente, Isabel esta ante mí totalmente pálida parece que no puede ver nada, y repentinamente colapsa y se cae. Logro tomarla entre mis brazos evitando su caída.



Tiene fiebre y gotas de sangre corren por sus piernas, ¿qué le pasa? si antes estaba preocupado ahora estoy a punto de perder la razón, si algo le sucede a ella o a los bebes no sé que es lo que haría.



Salgo a la calle con Isabel en mis brazos, casi no puedo con su peso. Pero hago un esfuerzo por llevarla a la calle, logro tomar un taxi y llevarla al hospital más cercano, los doctores se la llevan y yo me quedo solo en la sala de emergencias, no sé que hacer, ni a quien llamar, solo me siento en el suelo y llevo mis mano a mi cara desesperado. Ella va a estar bien, me repito una y otra vez, pero no logro tranquilizarme.



Ningún doctor sale a darme respuesta alguna, nadie parece darse cuenta de mi presencia. Los segundos pasan con lentitud, todo a mí alrededor deja de tener sentido, no puedo perderla, sin ella mi vida volverá a carecer de sentido, sin ella volveré a perder el rumbo de mi vida. La amo, no puedo ocultarlo ni negarlo por más tiempo, la amo como a nadie, amo cada detalle de ella, hasta los bebes en su vientre, su sonrisa, su mirada.



La amo infinitamente, sé que el padre de sus hijos no la ama tanto como yo, y juro que si se recupera se lo demostrare y estaré por siempre a su lado.



— ¿Usted es el joven que vino con la señora Isabel? —dice una enfermera frente a mí, me levanto con rapidez a la espera de noticias de ella—, debo decirle que su condición es realmente mala, sufre de una fuerte debilidad y ademas esta comenzando a sangrar. Hemos parado la hemorragia peo aún hay riesgo de que vuelva a tenerla. Debido a la debilidad de su cuerpo no despierta. Sin embargo esperamos que despierte en las próximas horas. Solo nos queda esperar.



La enfermera se va y sus noticias me dejan aturdido, ¿lo único que puedo hacer por ella es esperar? esperar y tener confianza en que despertara, ella es fuerte y sé que lo hará. Pero la espera va a ser un reto para mis nervios y mi cordura. Vuelvo al mismo lugar en el suelo totalmente derrotado, ella estará bien, vuelvo a repetirme esta vez más convencido que antes. Debo confiar en ella, después de todo la principal razón para amarla es su fuerza, su coraje, su actitud ante los golpes de la vida. Ella siempre saldrá victoriosa, es una guerrera.  

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¿Embarazada de mi hermano? (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora