¿Por qué lo amo?

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¿Dónde estoy? Todo está demasiado oscuro y estoy muy desorientada como para saber qué sucede. Quiero correr pero no lo hago por temor a caerme, esta oscuridad y silencio me aterran, ¿Qué sucede?

Ni siquiera puedo recordar cómo llegue aquí... ¿Cuál es mi último recuerdo? Marcos... Sus ojos azules mirándome con ternura, siempre me ha mirado de esa manera... Su sonrisa traviesa que me encanta, aunque últimamente no sonríe como antes... ¿Por qué?

Está avergonzado, ¿De qué? ¿Qué fué lo que hizo? No logro recordar y mi cabeza quiere explotar. Pensar en Marcos no me dice cómo llegué aquí ni dónde estoy. Por inercia bajo mi mano a mi vientre y lo que siento me deja heleda... Nada... Mis bebés... Mis bebés desparecieron...

Comienzo a respirar con dificultad, busco desesperadamente la manera de calmarme. Mi garganta se quiebra y comienzo a llorar sin poder evitarlo. Mis bebés son todo para mí y ahora no están conmigo, ¿Por qué? ¿Qué demonios sucede aquí? No me importa estar sola, pero sin mis bebés...

El dolor en mi pecho comienza a ser insoportable, si hace unos minutos tenía miedo ahora estoy aterrada, ¿Qué pudo haber pasado? Si tan solo no estuviera tan oscuro...

—Si quieres claridad podrás tenerla —dice una voz desconocida.

— ¿Quién está ahí? —Grito hacia la nada, no sé si aliviarme o asustarme más ante la voz desconocida. Espero una respuesta pero no llega nunca—, quiero claridad...

Mi voz es apenas un susurro que se rompe con facilidad, sin embargo la claridad llega pronto. Me cuesta mantener mis ojos abiertos porque ya se acostumbraron a la oscuridad absoluta.

Bajo mi mirada a mi estómago cuando comienzo a acostumbrarme a la luz. Y compruebo que efectivamente está plano mi estómago. Mis piernas comienzan a temblar, y temo desmayarme en cualquier segundo. Mis lágrimas caen con más intensidad y amargura que antes.

Ni siquiera pude ver los rostros de mis hijos...

— Tus hijos están bien —dice la voz sin inmutarse—, deberías preocuparte por tí misma.

Sus palabras resuenan en mi mente una y otra vez, pero carecen de sentido. Si mis hijos están bien, ¿Por qué no están aquí conmigo? ¿Dónde estoy, demonios? Mi tristeza se convierte en impotencia y mi impotencia en ira. Comienzo a mirar a mí alrededor y puedo ver que estoy en un bosque.

Extrañamente me parece familiar, logro ver una mesa cerca de mí y comienzo a reconocer la escena. Un claro en un bosque, un mesa para dos, la luna llena en el cielo... Nunca supe cómo Marcos prendió las luces, pero en éste momento no estan encendidas.

Me siento en la mesa sin saber bien por qué, ojalá pudiera devolver el tiempo a cuando era feliz con Marcos.

— ¿Por qué? Él solo te lastimó —pregunta la voz que aún no logro entender de donde proviene ni de quién es.

—Es que él... Él... —no puedo continuar, ¿Por qué insisto en estar con él? Me hizo daño, me dejó...— pero cuándo él no está no puedo respirar, siento un vacío que solo se llena cuando él está... No es que no pueda vivir sin él, lo hice todo éste tiempo... Es solo que él me complementa.

—De verdad que eres tonta...

—Lo sé —digo sonriendo con tristeza.

La escena cambia de pronto, ahora estoy en el restaurante donde Marcos trabajaba. El mismo restaurante donde me pidió que me casara con él, fué uno de los días más felices de mi vida. En ese entonces pensé que podíamos lograr lo que fuera si estábamos juntos.

—Pero se fué... Es un cobarde...

—Todos tenemos miedo de vez en cuando —digo intentando defenderlo.

—Si, y no por eso las personas se la pasan huyendo.

—Muchos lo hacen, es decisión de cada quien.

— ¿De verdad quieres defenderlo? —dice la voz incrédula, tiene razón... No debería defenderlo... No tiene defensa posible, y sin embargo... Sin embargo no puedo cambiar lo que siento, lo intenté y no funcionó. Creo que solo ilusioné y herí a un buen chico al intentar olvidar a Marcos. También he cometido errores, también he lastimado a alguien que me quería.

No puedo dármela de digna cuando también llegué a ser mala persona... Pensar en David me oprime el corazón y solo puedo sentir una tremenda culpa en mi interior. Debo ser sincera y no solo conmigo misma, sino también con las personas a mi alrededor.

—Creo que estas lista para despertar —dice la voz sin ninguna emoción aparente.

— ¿Despertar? —es lo único que puedo decir antes de sentir que todo el aire escapa de pronto de mis pulmones. Necesito respirar... Todo vuelve a ser oscuro y no siento el suelo bajo mis pies.

Creo que está vez si voy a morir, el pánico se apodera de todo mi ser. No quiero morir todavía, no lo había pensado hasta ahora. Pero tengo mucho por lo que vivir.

Logro abrir mis ojos con dificultad y mis pulmones arden al sentir el oxígeno de pronto, pero lo que más me impresiona es sentir unos cálidos labios sobre los míos que en comparación están helados. La luz me ciega por unos segundos, los labios que me besan lo hacen con suavidad y timidez, como suplicando...

Comienzo a enfocar y no es la persona a quien quiero ver, es David el chico que me besa. Una sombra a mí lado llama y atención y puedo ver a Marcos saliendo de la habitación con la cabeza gacha.

— Marcos... —llamo con voz débil y trémula, Marcos no me escucha y sigue su camino a la salida.

Sin saber lo que hago, sin siquiera pensarlo salto de la cama. Intento ponerme de pié pero no aguanto mi propio peso y caigo en un charco de mi propia sangra.

—Marcos no te vayas... Te amo... —logro decir débilmente antes de volverme a adentrar en la oscuridad...

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Fin del capítulo!!

Los he tenido muy abandonados, lo sé... Pero soy Venezolana y lo que está pasando en mi país me tiene bastante mal y no he tenido inspiración para escribir...

Creo que se puede notar en los últimos capítulos... Sin embargo los quiero y no los olvido!  =*

¿Embarazada de mi hermano? (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora