Pesares de una cena tranquila

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La visita de David me tomó totalmente por sorpresa, y más aún que me encontrara cenando con Marcos. Esto no iba a ser nada fácil.

—Respóndeme, Isabel —dice David molesto— ¿Es por ésto que me evitas? ¿Volviste con él?

—Creo que es mejor que te calmes —dice Marcos con una tranquilidad muy peligrosa en él—, recuerda que Isabel no se encuentra bien.

—Eso lo sé mejor que tú —replica David sin mirar a Marcos— ¿Quién crees que la estuvo cuidando mientras tu huías?

—Lo sé —responde Marcos despacio—, sé bien que fuiste tú el que estuvo a su lado, el que la cuidó y protegió, no lo olvido.

—Haces bien, entonces debes saber que ella debería estar conmigo y no contigo.

—Creo que esa es decisión de ella y no nuestra.

David guarda silencio ante las palabras de Marcos, sigue molesto y le molesta aún más saber que Marcos tiene razón. Ambos deben respetar mi decisión aunque no les guste, es increíble que vuelva a estar en la misma situación que hace unos años. Quizás esta vez no deba quedarme con nadie.

—Aún no me has contestado —dice David más calmado sacándome de mis pensamientos repentinamente— ¿Estás con él?

—No —digo con sinceridad—, no estoy con él, aunque debo admitir que la situación es complicada y dudo que sea de tu agrado.

—Ponme a prueba —replica David abriendo los brazos en señal de invitación—, explícame lo que pasa.

—Marcos está viviendo aquí —respondo con seriedad mientras el color escapa del rostro de David—, se está quedando en la habitación que queda libre.

— ¿Por qué? —pregunta David apretando los puños con furia contenida.

—En primer lugar no tiene donde quedarse por ahora, y en segundo lugar este apartamento es de él, es lo justo. Sinceramente soy yo la que estoy viviendo en un lugar que no me pertenece.

—No digas eso —dice Marcos de pronto—. Esta es tu casa, en cuanto tenga un sitio al que ir me iré.

— ¿En serio lo harás? —replica David con sarcasmo, Marcos voltea a verlo con el ceño fruncido y las manos preparadas para dar un puñetazo.

—Si, lo haré. Jamás forzaría a Isabel con mi presencia. Ella bien lo sabe.

—Es cierto —respondo en un intento por calmar a David—, Marcos sabe alejarse cuando digo que no quiero estar con él, nunca me ha forzado a nada.

—No confío en él —dice David receloso, pero más tranquilo.

—Confía en mí entonces —digo seriamente—, si Marcos sabe que no quiero nada con él no forzará las cosas.

— ¿Qué pasará si quieres algo con él? —pregunta David nervioso.

—Entonces deberás respetar mi decisión —digo con calma, David me mira sin dar crédito a sus oídos—. Ven conmigo un momento.

Tomo a David de la mano y me dirijo con él a mi cuarto, Marcos reacciona al instante con pánico.

—No es necesario entrar a tu cuarto, yo puedo entrar al mío y dejarlos...

Tranco la puerta antes de que Marcos termine de hablar, a duras penas logro mantenerme seria después de esa escena. Volteo a ver a David totalmente seria, pero él me mira sorprendido colocando su mirada en cada rincón de la habitación totalmente sonrojado, quizás mi actitud deje mucho en lo que pensar así que decido hablar rápido y directo para evitar más malentendidos.

—Escúchame, David. Nosotros no tenemos una relación y aunque ed cierto que ni yo misma sé bien lo que pasa con nosotros, yo te lo dije, quiero concentrarme en mi salud y en los bebés por ahora. La situación con Marcos puede incomodarte, pero fué mi decisión y debes respetarla. Tu has hecho mucho por mí y estoy muy agradecida por eso, pero no quiero estar contigo por agradecimiento o porque me sienta obligada a ello, si estoy contigo es porque quiero hacerlo y porque seré feliz a tu lado. Pero quiero estar segura de que de hecho es así, ¿entiendes?

—Creo que si —dice David con tristeza—, es solo que es primera vez que me gusta alguien, es la primera vez que tengo a alguien a quien proteger y tengo miedo de que al final no sea yo a quien ames en realidad.

—Yo siento algo por tí, es solo que no sé que es. Lamento ser tan complicada.

Y es totalmente cierto, ojalá no fuera tan complicada, en el fondo estoy segura que es culpa de Marcos, me hizo insegura en cuanto a las relaciones con los hombres y temo ser lastimada. Pero también es porque en el fondo temo seguir enamorada de Marcos y que solo vaya a utilizar a David para olvidarlo. Dios, ¿hasta cuando voy a complicarlo todo?

David se queda en silencio unos segundos y ed entonces cuando caigo en cuenta que estamos solos en mi habitación, mi impulso fué traerlo hasta aquí, pero ahora es un poco incómodo. Y lo peor es que antes de darme cuenta David está muy cerca de mí, su rostro está a escasos centímetros del mío, tanto que puedo notar unas pequeñas pecas cerca de su nariz.

—Isabel, yo no voy a obligarte a nada, pero no voy a renunciar a tí —susurra por lo bajo con la respiración agitada—. Estoy seguro de lo que siento por tí y me aseguraré de que te des cuenta de lo que sientes por mí.

David se aparta de mí y se va antes de que pueda responder, deja la puerta abierta trás él y termina de irse. Marcos me mira confundido desde afuera.

— ¿Él te hizo algo? —dice acercándose a la puerta de mi habitación.

Yo no respondo, solo estoy de pié mirando al vacio, tener a David tan cerca a pesar de haberme acelerado un poco no fué nada del otro mundo, no fue una sensación intensa ni mucho menos y eso logra confundirme aún más, si sintiera algo por él, ¿no debería haber sentido algo más fuerte?

—Isabel, contéstame por favor, ¿Qué pasó? —Marcos llega ante mí con una mezcla de confusión y furia, sin darnos cuenta quedamos muy cerca, él ne mira a los ojos buscando la respuesta que mis labios no terminan de darle, y al ver sus ojos tan de cerca mi corazón intenta salir de mi pecho en una especie de estallido, si es así como se supone que te sientas al estar cerca de la persona que amas, lo malo es que mi corazón está latiendo de ésta manera por el chico equivocado.

¿Embarazada de mi hermano? (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora